El líder de Compromís, Joan Ribó, fue investido ayer alcalde de València para los próximos cuatro años con el apoyo del Partido Socialista, convirtiéndose así en uno de los pocos «alcaldes del cambio» que ha conservado el sillón en el conjunto de España. El que ha sido primer mandatario de la ciudad en la última legislatura afronta, pues, el que será su segundo y último mandato, una vez más en coalición y con el objetivo de seguir «caminando hacia el futuro». Y lo hace con la filosofía que le ha acompañado en toda su carrera, despreciando la vara de mando, que en esta ocasión no dejó sobre el estrado sino que devolvió al secretario del ayuntamiento en el momento mismo de recibirla.

Como estaba previsto, Ribó compareció ayer en el hemiciclo rodeado de su equipo y tranquilo. Los acuerdos con el PSPV no están cerrados ni en lo programático ni en el reparto de concejalías, pero el voto estaba asegurado. El PSPV fue, de hecho, el único partido que no propuso candidato. Su candidato era el de Compromís, con cuyos 10 representantes sumaron los 17 que hacían falta para consolidar un «gobierno de progreso».

Eso ocurrió exactamente a las 11, 28 horas de la mañana, cuando el secretario del Ayuntamiento, Pedro García Rabasa, proclamó a Ribó como alcalde de València y le hizo entrega de la vara de mando, vara que, como era de esperar por lo ocurrido en 2015, el alcalde no aceptó.

«Como veo que la has conservado y la has custodiado bien, te la devuelvo para que sigas cuidándola», le dijo Ribó a Rabasa mientras le devolvía el símbolo de poder que acompaña a todos los alcaldes y que Ribó, también simbólicamente, nunca ha aceptado.

El gesto, bendecido con una salva de aplausos tanto en el hemiciclo como en el salón de cristal, donde se podía seguir el pleno por una pantalla gigante, dio paso a los discursos y el alcalde fue el que cerró la terna con un mensaje prudente, continuista, sin novedades y muy en consonancia con la ideología que el líder de Compromis ha exhibido en los últimos años y en la campaña electoral.

«Hace cuatro años nos pusimos el reto de hacer una ciudad que llevara su nombre con orgullo y sin la losa de los tiempos oscuros del pasado», dijo Ribó, «una València igualitaria, honrada, justa, solidaria, verde, plural y dinámica», que ahora vuelve a ser su meta. Para cumplir su reto, Ribó quiere contar con todos, los que le apoyaron en esta investidura y los que serán oposición.