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Una dirección provincial del PP interina y con fecha de caducidad

Los populares no descartan adelantar el congreso provincial para elegir a una nueva ejecutiva liderada por Carlos Mazón que sustituya al «clan de alcaldes» que ahora se ha hecho con el mando de la cúpula alicantina

Un momento de la ejecutiva del PP del martes con Bonig, Císcar, Eduardo Dolón y Toni Pérez. héctor fuentes

Viene tiempo de cambios en el PP. La consolidación del nuevo equipo de Pablo Casado al frente del «aparato» popular, a pesar del fuerte retroceso que ha sufrido el partido en las urnas en el ciclo electoral que acaba de terminar, ya se ha cobrado su primera víctima. José Císcar, presidente popular hasta ahora, se marcha por voluntad propia pero sabiendo que tenía ya un tope. Casado resiste, en gran medida, por dos razones: todos los territorios están más o menos igual de mal y ha logrado que Madrid caiga del lado de la derecha. En el país de los ciegos, ya se sabe, el tuerto es el rey. Y todo ese escenario abre una etapa de movimientos que, como es sabido, siempre genera conflictos y tensiones y que se alimenta, además, de una dirección alicantina controlada por el nuevo «clan de alcaldes», que está de paso. Es completamente interina y con fecha de caducidad. Afronta un mandato máximo de dos años en función de la fecha de convocatoria del congreso provincial o, incluso, podría ser un plazo más reducido si se cumple la previsión que empieza a manejar la cúpula del PP para adelantar esa cita a una fecha sin cerrar de los próximos meses en función del ritmo de consolidación que alcance el nuevo liderazgo provincial de Carlos Mazón en la Diputación.

Pero lo cierto, en cualquier caso, es que, a pesar de que la dirección del PP insiste en que el equipo formado por alcaldes con el tándem formado por Eduardo Dolón y Toni Pérez es lo mejor con lo que cuenta en estos momentos tras las elecciones municipales, estamos ante un equipo interino y con poca capacidad de movimiento. Saben que no van a asumir el control del PP en el futuro y su margen es, por tanto, mínimo. Reducido. Saben que el mando va a ser para Carlos Mazón con el respaldo directo de Teodoro García Egea, secretario general del PP y el hombre de confianza de Pablo Casado, y por tanto, de facto, las riendas del partido volverán a estar controladas desde el Palacio Provincial, como ocurrió casi siempre.

Liquidada la bicefalia de este último mandato con José Císcar ya fuera de la sede del PP y César Sánchez a punto de salir de la Diputación para quedarse en Madrid, ahora viene la regencia de los alcaldes antes de que la sala de mandos popular vuelta a estar dirigida con un sistema más clásico desde el Palacio Provincial, como ocurrió durante la época de Julio de España o de Joaquín Ripoll. El nuevo presidente provincial del PP y alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, certificó ayer el escenario de interinidad al que se ve abocado su partido y evidenció que el futuro de la dirección no está en sus manos. Es un mandato de transición hasta que acaben concretándose fórmulas que permitan escenificar la llegada de Carlos Mazón a la presidencia provincial del PP y del nuevo equipo que desplegará la estrategia electoral de cara a los comicios de 2023.

En sus primeras horas como presidente provincial del PP tras la inesperada dimisión de Císcar, Eduardo Dolón, hasta ahora secretario general y por tanto número dos del partido, se dejó ver junto a otros cargos de la cúpula popular como el coordinador provincial Raúl Dalmau; el concejal ilicitano Juan de Dios Navarro; o Javier Sendra, vicepresidente de la Diputación, en la mascletà de las Fogueres de Sant Joan. Una evidencia de la apertura de una nueva etapa en el PP... aunque sea provisional. No hay nada mejor para visibilizar el arranque de un periodo diferente que el gran escaparate que genera la Fiesta. Pero, en cualquier caso, las primeras declaraciones de Eduardo Dolón, también en estos momentos vicepresidente de la Diputación, fue para confirmar que no tiene idea de continuar en el cargo una vez que se agote la interinidad y que ha tenido que asumir el cargo forzado, en gran medida, por la renuncia de Císcar, que el hasta ahora presidente provincial del PP llevaba un tiempo madurando para terminarla de cerrar el pasado sábado con la constitución de los municipios.

«No tengo ninguna aspiración de presidir el partido en 2021», dijo Eduardo Dolón en declaraciones a Radio Alicante-Cadena Ser en relación a la fecha en la que, en teoría, se debe celebrar el próximo congreso provincial del PP. «Yo no quería ser presidente. He tenido que asumir el cargo por responsabilidad tras la dimisión de Císcar», detalló. Dólon aseguró que la renuncia de Císcar le había sorprendido y que se ha producido por una motivación «única y puramente personal y no por desavenencias con la dirección del PP en Génova». Efectivamente, tras las elecciones y a pesar de un retroceso generalizado en las urnas, la dirección nacional del PP, aún sabiendo que Císcar no era de su cuerda, decidió aplazar la resolución sobre su relevo durante un tiempo hasta encauzar la llegada de Mazón. Pero Císcar se ha adelantado a esa jugada. Y Génova ha aceptado la decisión además de organizar una transición pactada.

