Una de las tres patas de la negociación del Pacte del Botànic es la comisión que trabaja en los acuerdos municipales. Con todo el foco puesto sobre la elaboración del Consell y el programa político que desplegará esta segunda versión del pacto de la izquierda valenciana, el grupo que intentará limar asperezas en las complicadas relaciones del municipalismo progresista empezó a trabajar con un listado de localidades en las que, conforme a la aritmética, es posible alcanzar acuerdos que apuntalen alcaldes progresistas que sean cómplices con el ejecutivo que volverá a encabezar Ximo Puig. Sería la extensión en los pueblos del modelo del Botànic que, en opinión de los socialistas y de Compromís, ha funcionado con estabilidad durante toda esta legislatura autonómica.
Hay voluntad de llegar a un pacto global que, fundamentalmente, afecta al PSPV y a la coalición de Mónica Oltra en tanto que el resultado municipal de Podemos ha sido muy pobre con apenas una cincuentena de ediles que, en la mayoría de los casos, no son decisivos. Pero encima de la mesa aparecen dos escollos que pueden generar conflictos entre los dos principales socios del Botànic. En ninguna de las cuestiones se entró a fondo durante la reunión de ayer pero, desde luego, centrarán los contactos en los próximos días. Primero: los socialistas pusieron sobre el tapete que, de forma automática y cuando la izquierda sume mayoría en una población, se respalde a la candidatura progresista con un voto más. Compromís no comparte del todo esa máxima y apunta que, en los supuestos de un empate a concejales, los colectivos locales puedan trabajar en fórmulas de rotación de las alcaldías.
Y el segundo de los elementos, el más importante en clave alicantina. Compromís pidió a los socialistas que obligue a alcaldes que se situaron cerca de la mayoría absoluta y que están tentados a gobernar en solitario a integrar a los concejales de Mónica Oltra en la gestión local. Además piden que, en la medida de lo posible, esos gobiernos municipales trabajen con parámetros parecidos a los del Consell del Botànic. Tanto en el Ayuntamiento de Elche como en el de Alcoy, los dos alcaldes socialistas, el ilicitano Carlos González y el alcoyano Toni Francés, se quedaron a las puertas de la mayoría absoluta. Podrían gobernar solos, buscar otro socio o asegurarse la estabilidad, en ambos casos, con los grupos municipales de Compromís, conformados tanto en el consistorio de Elche como en el de Alcoy por dos concejales. En esas poblaciones, la coalición de izquierdas quiere participar de los gobiernos para ganar visibilidad pero ni Carlos González ni Toni Francés descartan gestionar en solitario.
Así que este será un frente importante de unos contactos que, en principio y como apuntó la vicepresidenta Mónica Oltra, deben ser rápidos para poder atender a la investidura del 12 de junio. Preguntada sobre si alcanzar este acuerdo costará más que en 2015, la líder de Compromís señaló que cree que en esta ocasión «no hay las prisas de la primera vez», ya que en el primer acuerdo del Botànic «en los despachos estaban sentados los corruptos y había que ser rápidos porque primero que nada había que limpiar la corrupción que se había instalado en la Generalitat». «En este momento, las negociaciones son más tranquilas porque no tenemos que sacar a ningún partido corrupto de las instituciones y eso hace que la gente vaya con más tranquilidad, pero no creo que tardemos mucho más que en el primer Botànic, donde fuimos la segunda comunidad en formar gobierno», zanjó Oltra.
Política social, cambio climático y economía, entre los ejes de gestión
Durante su comparecencia tras el pleno del Consell, Mónica Oltra destacó que el Botànic II debe reformar la política de lucha contra el cambio climático, la economía sostenible de cambio de modelo productivo, políticas sociales como «eje troncal», la investigación y desarrollo como «otra pata que tiene que ser el futuro de la economía» y la cultura como «motor económico». «Tenemos que tener un contenido en esa dirección y una estructura de gobierno que ponga en primer termino estas dos grandes patas: las políticas sociales por un lado, y las ambientales por otro», añadió. Cuestionada sobre si hablará cuando se comience a hablar del quién, la portavoz de la coalición de izquierdas y valencianista zanjó durante su intervención posterior a la reunión del gobierno valenciano: «Hablaré poco y haré lo que tenga que hacer».
