n Las elecciones europeas, que arrojan una Eurocámara más fragmentada, evaporan la mayoría de conservadores y socialdemócratas, confirma el ascenso de los verdes y contienen el avance del populismo antieuropeo, abren el baile de sillas en la UE en vísperas de una crucial cumbre de sus líderes.

Los resultados de los comicios, muestran que no bastará con la suma de escaños de populares (182) y socialdemócratas (147) para configurar una mayoría absoluta, pues suman 329 europarlamentarios y quedan lejos de los 376 necesarios. Y el Tratado de Lisboa establece que la persona que ocupe la presidencia de la Comisión Europea (CE) debe recibir el respaldo mayoritario del Parlamento Europeo.

Así que se abre la puerta a nuevas alianzas, con el Partido Popular Europeo (PPE) como primera baza para seguir al frente del Ejecutivo comunitario y su cabeza de lista, el alemán Manfred Weber, como aparente favorito para suceder a Jean-Claude Juncker.

Populares, socialdemócratas y liberales suman de lejos para conformar esa hipotética mayoría (438), en la que también podrían entrar las formaciones ecologistas (507), si el acuerdo fuera posible. En la noche electoral, Weber deslizó que no pactará con «extremistas» de derecha o izquierda y llamó a «unir fuerzas» con liberales y socialistas, y también con los verdes porque, viendo los resultados, «son también los ganadores de las elecciones».

Sin embargo serán los líderes de la UE los que decidan, a partir de hoy, a quién entregarán las riendas del Ejecutivo comunitario en un reparto de poder que jugarán varios factores, como quiénes ostentarán la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), el Consejo o la Eurocámara, entre otros. Entre las quinielas suena desde hace tiempo como candidato conservador el negociador europeo del brexit, el conservador francés Michel Barnier, quien ya intentó ascender a la presidencia de la CE en 2014.

Los socialdemócratas, cuyo cabeza de cartel, el holandés Frans Timmemans, soñaba con una «alianza progresista» de amplio espectro, se han dado de bruces con la realidad: los números no dan. Socialistas (147), liberales (109), verdes (69) e izquierda (38) suman 363 escaños, es decir, 13 menos de la mayoría absoluta.

En las negociaciones, con un escenario en que los euroescépticos han sacado 171 escaños, lejos del tercio (250) que auguraban algunos analistas, tendrá mucho peso la voz de las capitales.