«Si esas discrepancias fuesen ciertas, yo no sería presidente del partido ahora porque soy una persona de máxima confianza de Císcar», señaló Dolón, que insistió en que todos en la formación popular son «casadistas» y están «unidos y respaldados por la dirección nacional». Dolón reveló que intentaron convencer al ya expresidente del PP para que continuara en el cargo, aunque sin éxito. Y asegura que, aunque no quería ser presidente provincial del partido, está «muy motivado» para el reto que tiene por delante. Respecto a si continuará en la Diputación durante el próximo mandato con Mazón, asegura que está a disposición del futuro presidente, que tendrá que gobernar de acuerdo con Ciudadanos. «Carlos Mazón es el mejor candidato para presidir la Diputación. No es el futuro, sino el presente del PP en la provincia», destacó el alcalde de Torrevieja en la citada emisora.

A pesar de las declaraciones de Dolón, de las lágrimas de Isabel Bonig en la convocatoria del comité ejecutivo provincial celebrado el pasado martes y de las intervenciones en esa reunión, todas orquestadas, el «duelo político» de José Císcar ha sido frío y resuelto con una cierta indiferencia dentro de la organización. A partir de ahora se dedicará en exclusiva a su escaño de las Cortes Valencianas después de siete años como máximo responsable del PP en la provincia de Alicante, refrendados en dos congresos. El que le eligió como presidente y el que, posteriormente, le ratificó para un segundo mandato en Torrevieja. Aunque en el PP quieran ofrecer una cierta imagen de normalidad, lo cierto es que la salida de Císcar conduce, de forma ineludible, a una renovación importante de dirigentes que han estado en la primera línea durante los últimos años. La base del próximo ciclo electoral, a partir de que se resuelva la ecuación de la sucesión con la llegada de Carlos Mazón a la presidencia del PP, será el «aparato» político que se genere en la Diputación junto al «clan de alcaldes» que han conseguido que los populares alicantinos sean los únicos capaces de poder aguantarle el «tirón» a la izquierda.

Eduardo Dolón, el hombre de las dos caras

El talante optimista y afable y su cercanía quizá sean los grandes atributos que ha exhibido en Torrevieja Eduardo Dolón, quien parece no ha perdido la sonrisa ni un día de su vida y que se ha pasado cuatro años «en campaña» para recuperar la Alcaldía y por mayoría absoluta sin descuidar el resto de responsabilidades. Sus detractores dicen que no se le conoce un mal gesto pero tampoco un gran éxito y que detrás de los cargos hay una persona sin grandes virtudes de liderazgo. Una imagen en Torrevieja que, sin embargo, contrasta con su paso por la Diputación con César Sánchez y como número dos del PP con José Císcar: ni una palabra y mínima visibilidad. Lleva en la política media vida, pues va para su quinta corporación aunque comenzara en la antesala de la Alcaldía de Pedro Ángel Hernández Mateo, su mentor y quien lo eligió como sucesor hace ya ocho años por delante de Joaquín Albaladejo. Ambos son el ying y el yang de la política torrevejense. El hombre bueno y el hombre malo del PP. Eduardo Dolón apenas habla hoy de Hernández Mateo, pero se nota que aprendió de él todos sus trucos sobre cómo manejarse en política desde el cómodo sillón que éste le puso en la Concejalía de Cultura. Desde la llegada de Pablo Casado ha sabido laminar en Torrevieja a todos aquellos fieles que querían quitarle peso político. Le ha salido bien. Casado y con dos hijos, terminó sus estudios superiores en la UCAM compaginándolo con sus cargos públicos y, aunque ha tenido una discreta gestión como diputado de Turismo encontró tiempo estos cuatro años para aprender lo dura que es la oposición y lo necesitado que estaba de salir a la calle, de visitar urbanizaciones y de saber cuáles eran las demandas de sus vecinos. Una cara en Torrevieja y otra diferente en Alicante.

Antonio Pérez, un alcalde del «poble»

Hubo un tiempo en el que decir que alguien era un alcalde de «poble» le situaba en una especie de segunda división de la política. Pero eso no le importó nunca a Antonio Pérez Pérez, dedicado desde hace más de dos décadas casi en exclusiva a cumplir su sueño: ser alcalde de Benidorm. Su pueblo. Lo logró en 2015 con un gobierno en minoría de sólo ocho concejales de 25. Encandiló a sus vecinos durante esos cuatro años con una actitud dialogante, centrada en los problemas de la calle y entregada en exclusiva a Benidorm. Casi nadie puede reprocharle durante este tiempo que el primer edil no les atendió. En su despacho o por las calles de la capital turística. Algunos dicen, con toda la razón, que la Alcaldía de Benidorm, con todas las particularidades de una gran urbe que conserva todavía los rasgos que le definen como pueblo, le viene como anillo al dedo este benidormense de «arrels», ligado al tejido social de la localidad, cercano y una «rara avis» en el PP: se le puede ver tocando la «dolçaina» en muchas de las fiestas populares de la Marina Baixa y es un defensor firme de la normalización del valenciano. Alcalde de «poble». Y a mucha honra. Hasta el punto de que su victoria del 26-M con una mayoría absoluta es lo que, precisamente, le ha llevado ahora al alto mando del PP como número dos provincial. A Toni Pérez, persona muy próxima al exalcalde Manuel Pérez Fenoll, nunca la ha importado demasiado la vida interna del PP. Siempre ha preferido el trabajo municipal en Benidorm. Ahora no le queda otra. Es lo que tiene ganar en tiempo de crisis del PP.

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