Mónica Oltra recomendó a Pedro Sánchez la fórmula valenciana para formar un gobierno de coalición: «Primero el qué, luego el cómo y después el quién». La vicepresidenta del Consell aconsejó al presidente en funciones seguir la vía valenciana para sacar adelante unas negociaciones frustradas en la primera investidura. La segunda oportunidad se materializará en septiembre y la izquierda valenciana es optimista: saldrá adelante un pacto que desemboque en un gobierno de coalición.

Tal vez por la experiencia valenciana, tanto PSPV como Unides Podem tienen fe en que septiembre saldrá adelante un pacto. A punto estuvo de conseguirse hace escasas semanas, por lo que en Unides Podem no se entendería que en lugar de avanzar, se retrocediera en una segunda ronda de negociaciones.

En Unides Podem perciben la estrategia socialista de acorralar el voto morado. Las reuniones con colectivos sociales y partidos (el primero, Compromís) no hace más que presionar a los de Pablo Iglesias y reducir su capacidad de voto. Una visión que contrasta con la socialista, donde mantienen que la generosidad de Sánchez con Unidas Podemos y su resultado electoral fue más que suficiente.

Pese a las tensiones, ningún partido da las relaciones por rotas. El vicepresidente segundo del Consell, Rubén Martínez Dalmau, reconoce que ha habido «interferencias» tras la investidura fallida. La secretaria provincial del PSPV en Valencia, Mercedes Caballero, habla de «relaciones suspendidas». En el caso del portavoz socialista, Manolo Mata, asegura que las conversaciones entre ambos partidos en Madrid se siguen produciendo. «Solo por responsabilidad, no pueden estar rotas», señala el secretario general de Podemos, Antonio Estañ.

El secretario de relaciones institucionales del PSPV, Carlos Fernández Bielsa, descarta que pueda producirse una repetición de elecciones. Ahora bien, si eso sucediera, deposita toda la responsabilidad en Unidas Podemos por no querer «apoyar nuevas fórmulas de gobierno». A lo mismo alude Caballero: «No puedo imaginarme que, por tercera vez, Unidas Podemos impida la elección de un presidente socialista».

Lo que resulta evidente para todos es que unos comicios en noviembre sería un fracaso colectivo. Por un lado, dañaría el sistema democrático y, además, la credibilidad de la clase política, como apunta el diputado de la coalición Héctor Illueca. Para Dalmau, sería una «irresponsabilidad».

En el caso de Unidas Podemos, una segunda vuelta de elecciones sería el peor de los escenarios. Pese a estar en plenas negociaciones para entrar en el gobierno, el apoyo electoral sufrió una grave caída el 28A. Repetir elecciones les aboca a unas previsiones nada favorables para su partido. Hay una voluntad común en todos los partidos: respetar el mandato de las urnas. Es la máxima que aplican y, desde la experiencia de haber formado un Consell tripartito, no dudan en aludir a la falta de «cultura de pacto» como responsable del bloqueo político. En el caso de los socialistas, Bielsa recomienda a sus compañeros en Madrid abrir «una nueva etapa de madurez democrática de consenso y diálogo» porque, como todos insisten, «lo importante son las políticas, no los sillones».