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Mercado Central: 12 años en campaña

El PSOE y el PP llevaban construir un nuevo edificio en sus programas en 2007, pero la situación reciente ha hecho que sea prioridad para todos

Mercado Central: 12 años en campaña

Han pasado ya muchos años, quizás demasiados, desde que comenzó a hablarse de un nuevo proyecto de Mercado Central. Tanto que éstas serán las cuartas elecciones municipales en las que el céntrico edificio entra en campaña. Los cuartos comicios, que es tanto como decir que llevamos doce años con el tema. Sin embargo, cualquier paso que se ha venido dando solo ha servido para enredar más una cuestión ya de por sí bastante enmarañada. La falta de transparencia, diálogo y consenso; el temor a perder votos -o el deseo de arañar unos cuantos-, y más en un momento en el que las mayorías holgadas ya parecen un fenómeno más propio de otros tiempos; y puede que, como consecuencia de todo ello, la improvisación y las decisiones tomadas en tiempo de descuento han llevado a que los diferentes partidos hayan ido dando bandazos a lo largo de los últimos años. La consecuencia directa es que lo que en su día fue un mercado de abastos, con todo lo que eso implica, y situado en el que probablemente pasaría como uno de los mejores solares de Elche, en estos momentos es un edificio totalmente abandonado, por momentos incluso desolado, y rodeado por el campo de minas en el que las excavaciones arqueológicas han convertido las calles adyacentes.

Los orígenes

Sin embargo, ¿cómo se ha llegado a este punto? Por partes. Fue en tiempos de Diego Maciá cuando comenzó a plantearse la necesidad de un nuevo Mercado y, en particular, de un aparcamiento tras el cierre del que había soterrado bajo la plaza de las Flores. Ahora bien, la cosa tomó fuerza de cara a las elecciones municipales del año 2007. Hasta el punto de que tanto el entonces candidato del PSOE, Alejandro Soler, como su homóloga en el PP, Mercedes Alonso, vendieron entre sus propuestas un proyecto de nuevo Mercado Central con parking subterráneo. El edificio de abastos entraba, pues, en campaña, y así sigue doce años después.

Al final, 112 votos y el apoyo de Ángeles Candela -que se presentó por EU y acabó el mandato por Compromís-, le dieron el bastón de mando a Alejandro Soler. Fueron años de muchas presentaciones y representaciones del nuevo proyecto, pero el primer paso formal llegaría casi in extremis, en el último pleno del mandato, en marzo de 2011, cuando se llevó una modificación de varios artículos del PGOU, necesaria para hacer despegar la idea.

Lo que se planteaba era que una gran empresa se encargara de la construcción a cambio de una concesión de la explotación por 50 años. El proyecto, con un coste cifrado en 18,3 millones de euros, contemplaba la construcción de 406 plazas distribuidas en tres plantas de parking subterráneo -el PP cuatro años antes había hablado de 500 plazas en cuatro o cinco pisos-, y la entrada era por calle Salitre y la salida por Major de la Vila. Solo un matiz: ahora muchos opositores al Mercado le reprochan al equipo de gobierno que no se incluyera el proyecto en los fondos Edusi, pero durante mucho tiempo se cuestionó que la millonada que llegó a la ciudad de la mano de los planes E y C se destinara a proyectos aún hoy cerrados o directamente perdidos, como el albergue juvenil de Altabix o la regeneración del antiguo vertedero del Puntal del Búho, por ejemplo, mientras se buscaba a una empresa privada para el Mercado Central.

El caso es que ese pleno llegó y Compromís, socio de gobierno del PSOE, y el PP de Alonso -que también había prometido un mercado- tumbaron la propuesta. Candela cuestionó las 406 plazas de parking y la intención de impulsar una gran superficie, mientras que Alonso defendió que su grupo tenía su propio proyecto, que, encima, se financiaría con fondos europeos y del Consell. De todos modos, tras el fracaso de Soler con la dichosa Noria es probable que nadie se tomara muy en serio el Mercado Central a pie de calle.

