El principio de acción y reacción, también conocido como la Tercera Ley de Newton, dice que siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre otro, el segundo ejerce una fuerza igual y opuesta sobre el primero. Y en Alicante, ayer, los responsables del Partido Popular y de Ciudadanos pensaron como el científico británico para dar respuesta inmediata y contundente al gobierno tripartito de izquierdas que gestiona la Generalitat desde hace unas horas. El pacto de la derecha no se hizo esperar y... ya que se hacen fuertes en Alicante, que sea por partida doble, con el mando del Ayuntamiento de la ciudad y de la Diputación Provincial, los dos «bastiones» del PP y Cs frente al gobierno del Botànic II comandado por el PSPV-PSOE, Compromís y Podemos-Esquerra Unida.
A la vista de que «el tripartito valenciano va a estar cuatro años más gobernando la Comunidad Valenciana», explicaba ayer el síndic de Cs, Toni Cantó, es «indispensable que desde un lugar tan importante como la provincia de Alicante ejerza de contrapeso» a las políticas que se realizarán desde ejecutivo autonómico, que con la entrada de Podemos en el Consell, «los próximos cuatro años van a ser todavía peores», añadió el líder de la formación.
A ese muro de contención frente al Botànic, que el PP defendió desde 2015 en la Diputación y los últimos 14 meses en el Ayuntamiento, se une el partido liderado por Albert Rivera, que, de no gobernar ninguna institución, desde hoy compartirá la vara de mando con los populares en el Ayuntamiento de Alicante y desde mediados de julio, ambas fuerzas compartirán el gobierno de la Diputación de Alicante, la «segunda joya de la corona» que ayer supo quien será sus responsable los próximos cuatro años.
Convertido este acuerdo en números, en el Ayuntamiento de Alicante, el PP y Cs suman 14 de los 29 concejales que tiene el consistorio de la capital, a tan solo uno de la mayoría absoluta que finalmente la formación ultra de Vox hoy no les regaló a cambio de nada, ya que ni Cs ni el PP cuentan con ellos para tareas de gobierno.
Luis Barcala, que ha asumido hoy la Alcaldía, y Mari Carmen Sánchez, que se ha convertido en vicealcaldesa y portavoz del equipo de gobierno,asumen el poder local en minoría al tener las espaldas cubiertas ya que el PP fue la lista más votada.
Jugada doble
En la Diputación, la jugada del PP y Cs es doble, ya que por un lado, el pacto rompe el empate entre populares y socialistas con 14 diputados cada uno, puesto que los dos escaños que aporta la formación naranja dan la mayoría absoluta al PP, con un gobierno que sumará 16 personas y superará los 15 diputados necesarios. De este modo, el único escaño de Compromís deja de tener efecto aunque haga coalición con el PSOE. Y por otro lado, a los socialistas se les corta de raíz sus opciones de conseguir el gobierno de la Diputación, para el que había lanzado su redes a Ciudadanos y por lo que estaban tentando a la formación naranja casi a diario.
Con el acuerdo establecido ayer, que no se firmó ya que quedan «varios flecos que tratar» que se oirán resolviendo las próximas semanas, la Presidencia de la Diputación recae en Carlos Mazón y de las dos vicepresidencias de la institución provincial, una será para Ciudadanos y otra para el Partido Popular. Lo que no se sabe es quienes serán sus titulares,ya que salvo Mazón, ni el PP ni Cs ha elegido aún a sus representantes en la Diputación.
Larga jornada
Después de dos días muy intensos en las Cortes Valencianas -incluido el parón para acudir hasta Alicante para firmar en el pacto del Botànic II en el Castillo de Santa Bárbara- la víspera del pleno de investidura arrancó con la noticia de que Toni Cantó regresaba a Alicante. El síndic de Ciudadanos acudió el pasado lunes para abrir la ronda oficial de negociaciones y, cuatro días después volvió a cerrar el círculo. El máximo responsable autonómico de Ciudadanos y responsable de los pactos, acompañaba a la candidata a la Alcaldía de Alicante, Mari Carmen Sánchez en la jornada final del tira y afloja que mantuvieron ambas formaciones los últimos días. A la vista de un acuerdo que ya estaba encarrilado, con los «ejes programáticos» decididos y con el objetivo de lograr un pacto de investidura y gobernabilidad, donde primara «el consenso en los respectivos códigos éticos», la jornada se presentó algo más larga de lo previsto, cuando a simple vista solo quedaba pendiente el reparto de competencias.
Pero ese último sprint no fue fácil. Había mucho en juego y los dos partidos quisieron hilar muy fino. Sin poner en riesgo el pacto que estaba bastante definido, concretar las áreas que le correspondían a cada formación no fue fácil, ya que se negociaba el Ayuntamiento y la Diputación. Tras varios días de negociación, cuando comparecieron ante la prensa, cada uno transmitió una sensación diferente: la tensión de Luis Barcala, la alegría de Mari Carmen Sánchez, las prisas de Toni Cantó y el alivio de Carlos Mazón.
Un acuerdo municipal con vistas al Castillo de Santa Bárbara
Tras varias horas de reunión, tan solo faltaba plasmar el acuerdo en una firma con carácter de «histórico», que tuviera la suficiente entidad. Si la reunión fue en la Sala de Juntas del Ayuntamiento y la presentación del acuerdo en la sala rueda de prensa de la casa consistorial, la firma del pacto entre dos partidos políticos se quiso realizar en una zona «neutral» como es el patio central de la cuarta planta del edificio, con la imagen de fondo del Castillo de Santa Bárbara. Una pequeña mesa, con mantel azul, y dos sillones fue el sencillo mobiliario para que Luis Barcala y Mari Carmen Sánchez rubricaran el pacto. Tras al firma y el intercambio de documentos, cruce de manos y foto final.
