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Puig, Oltra y Dalmau pactan el control de las Cortes previo a un acuerdo tras las elecciones

Los líderes de PSOE, Compromís y Podemos sellan en su primera reunión el control de las Cortes Valencianas con Morera al frente, evitan la fractura y se emplazan tras las locales para negociar un pacto global en la Generalitat, ayuntamientos y diputaciones

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, Mónica Oltra, líder de Compromís y vicepresidenta, y Rubén Martínez Dalmau, ayer en las Cortes Valencianas. efe

El camino está marcado. La primera reunión a tres bandas entre el el jefe del Consell y secretario general del PSPV, Ximo Puig; la vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra; y el cabeza de lista de Podemos-EU, Rubén Martínez Dalmau, acabó por visibilizar, en plena campaña para las próximas elecciones de municipales, la clara voluntad de los tres líderes de la izquierda de reforzar las alianzas de estos últimos cuatro años. No solo para reeditar una segunda versión del Consell del Botànic sino también para poner encima de la mesa su interés en alcanzar, una vez pasadas las elecciones municipales, un acuerdo global en el Consell, los ayuntamientos y las diputaciones. Ese es el plan con el que trabajan las cúpulas de los grupos progresistas, que no se volverán a emplazar hasta dentro de quince días una vez que pases los comicios del 26-M y estén todas esas «fichas» encima de la mesa.

Por espacio de casi una hora, el jefe del Consell departió con la vicepresidenta Mónica Oltra y con Dalmau en un espacio neutral y simbólico: la Sala de los Pinazo de las Cortes. La misma que usaba Largo Caballero cuando el gobierno de la República se refugió en Valencia. A pesar de que en las horas previas al encuentro continuaba la incertidumbre sobre la composición de una Mesa de las Cortes -órgano de gobierno del parlamento y, por tanto, el que tiene el control sobre los plazos de la investidura- que podía ofrecer imagen de provisionalidad, los tres socios sellaron en este primer encuentro su voluntad de controlar el funcionamiento de las Cortes Valencianas. El acuerdo incluye que Enric Morera, de Compromís y a pesar de las reticencias de su grupo, vuelva a presidir el parlamento. Los socialistas, a falta de la ratificación de hoy de la ejecutiva del PSPV, propondrán de nuevo como vicepresidenta a Carmen Martínez, según detallaron fuentes del PSPV. Y, finalmente, la idea de Podemos es facilitar la continuidad de Irene Gómez. En minoría quedaría el bloque de la derecha con una vicepresidencia para el popular Jorge Bellver y una de las secretarías para Ciudadanos, que aún debe decidir pero que, en principio, debe proponer un hombre para completar la terna. Como adelantó este periódico, Vox se quedará fuera de la mesa del parlamento a pesar de los intentos del líder naranja, Toni Cantó, que ayer volvió a insistir en dar cancha a los ultras, que se estrenarán con diez diputados pero que serán absolutamente irrelevantes para la geometría del hemiciclo.

A pocos se le escapan que la solución que más agradaba al titular de la Generalitat, Ximo Puig, era la continuidad de Morera en la presidencia de las Cortes a pesar de que su candidatura levantaba reticiencias internas dentro de Compromís -los más jóvenes planteaban hacer fuerza en el Consell- y de que, desde antes de las elecciones autonómicas, la figura del presidente del parlamento ya estaba en el alero. Así y todo, repetirá en el cargo como segunda autoridad de la Comunidad. Y no solo por la voluntad de Ximo Puig, sino también de la propia Mónica Oltra, que impuso su liderazgo dentro de la formación para evitar que, de la sesión constitutiva del parlamento y en plena campaña de las municipales, se derivara una visión de fractura que erosionara las posibilidades de la izquierda en unos comicios locales en los que está en juego poder generar gobiernos cómplices con el Consell que esquiven tensiones como la que ha mantenido el gobierno valenciano con la Diputación de Alicante.

