Demasiado por hacer en unas áreas, como son las sociales, que no pueden esperar. El mandato que ahora acaba no ha sido testigo de los compromisos que adquirieron los socios del tripartito, el primer gobierno de izquierdas en veinte años en Alicante, cuando se unieron para formar gobierno. Prometieron mucho, llegaron con unas expectativas que no se han cumplido. En ocasiones, por la falta de personal y de financiación; en otras, por falta de tiempo. También por batallas internas.
La precariedad de la plantilla de la Concejalía de Acción Social lastra las listas de espera de los centros sociales, donde es habitual que los usuarios tengan que esperar meses para ser atendidos. Faltan trabajadores sociales, psicólogos y administrativos, principalmente, para poder reducir el tiempo de espera de unas personas, las que acuden a esos servicios, que si algo no tienen es tiempo que esperar. Acuden con necesidades acuciantes, pero la administración no puede responder por una falta de personal alarmante. Un convenio con la Generalitat, admiten fuentes municipales, palia en parte esa falta de trabajadores, pero solo durante parte del año. En el resto, las esperas se disparan: hasta seis meses.
También se hacen largas para los usuarios las listas de espera para recibir una vivienda barata. El tripartito impulsó la rehabilitación de una veintena de viviendas en la calle Unamuno, una cifra insuficiente ante las necesidades de una ciudad como Alicante, que impulsó recientemente dos concursos para comprar vivienda que quedaron desiertos durante el gobierno del PP. En el Patronato, eso sí, ha sido un mandato con mucho ruido y con el gerente Gaspar Mayor como protagonista de la mayoría, por promover el ascenso de su mujer en la entidad o por impulsar unas obras que acabaron con su «reprobación» por todos los grupos en bloque por «no informar debidamente» a los responsables políticos que han ido pasando por el Patronato este mandato de una contratación en la que no quedó probado un fraccionamiento del que alertó el interventor municipal.
Y mientras las listas de espera se eternizan para ser atendidos en los centros sociales o recibir una vivienda con alquiler asequible, la «mancha de aceite» de la pobreza sigue extendiéndose por la ciudad, llegando durante este mandato a puntos, a barrios, cada vez más próximos al centro. Para luchar contra esa realidad social, el tripartito intentó impulsar el Plan de Inclusión Social, que no prosperó. Durante los tres años de la izquierda al frente del gobierno hubo estudios, pero nada más. Hoy, esos papeles están en algún cajón. En este mandato, ya con el PP el frente del ejecutivo local, se aprobó el Plan de Igualdad, pero aún falta su desarrollo, una ordenanza que establezca las pautas para intentar avanzar en la igualdad de género.
Donde no ha habido avances sustanciales durante estos últimos cuatro años ha sido en el Centro de Acogida e Inserción para Personas sin Hogar (CAI), que sigue siendo insuficiente ante la demanda existente. Sabedores de la realidad, los partidos políticos prometen avances para el próximo mandato. Por ejemplo, impulsar un centro de baja exigencia en un entorno próximo al centro de Alicante, que permita a los usuarios, por ejemplo, ducharse o dejar sus pertenencias en taquillas; también que duerman bajo techos en noches complicadas, con frío o con lluvia intensa.
Entre los compromisos ya adquiridos por los futuros grupos municipales, el único hasta la fecha firmado durante esta campaña electoral en Alicante, está el de destinar el 0,2% del presupuesto del Ayuntamiento a Cooperación Internacional. Sin embargo, esa cifra queda muy lejos del 0,7% que la Agenda de la ONU insta a las administraciones públicas a alcanzar en el año 2030, en apenas una década. También está en el aire en el Ayuntamiento de Alicante, después de un mandato de tiras y aflojas, el Reglamento de Participación Ciudadana. Parte de la izquierda aboga por una participación «real», incluyendo consultas ciudadanas, mientras que el resto de partidos apuestan por cambios menores o dejar las cosas como están, con las asociaciones como «voz» de los vecinos.
Colegios y centros de salud, a la espera; el desempleo, por encima de la media
En otra perspectiva social, los alicantinos siguen esperando la construcción de tres centros de salud ante la demanda en la playa, el PAU 2 y Garbinet. También, en materia educativa, son muchos los colegios que urgen mejoras de las instalaciones, situándose a la cabeza centros como La Cañada o el Santo Ángel. Desde la izquierda, impulsores del Plan Edificant de la Generalitat, critican que el PP ha sido «poco ambicioso» a la hora de incluir más colegios en la iniciativa. También está sobre la mesa, en la lucha de la izquierda y la derecha, el «distrito único». Por ahora, en Alicante, prima la proximidad al centro a la hora de conseguir plaza, aunque el PP intentó revertir la situación al llegar al Ayuntamiento, reclamando la vuelta del modelo anterior. Y queda pendiente un reto para el próximo gobierno local: impulsar medidas para intentar reducir la lista de desempleados, que aún asciende a 28.100 personas en la ciudad de Alicante.
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