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La izquierda debate ampliar el Consell hasta 14 carteras pero continúa sin cerrar el pacto

Los socialistas quieren mayoría, Compromís mantener su cuota y Podemos sigue firme para reclamar una vicepresidencia entre tensiones por la actitud de su candidato

La izquierda continúa sin un acuerdo que sirva para renovar el acuerdo del Botànic y que, por tanto, garantice sin sobresaltos la investidura de Ximo Puig para un segundo mandato como presidente de la Generalitat, una sesión que ya está marcada el próximo miércoles en el calendario de las Cortes. La cuarta jornada de negociación se convirtió de nuevo en un ejercicio maratoniano de cuatro horas y media de duración -algo menos, no obstante, que la reunión del miércoles- pero tan infructuoso como los anteriores en cuanto a resultados con largas intervenciones llenas de circunloquios y frases rimbombantes para solemnizar lo obvio. Todo, eso sí, con pocos resultados. Los tres socios del Pacte del Botànic continúan sin cerrar el acuerdo. Esa es la pura realidad. No tienen todavía perfilados la mitad de los ejes programáticos de la gestión y siguen debatiendo sobre una estructura de gobierno que, a día de hoy, podría llegar a las 14 consellerías, a una del récord histórico que data de la etapa de Francisco Camps cuando se nombró un gobierno con quince departamentos. Todo, sin embargo, está abierto.

Durante la reunión celebrada, en esta ocasión en la sede de Compromís, se avanzó poco en la parte más importante de estos contactos para reeditar el Botànic: el esqueleto del futuro Consell. Las cartas, en cualquier caso, están marcadas. Los socialistas tienen claro que quieren visualizar que cuentan con la mayoría del gobierno, Compromís descarta aparecer como el perjudicado por la negociación y pretende mantener al menos su cuota de cinco consellerias y Podemos ansía un espacio claro e insiste en tener una vicepresidencia. Pero una cosa son las posiciones de cada uno y otra la realidad a la hora de plasmar ese decorado en un organigrama. Podemos cambió su posición inicial y ahora apuesta por un gobierno con doce consellerias, lo que dejaría un reparto de 6 departamentos para los socialistas, cuatro para Compromís y dos para los morados. Pero los de Mónica Oltra, sin embargo, no aceptan una distribución que les deja como grandes perdedores de esta negociación. Serían los únicos que adelgazarían su cuota de poder con esta fórmula. Y por eso reclaman mantener los cinco departamentos con los que ahora mismo cuentan.

A los socialistas les conviene que Compromís tenga fortaleza dentro del Consell. Son sus socios preferentes tanto en el gobierno autonómico como en la inmensa mayoría de acuerdos municipales. Ya existe, añaden estas mismas fuentes, una cultura de gestión consolidada en estos primeros cuatro años y, además, recelan de los primeros pasos de Podemos. En las filas del PSPV no agrada ni un ápice la espiral de tensión en la que se ha instalado el líder morado, Rubén Martínez Dalmau, con declaraciones públicas de grueso calibre. Ayer mismo en las Cortes acusó a los socialistas y a Compromís de poner obstáculos en la negociación al tiempo que les reclamó «altura de miras». Una salida de tono, muy desafortunada coincidieron todas las fuentes incluso de Podemos, que provocó la respuesta tanto del PSPV como de la formación de Oltra. Por todo ello, los socialistas, en estos momentos, estarían dispuestos a aceptar un gobierno con catorce consellers, siete para el PSPV, cinco de Compromís y dos de Podemos, una de las cuales está por ver si ocupada por EU con dos diputados dentro del grupo morado que son claves para garantizar la mayoría parlamentaria.

Los morados siguen insistiendo en una vicepresidencia para dar visibilidad a su posición en el gobierno. Compromís estaría dispuesto a aceptar siempre y cuando mantuviera su cuota, objetivo principal de su estrategia de negociación. Pero eso, a su vez, abriría otro debate alternativo que viene de hace unos días: la creación de una tercera vicepresidencia para los socialistas que, no obstante, prefieren una vicepresidencia única para Compromís. Y aún habría otro asunto pendiente: si en esos catorce miembros entraría el presidente o tendría que añadirse a la cuenta. Ayer, en cualquier caso, se volvieron a intercambiar posiciones sobre este reparto pero no se llegó a ningún tipo de acuerdo. Nada se cerró. Todo continúa estando sobre la mesa. Y aunque ya se llevan cuatro reuniones los asuntos más espinosos siguen sin resolución y el tiempo ya apremia. Hay que trazar la negociación antes del lunes cuando el presidente de las Cortes, Enric Morera, tiene previsto reunirse con los tres portavoces de la izquierda para testar los apoyos reales de Puig para la investidura del miércoles y, sobre todo, dar un margen para que las cúpulas de los partidos validen el pacto, un trámite que es imprescindible.

Así que los socios del Botànic han abierto una vía para intentar acelerar la negociación durante todo este fin de semana. Hoy mismo se volverán a reunir y han previsto, igualmente, una cita para el domingo. Aún tendrían el lunes por la mañana para resolver alguna cuestión pendiente. Les queda por cuadrar todavía el número de consellerias y el reparto entre los partidos, la estructura y la fórmula final del «mestizaje» para definir los altos cargos del segundo escalón. Los socialistas tienen asumidos que para la investidura tendrán que tener perfilados los nombres, al menos, de los consellers. El segundo escalón vendrá más tarde con la distribución de altos cargos. Pero, además, aún quedan por dibujar algunos ejes programáticos. Ayer se terminarán de concretar los de feminismo, servicios sociales y cambio climático. Pero quedan algunos de los más conflictivos como el vinculado a la fiscalidad con la polémica tasa turística. Mucho trabajo por delante todavía y muy poco tiempo.

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