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Puig traza un nuevo relato: del problema a la «vía valenciana»

El titular del Consell marca en Madrid su hoja de ruta para el segundo mandato del Botànic: impulso social, vertebración territorial y cohesión generacional

El presidente de la Generalitat, durante su intervención de ayer en el desayuno informativo de Europa Press celebrado en Madrid. europa press

Hace ahora cuatro años, recién conquistada la Generalitat para la izquierda después de dos décadas de gobiernos del PP, el jefe del Consell, Ximo Puig, se fue a Madrid para presentar en sociedad el plan de aquel primer Botànic de los socialistas junto a Compromís en el gobierno. Su objetivo entonces era visibilizar el «problema valenciano» con dos patas. Resolver el maltrato histórico a la Comunidad Valenciana por parte del Estado tanto en la financiación autonómica como en las inversiones. Y levantar la «hipoteca reputacional» de un territorio que era más noticia por los casos de corrupción que hundieron al PP que por su extraordinario potencial económico y social. Desde ayer, sin embargo, ese «problema» se ha convertido en una «vía valenciana». Una alternativa basada, como opina Ximo Puig, en la estabilidad que ha mostrado el Pacte del Botànic como una fórmula para atender la diversidad y la pluralidad como un «único gobierno».

No cambiará de guion el presidente para este segundo mandato. La esencia del Botànic continúa siendo la misma a la hora de desplegar su gestión. Pero, sin embargo, el relato que aplicará durante esta segunda legislatura empieza a ser muy diferente. Durante su visita a Madrid para intervenir en los desayunos informativos de Europa Press, Puig detalló una receta que estará marcada por las políticas sociales con un especial impulso a la creación de empleo, la vertebración territorial desde la diversidad de la Comunidad Valenciana y la cohesión generacional tanto en la atención a los mayores como en una de las grandes preocupaciones de los jóvenes: la emergencia climática. Ayer habló solo una vez de la «hipoteca reputacional» para dejar claro que, después de cuatro años de gobiernos de la izquierda, ya se había levantado. «Hemos pasado de la corrupción a la honradez a la transparencia», subrayó. Y ni citó aquel «problema valenciano» para, por contra, poner encima de la mesa una «vía» pactada por la izquierda con gran parte de la sociedad de la Comunidad que puso como ejemplo de convivencia política. «Pactar no es traicionar», lanzó Puig en un discurso en el que rechazó de plano volver a las urnas ante el bloqueo político en Madrid. «Sería irresponsable el que lo provocara», advirtió.

Como guía de un gobierno que aún tiene pendiente de cuadrar parte de su arquitectura institucional, Puig desgranó una hoja de ruta para los próximos cuatro años que deberá estar marcada, subrayó, por la cohesión social, territorial y generacional. Primero. «Tiene que haber crecimiento económico y justicia social. Una tasa de paro en 2023 por debajo del 10%, una convergencia en la media de la renta per cápita además de crecimiento económico para todas las personas y el conjunto del territorio como recoge el Acuerdo de Alicante», dijo el presidente. Segundo. «Tiene que haber -insistió- cohesión y vertebración en nuestra Comunidad. Y un crecimiento sostenible con diversidad territorial para combatir la despoblación en el mundo rural», apuntó antes de poner en valor la «suma de identidades» de una Comunidad que es «de Miguel Hernández y de Vicent Andrés Estellés», dos grandes poetas icónicos, uno en castellano y otro en valenciano. «En eso radica la potencia que tiene nuestra tierra. Nos queremos así como somos. Así de complicados», explicó.

Uno de los puntos claves de esa vertebración territorial, como reivindicó durante el turno de preguntas, es el desarrollo, junto a la finalización del Corredor Mediterráneo, del proyecto del AVE entre Alicante y Barcelona, que tendría un impacto determinante con la mejora de la conexión en el tramo que va entre las comarcas alicantinas y la ciudad de València antes de enfilar hacia Cataluña. Una autonomía, recordó, que es el principal socio comercial de los valencianos -«nos preocupa todo lo que pase allí», reconoció- y para la que pidió una solución dialogada dentro de los cauces legales sin generar aún más inestabilidad. Y tercer eje de esa «vía valenciana». Combatir la quiebra generacional con la conciliación familiar que permita cuidar a las personas y poner en el centro de la acción polìtica del Consell la sostenibilidad ambiental para hacer frente a la emergencia climática. «¿Cómo no vamos a hacerlo por nuestro hijos y nietos?», se preguntó.

Pero para poder desarrollar esa hoja de ruta del Botànic II, el jefe del Consell marcó un requisito «ineludible». Lo único que no ha caído del relato de 2015: la reforma de la financiación autonómica para la que vislumbra Puig un escenario favorable en una legislatura en la que se cumplen cuarenta años del Estatuto de Autonomía. «Queremos ser españoles iguales que el resto con el mismo dinero que la media», aseveró Puig ante la ministra María Jesús Montero, que seguía el acto desde la mesa presidencial. Y eso supone un cheque, aunque el jefe del Consell no lo cuantificó en cifras, de más de 1.300 millones anuales. «Queda mucho por hacer», admitió el presidente que, tras anunciar en su día que no volvería a liderar el PSPV, ahora evita ratificar aquella decisión. «La tomaré cuando llegue el momento», dejó abierto a la vez que cogía el guante que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, le lanzó en la introducción al concederle cuerda política para rato. Y es que, quizá, la sucesión de Puig sea el propio Puig.

Medio Consell, Zapatero, tres ministras, empresarios y alguna ausencia destacada

A la conferencia celebrada en un céntrico hotel de Madrid asistió el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el que Ximo Puig cenó el lunes; además de seis miembros del Consell con el vicepresidente y líder autonómico de Podemos, Rubén Martínez Dalmau, a la cabeza. Fue el único con el que Puig tuvo un gesto citándole en el discurso. Otros cinco consellers acudieron al acto: los alicantinos Rafa Climent y Ana Barceló junto a Vicent Soler, Gabriela Bravo y Arcadi España acompañando a las ministras Montero, Magdalena Valerio y Dolores Delgado. Llamaron la atención dos ausencias: José Luis Ábalos y, sobre todo, la número dos del Consell, Mónica Oltra. También estuvieron los senadores José Asensi y Josefina Bueno junto a los diputados Alejandro Soler, Patricia Blanquer y Yolanda Seva además del secretario del Ministerio de Infraestructuras, el alicantino Julián López Milla. De entre los empresarios, el presidente de la CEV, Salvador Navarro; Toni Mayor, de la patronal turística Hosbec; y el alicantino Antonio Arias.

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