«Vamos a dejar de pensar lo que se tiró hace 40 años. Más nos vale defender lo poco que nos queda en pie». Este lamento se oye cada vez más entre los proteccionistas del patrimonio artístico, cultural e histórico de Alicante, unas personas, tanto profesiones como meros amantes de su ciudad, que lleva años insistiendo sobre la falta de mantenimiento con que se tratan los edificios y monumentos emblemáticos de la ciudad, una «gota malaya» que persiste pero que no cae al mismo ritmo que se producen los desconchados, grietas y roturas en estatuas, fuentes, inmuebles y obras de arte que están soportando muy mal el paso del tiempo. Un envejecimiento que padecen en solitario, sin que la administración cuide de ellos.
El ataque vandálico contra la fuente de los Luceros del pasado martes ha vuelto a poner el grito en el cielo, primero sobre el estado de conservación de uno de los monumentos más representativos de Alicante y después, por extensión, por el diagnóstico de otros bienes culturales. Sobre Luceros es difícil describir un panorama peor. Los martillazos en los caballos agravan una situación que ya es muy delicada por las mascletàs que se disparan en Hogueras, por la contaminación urbana y por el desgaste diario que supone la estación subterránea del TRAM. Precisamente, la asociación Alicante Vivo vincula el desmontaje que se tuvo que realizar en la fuente, fraccionando la escultura pieza a pieza para poder construir la estación, como la causa principal del deterioro. Un representante de este colectivo, Alfredo Campello considera que «la mala calidad de los materiales, cemento armado envolviendo una estructura de hierro, nos dice que hay mala solución». En este caso, no es cuestión de antigüedad, ya que la obra de Daniel Bañuls es de 1930, sino más bien de «su falta de mantenimiento que debía ser constante», dice Campello. Como ejemplo, este miembro de Alicante Vivo recuerda que «los monumentos romanos son mucho más antiguos y se conservan mejor».
Atendiendo las explicaciones de la restauradora del Ayuntamiento de Alicante, Luisa Biosca, el estado de muchos monumentos de la ciudad «no es por falta de proyectos de restauración», que se están elaborando de forma constante -como el que se estaba redactando de la propia plaza de los Luceros, antes del ataque vandálico-, sino más bien por «la falta de partidas presupuestarias». Biosca recuerda que el Ayuntamiento ha estado intervenido por el Ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro, lo que le ha privado de realizar inversiones desde 2012. Si ni el PP (hasta 2015), ni el tripartito, ni de nuevo el PP han emprendido acciones en defensa del patrimonio, hay que remontarse diez años atrás (sobre 2008 y 2009) para hacer memoria de las restauraciones de esculturas tan simbólicas como La Aguadora o el Niño Flautista. Y si ampliamos el radio, pendientes de grandes intervenciones están los dos castillos, Santa Bárbara y San Fernando (donde hace 90 años que no se hacen más que pequeñas actuaciones), o la fachada del Teatro Principal. Estos tres monumentos están incluidos en un Catálogo de Protecciones,elaborado por Pavón y descartado por el PP, que cuando se quiera poner en práctica tendrá que arrancar varias páginas con bienes patrimoniales que ya no existen.
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