Resuelta ya casi por completo la elección de diputados provinciales, a los socialistas les toca ahora intentar restañar las heridas que se han abierto con la maniobra que puso en peligro la elección de Toni Francés, alcalde de Alcoy, para ocupar el escaño y convertirse en el futuro líder del grupo en la Diputación. El principal objetivo es tratar de trazar un posición de relevancia que permita a Francés ir consolidando su figura con una proyección provincial. La marcha de José Chulvi a las Cortes Valencianas deja al edil alcoyano como principal referente del PSPV en el territorio en el que el bloque de la derecha con el PP y Ciudadanos al frente se muestra con mayor fortaleza. La salida que le queda Toni Francés, por tanto, es tratar de pasar página de una revuelta en la que nadie sale, desde luego, ganando. Todo lo contrario.
Frente a eso, los derrotados tratan de poner paños calientes para sortear las sanciones disciplinarias que se les vienen encima. El alcalde de Alcoleja, Quico Fenollar, que encabezó la rebelión socialista para relegar a Francés, expresó su confianza en que el partido no inicie ahora una «caza de brujas» contra los que le han apoyado. Fenollar, como se ha venido informando, plantó cara a la cúpula del PSPV presentando una candidatura alternativa a la del alcalde de Alcoy, Toni Francés, quien era el aspirante oficialista. Al final ganó el primer edil alcoyano por 43 votos a 29. El desafío, con todo, va a tener consecuencias, puesto que la direción provincial del PSPV ya ha abierto expediente a Fenollar, siendo inminente su expulsión temporal, como recoge el artículo 98 de los estatutos socialistas. Con todo, el protagonista de este desafío no se arrepiente. Es consciente de que ha contravenido las normas internas del partido, pero reitera que su objetivo y el de todos los que le han apoyado «era que los pueblos pequeños, que son para los que está concebida la Diputación, tuviesen voz propia en la institución, algo que en estos momentos no sucede».
Niega, como ha venido afirmando Toni Francés, que la suya haya sido una candidatura personalista. «Contaba -señala- con avales de 13 poblaciones, pertenecientes a alcaldes y concejales que pensaban exactamente lo mismo que yo. De hecho, teníamos 33 avales y pensábamos que podíamos llegar a ganar, pero las presiones han sido muy fuertes y además hubo ediles que no pudieron venir a votar porque trabajan». Llegados a este punto, también quiso dejar claro que él representa a una serie de personas que «no vivimos de la política, al contrario que otros. Yo, sin ir más lejos, soy psiquiatra y vivo de mi profesión. En conjunto somos gente que trabaja de forma totalmente altruista. Queríamos que se afrontaran problemas como la xylella, las malas comunicaciones o los servicios».
Respecto al expediente que le ha abierto el partido, Fenollar subraya que «de momento no me han notificado nada y sería el primero de mi vida», aunque señala que lo asumiría «porque soy consciente de que he contravenido las normas internas del partido, pero no así la ley». Lo que no entendería es que el PSPV «iniciara una caja de brujas contra todos los que me han apoyado. Insisto en que somos gente que no vive de esto y además podría ser contraproducente para el propio partido, que perdería representatividad en el conjunto de la comarca». En relación al motivo por el que fue elegido para encabezar la candidatura, hace referencia a los tres años que ha estado al frente de la Mancomunidad del Xarpolar. «La gente ha visto cómo trabajo y consideró indicado que yo intentase acceder al acta de diputado». Con todo, niega también que haya encabezado una insurrección. «Solo espero que el partido tome nota y de cara al futuro cuente más con las bases», dijo.