Así que los socios de la izquierda ya controlan, en estos momentos, la Mesa de las Cortes y, con ello, los plazos de la investidura. Es muy probable, con los calendarios en la mano, que la sesión para abordar la elección de Puig como presidente de la Generalitat no pueda sustanciarse hasta el 10 de junio y la toma de posesión se alargaría hasta mediados de mes. Para les Fogueres de Sant Joan, en principio, debería estar ratificado Ximo Puig como presidente de la Generalitat. El segundo acuerdo tiene que ver, en gran medida, con la necesidad de aplazar la negociación con los detalles del acuerdo hasta que pasen las municipales. Entonces se podrá abordar la alianza global con todas las instituciones definidas. Inicialmente, el presidente de la Generalitat y Oltra ya hablaron de esta cuestión. Dalmau es partidario igualmente. Quiere el líder morado que la imagen de Podemos en el Consell tenga una traslación también en los municipios. No tendría ningún sentido lo contrario, apuntan. Habrá una mesa específica para abordar todo ese reparto de los consistorios.

Así que, durante estos quince días, se empezará a elaborar un documento con una evaluación de forma global de la gestión del Botànic firmado en 2015 para ver las carencias y poder afrontar el resto de la negociación. Al término del encuentro, los tres dirigentes comparecieron conjuntamente ante los medios para dar cuenta del contenido y de los acuerdos alcanzados, destacando la voluntad compartida e «inequívoca» de reeditar el pacto que permitió el cambio en 2015 para abordar una segunda legislatura. El presidente de la Generalitat en funciones, Ximo Puig, destacó que «hoy es un día trascendente» para el autogobierno valenciano y puesto en valor la «voluntad» de las tres fuerzas en la «profundización del cambio» en la Comunidad.

Por su parte, la vicepresidenta en funciones, Mónica Oltra, valoró la reunión como «muy satisfactoria» y la calificó del «punto de partida del nuevo Consell» que ahora iniciará la segunda etapa. «La voluntad de constituir un pacto de gobierno que responda a las expectativas de la gente está garantizada», dijo. En todo caso, explicó que lo primero que se va a hacer es una evaluación «para preparar el qué», una «previa» al debate sobre el contenido del futuro acuerdo, para ver «qué se ha hecho y qué queda pendiente» para esta legislatura. «Estamos en la previa del qué», aseveró. Martínez Dalmau señaló a los periodistas que la convocatoria había sido «enormemente satisfactoria» y valoró esa evaluación de la primera versión del Botànic que su formación había reclamado. «La mayoría de progreso hará un gobierno de progreso», destacó. Dentro de quince días se volverán a ver. Ya va en serio. «Ara va de bo!»

El papel de Oltra y el superviviente Morera

Junto a la evidencia y a la voluntad de continuidad del Botànic, la figura de Mónica Oltra, desde luego, sale reforzada de este primer envite de la legislatura ya salvado por esta segunda versión del pacto que ahora echa a andar. En clave interna del juego de equilibrios de Compromís pero también de cara al exterior para aportar cordura en una interinidad del parlamento que, como también entendía el presidente Ximo Puig, no tenía ningún sentido alargar. Ayer mismo, el sentimiento de buena parte de Compromís, especialmente de los más jóvenes, era la de dejar la Mesa de las Cortes en modo provisional para forzar la negociación con los socialistas después de las municipales de cara a obtener plazas de más peso en la gestión y, de paso, arrinconar definitivamente a Enric Morera, uno de los dirigentes del valencianismo político durante las últimos tres décadas que sobrevivió a la etapa de los descalabros electorales.

Ya lo habían intentado durante las primarias para elegir a los candidatos a las Cortes. Pero Morera, un veterano nacionalista que conoce todos los resortes de su coalición en tanto que ha sido uno de los que siempre ha puesto pegamento para darle unidad y especialmente de los colectivos del Bloc, se defendió perfectamente hasta el punto de que fue uno de los más votados en las primarias y se colocó como número cuatro de la lista por Valencia, justo detrás de Oltra y de Fran Ferri. La posición del presidente de la Generalitat era la de facilitar la continuidad de Morera al entender que es una persona que concede estabilidad al parlamento en un momento en el que la acción en las Cortes es fundamental. Finalmente, tuvo que ser la propia Oltra la que pegara un golpe encima de la mesa, después de muchas tensiones, para facilitar la continuidad de Morera como segunda autoridad de la Comunidad y que el parlamento arranque con normalidad. Esa figura se reforzaría interviniendo por su grupo durante la investidura.

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