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El laboratorio

La batalla de las urnas coloca a la Comunidad y a la provincia de Alicante en el epicentro de la disputa electoral del 10-N

El president de la Generalitat, Ximo Puig Efe/Mannuel Bruque

Cerramos la semana en la que, finalmente, se consumó lo que ya se sabía: la ineficacia de la clase política en Madrid que nos ha terminado por conducir a una repetición de las elecciones generales, marcada ya para el próximo 10 de noviembre. No suele ser la Comunidad Valenciana como tampoco la provincia de Alicante un territorio, ya saben, que tenga peso en la escena política estatal. Pero, en esta ocasión con Madrid reconvertida tras las elecciones municipales de nuevo en feudo de la derecha y Cataluña en su propio laberinto con otro pulso entre constitucionalistas e independentistas, lo que pase en las urnas de nuestra autonomía tendrá sin ningún tipo de duda una repercusión para el resto España. Un laboratorio que puede convertirse en un termómetro de la constantes vitales que transmiten cada uno de los partidos que vuelven a entrar en esta contienda.

En un bando de la izquierda que vive bajo el síndrome de ganar el relato sobre la falta de acuerdo, los socialistas, ahora mismo, tienen en la Comunidad Valenciana al presidente autonómico más importante de toda España. Necesita un buen resultado el PSPV para evitar un golpe a la figura de Ximo Puig, un presidente sustentado, a su vez, por la principal coalición de gobierno a tres bandas, compartida con Podemos y con Compromís, los socios al tiempo de Íñigo Errejón. Gran parte de las miradas, de hecho, de la irrupción del que fuera fundador de Podemos en estas generales apuntarán hacia la Comunidad Valenciana. Necesitada de un salvavidas en la campaña en la que peor se mueve, la coalición de Mónica Oltra es la primera marca que dio un paso adelante para respaldar la operación de Errejón. Así que, al margen de Madrid, lo que pase en el territorio valenciano con ese proyecto tendrá un gran impacto si esos votos, finalmente, son decisivos para la ecuación en Madrid. Un movimiento que, a su vez, avivará las tensiones entre Compromís y Podemos además en el Consell. Todo unido.

En el flanco de la derecha, al PP le viene como anillo al dedo esta convocatoria para determinar si está ubicado en la debacle de las autonómicas o en el buen resultado de las municipales. El partido que aún encabeza Isabel Bonig a la espera del camino que va trazando Carlos Mazón tiene la oportunidad de acabar con la discusión sobre el liderazgo conservador que se produjo el 28 de abril con el excelente resultado de Toni Cantó como número uno de Ciudadanos en las Cortes. Tienen ahora una papeleta los naranjas. Pueden perder una parte del impulso que lograron en uno de los territorios que les concedió un mejor resultado electoral, ahogados además en una durísima guerra interna. ¿Y Vox? Pues tiene una revalida: determinar si consolida electorado o si su avance es flor de un sólo día.

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