El cambio que se avecina en la Diputación con la llegada de Carlos Mazón a la presidencia al frente de una coalición entre el PP y Ciudadanos apunta, al menos en este arranque del mandato, a una nueva relación entre la corporación alicantina y la Generalitat. Ambas instituciones, enfrentadas a brazo partido durante estos últimos cuatro años y sin apenas trato, ya han abierto una vía, todavía informal y embrionaria, para intentar reconducir los contactos en el inicio de este mandato. Durante el mandato anterior, la relación entre el Consell y la Diputación, presidida por un César Sánchez ahora de exilio político en Madrid, fue un foco permanente de conflicto con pulsos en los tribunales, trifulcas políticas y ni una sola presencia del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en el Palacio Provincial, convertido por estrategia del PP en el principal ariete de oposición a la primera versión del Consell del Botànic.
Ahora parece que, al menos inicialmente, el panorama puede cambiar y abrirse, al menos, un escenario de una cierta colaboración entre la Generalitat y la Diputación de Alicante. Hay dos cosas que no han cambiado. El gobierno valenciano continúa en manos de la izquierda y, a la vez, la corporación provincial se mantiene con un presidente del PP que necesita del respaldo obligatorio de los dos diputados provinciales con los que contará Ciudadanos. Pero hay otros dos elementos que, sin embargo, sí han variado. En la Generalitat, los socialistas, más partidarios de una estrategia de corte moderada y transversal, tienen más peso frente a sus socios de Compromís y Podemos, más proclives a un mayor control del papel de las provincias. Y en la Diputación cambiará el presidente. Ya no estará César Sánchez y llega Mazón que, ojo, no solo tendrá un liderazgo territorial en Alicante sino que será una voz dentro del PP con impacto en el conjunto de la Comunidad en tanto que la Diputación vuelve a ser la única gran institución en manos de los populares.
Así que, en estos momentos, hay ya un espacio abierto, al menos en este arranque del mandato, para limar asperezas. Esa línea de interlocución se concretó durante la noche de la cremà en el balcón del Ayuntamiento de Alicante. Al calor de la Fiesta que relaja todo tipo de tensiones, Carlos Mazón, virtual presidente de la Diputación una vez que se constituya la institución a finales de julio, conversó durante unos minutos con el nuevo conseller de Infraestructuras, Arcadi España, que estaba en la gran noche alicantina en representación del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, junto a la nueva consellera de Innovación, Carolina Pascual. Ni Mazón ni España, hombre de la absoluta confianza de Puig y aspirante a su sucesión, se conocían con anterioridad. Pero sí comparten amistades comunes y durante la retransmisión televisiva de À Punt se les pudo ver codo a codo en algún momento de la velada. Ambos saben que van a jugar un papel determinanente en el tablero de la política valenciana que se avecina durante esta legislatura.
Y, efectivamente, hubo una conversación entre ambos. Aunque no se entró en detalles más alla de cuestiones metodológicas, Carlos Mazón y Arcadi España sí hablaron sobre la necesidad de que ambas instituciones -la Diputación y la Generalitat- tengan una relación leal que no esté marcada por la apertura de guerras estériles que perjudiquen a los ciudadanos. Pero, además, lo más importante, explicaron fuentes conocedoras de la la conversación, es que quedó abierta una línea de interlocución entre ambos dirigentes para el futuro. De hecho, una vez que se produzca la elección de Carlos Mazón como presidente de la Diputación, el nuevo mandatario provincial y el que, sin duda, es el hombre fuerte de este Consell mantendrán algún tipo de encuentro informal que, como ya se sabe, son los mejores para resolver problemas.
