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Mazón y Puig rompen el bloqueo y abren una vía de diálogo en el nuevo mandato de la Diputación

La investidura en el Palacio Provincial cumple con los pronósticos y convierte al candidato del PP en nuevo presidente de la institución con el voto de Cs - El nuevo mandatario provincial tiende la mano a la negociación y el jefe del Consell se ofrece a «trabajar juntos»

Mazón y Puig rompen el bloqueo y abren una vía de diálogo en el nuevo mandato de la Diputación

«Es dialogante y flexible. Tiene pinta de que puede funcionar». Varios dirigentes socialistas reconocían ayer en un corrillo la voluntad del recién nombrado presidente de la Diputación, el popular Carlos Mazón, de aliviar las discrepancias con el Gobierno autonómico y predicar con el ejemplo. Y como si hubiese escuchado a aquellos rivales políticos que alababan, en cierta medida resignados, lo que puede convertirse en una virtud, Carlos Mazón trasladó su intención de «no defraudar» y de convertirse en acicate para que Alicante no pierda más trenes ni deje en el andén a los alicantinos en cuestiones prioritarias como la educación, el agua, las infraestructuras o la financiación autonómica. Pero, por encima de eso, «lo mollar» como dijo Mazón, fue la mano tendida para romper el bloqueo con el Consell en presencia de Ximo Puig, que pisó por primera vez la Diputación desde que llegó al Consell en 2015. Un gesto notable.

Tras asegurarse la mayoría absoluta, Carlos Mazón tomó la vara de mando e hizo propio el mensaje emocional y de unidad de «tots a una veu» para proponer un ejercicio de imaginación, dirigiéndose directamente al presidente Ximo Puig, al que pidió fantasear con la idea de que la ecuación mágica no es «más Valencia y menos Alicante».

El exgerente de la Cámara de Comercio recibió el apoyo de los 16 votos del PP y Ciudadanos, por 14 del socialista Toni Francés y 1 de Gerard Fullana, portavoz de Compromís. A excepción de Ciudadanos, los portavoces de la izquierda pronunciaron discursos con un relato político hilado que evidenciaba la importancia de ofrecer un mensaje analítico en el que, además de anunciar propuestas de cara al futuro, valoraban la trayectoria de la institución provincial y sus principales metas y convicciones. Toni Francés asumió su papel en la oposición como «motor de cambio y progreso para los municipios». El más crítico fue Gerard Fullana, quien reivindicó ser fuerza de Gobierno en el Botànic y apostó firmemente por un cambio del paradigma político para dar más protagonismo «al pequeño comercio y a las pequeñas poblaciones». El portavoz de Ciudadanos, Javier Gutiérrez, levantó la bandera de la transparencia y aseguró que gestionará eficazmente cada euro pero evitó pronunciarse sobre las cuentas del PP en la Diputación. Ninguna referencia tampoco a su promesa electoral de cerrar las diputaciones. No toca. Ahora ya gobiernan.

«Valencia, Alicante y Castellón son una Comunidad y, probablemente, la provincia menos entendida de las tres es Alicante. Es hora de acabar con eso y es hora de que comencemos a entendernos». Con esta frase de Antonio Fernández Valenzuela, expresidente de la Diputación y de la Cámara de Comercio y uno de los referentes socialistas de la provincia, Mazón trató de evidenciar en su discurso que no es un político de romper puentes ni de ambientes crispados, sino que su objetivo es retirar las armas que apuntan a la mesa «para poder sentarse a dialogar». En esta propuesta de cambio de dirección hacia un entendimiento con el Botànic y ante la atenta mirada del presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, y el número dos del PP, Teodoro García Egea, el nuevo mandatario tendió la mano para partir de cero y cambiar la manera en la que ambas instituciones se han relacionado en los últimos cuatro años con César Sánchez al mando de la Diputación. Un escenario de bloqueo y batalla campal que se ha escenificado duramente en los tribunales.

A tenor de sus palabras de ayer, el nuevo mandato se basará en un modelo de cooperación «frente a otro de imposición», según Mazón, quien pidió a Ximo Puig que deje de impulsar leyes autonómicas «contrarias a la provincia de Alicante» en referencia a los decretos sobre Turismo, las Mancomunidades, los servicios sociales o los relativos al valenciano. Pese a sus reivindicaciones y a su empeño por mandar el mensaje de que la decencia ha venido para quedarse con la creación de un nuevo observatorio de la transparencia, Carlos Mazón no hizo ni una sola referencia al casi medio millón de euros de transferencias que el grupo popular envió al partido durante los últimos cuatro años sin mostrar ni una sola factura a los grupos de la oposición.

En sus primeras palabras al frente de la institución se comprometió a que que lo primero que hará el lunes será cursar una petición para entrevistarse con Puig y tratar «asuntos concretos», como infraestructuras, carreteras, el área cultural y cooperación en diversos ámbitos. En su opinión, la falta de comprensión hacia la realidad alicantina ha sido la principal causa de desavencias de los últimos años, por lo que defendió que «desde el discurso valenciano debemos hacer más fuerte Alicante. Mi mano alicantina y valenciana queda tendida». No faltó en su intervención una reivindicación a la herencia que le han dejado sus antecesores. Y es que, a sus 44 años, Mazón es el quinto político del PP que preside la Diputación de forma consecutiva tras Julio de España (1995-2003), José Joaquín Ripoll (2003-2011), Luisa Pastor (2011-2015) y César Sánchez (2015-2019). El popular regresa por la puerta grande a la Diputación una década después de dejar su puesto de vicepresidente y tras pasar estos años como director gerente de la Cámara de Comercio.«No dejaré de buscar puntos de encuentros y consensos con PSOE y Compromís». Así anunció que la próxima semana también iniciará una ronda de contactos con todos los grupos políticos en la totalidad de las áreas de Gobierno. La intervención terminó con la oferta de Mazón a Ximo Puig para «imaginar juntos» y resolver el problema que diagnostibaba Valenzuela.

Puig aboga por cooperar

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, visitó por primera vez el Palacio Provincial junto a las conselleras alicantinas Ana Barceló y Carolina Pascual. Antes de comenzar el acto, también mostró su voluntad de entablar conversaciones con el nuevo presidente para sacar adelante proyectos comunes. El jefe del Consell defendió que las instituciones deben «cooperar, colaborar y avanzar» para evitar confrontaciones. A las puertas del Palacio Provincial y ante la presencia de medio centenar de periodistas y fotógrafos, Puig afirmó que «es un día en que legítimamente y democráticamente se elegirá al presidente de la Diputación, que contará con todo el reconocimiento institucional que merece una institución democrática». Tanto el jefe del Consell como el alcalde de Alicante, Luis Barcala, anunciaron que el próximo martes mantendrán una reunión para priorizar los asuntos más destacados, aunque sin pronunciarse sobre los detalles de esas cuestiones. «Las instituciones estamos para ayudarnos y trabajar juntos, cada uno defendiendo aquello que son sus competencias y voluntad de gobierno», aseveró Puig. Empieza otra etapa.

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