Segundo round

El segundo round llegó con las elecciones de 2011. De nuevo, el Mercado entró en los programas electorales, en particular, en los de los dos principales partidos. Cada uno en su posición, como es lógico, hasta que avanzó el mandato. Por crearse, hasta se creó una Concejalía de Fondos Europeos, en manos, por cierto, de la también edil de Mercados, María José López. Duró poco la cosa. El PP no solo acabó haciendo suyo el proyecto de Soler, aunque salía a la luz que la adjudicataria se quedaría en propiedad con dos de las plantas del aparcamiento, sino que lo convirtió en su propuesta estrella. Sin embargo, las cosas pronto se torcerían. El ocultismo con el que se gestionó el proyecto fue creando opositores al nuevo Mercado Central. El PSOE, con su portavoz de entonces, Antonio Rodes, pasó de una postura bastante desapegada -no hay que olvidar que el proyecto de Alonso era casi calcado al de Soler- a alinearse sin tapujos con los disidentes. ¿La prueba? La foto que dos meses antes de las elecciones de 2015 se hizo el alcaldable, Carlos González, con Salvem el Mercat, y en la que también estaban los líderes de Cs, David Caballero -hoy edil tránsfuga y que se ha pasado a Contigo-, y el del Partido de Elche, Jesús Pareja, aunque ambos volverían a cambiar el discurso en el mandato siguiente. Daba igual. Un poco antes, en diciembre de 2014, la junta de gobierno -del PP- aprobaba la adjudicación del proyecto a Aparcisa.

Tercer asalto

Llegaron las elecciones de 2015, y el tercer asalto. El PP en esta ocasión no se apeó de su postura, quería el nuevo Mercado. Y ha seguido así, pese al cambio de liderazgo, que pasó de Mercedes Alonso a Pablo Ruz. Al fin y al cabo, pocos se acuerdan ya de que los primeros cimientos -en sentido figurado- los puso el PSOE, y es al PP a quien se le considera el padre del proyecto. Otra cosa es el giro que han dado los socialistas en estos últimos cuatro años, que, aunque fuera por la vía de los hechos, parecían asumir el nuevo Mercado. Decisiones que se aplazaban, la apelación a las posibles indemnizaciones -que un día decían que superaban los diez millones y otro día situaban entre los tres y los cuatro-, y el recurso fácil al Consell, al que, de manera más o menos directa, se apelaba para que resolviera el problema, fuera por la vía de las catas, fuera por la vía del refugio. Y algo parecido pasó con Compromís, que lo mismo optaba por ausentarse de las reuniones de la junta de gobierno cuando se abordaba el tema, que decía que si salía adelante el proyecto se trataría que tuviera el menor impacto en el centro, para volver después a entrar a las juntas de gobierno para dejar constancia de sus votos en contra. Con una posición de menos baile que los socialistas, pero sin llegar a ser demasiado contundentes. Total, entre unos y otros, palabras que luego no venían acompañadas por los hechos... Hasta que otra vez comenzamos a estar en el tiempo añadido, y volvió a saltar la liebre. El alcalde, Carlos González, dio otro giro en noviembre pasado cuando, acompañado por cuatro de sus ediles socialistas -pero sin Compromís y el Partido de Elche-, anunció que se iba a empezar a negociar la rescisión del contrato con Aparcisa, amparándose en el informe del Icomos y en el riesgo de que el Misteri perdiera la declaración de la Unesco. El último capítulo -de momento- es el visto bueno de la junta de gobierno, con Compromís incluido, de contratar a un despacho externo para ver los cauces para rescindir el contrato, que es a lo que se aferran ahora los dos principales socios de gobierno.

¿El final?

Y así llegamos a la cita con las urnas del próximo 26 de mayo y, por tanto, al que parece el cuarto round, y no se sabe si el último. De momento, la tercera fase bis de las catas arqueológicas ya ha concluido, a expensas de que la empresa envíe el informe pertinente y el Consell determine si hay restos de valor o no y, por tanto, si puede continuar el proyecto, y a la espera de si aparece o no la entrada al refugio de la guerra civil. Mientras tanto, los principales partidos que concurren a las elecciones tienen su propia postura, más o menos alejada de la que tenían hace cuatro años, y más o menos alejada de la que tendrán si tocan algo de poder.

La izquierda e Ilicitanos por Elche son los más claros a la hora de mostrar su defensa de la rehabilitación del actual edificio y su rechazo a la construcción de un aparcamiento subterráneo en esa misma zona. Por ejemplo, el PSOE plantea unas 900 plazas de parking en otros puntos de la ciudad, aunque en el centro, y apela al consenso y a la puesta en valor de los restos. Compromís, mientras tanto, pone el acento en que la clave es diseñar ese proyecto -de rehabilitación, por supuesto- sin perder de vista el horizonte Elche, Capital Verde Europea 2030, con un entorno peatonal, y en el que se pongan en valor todos los restos -Baños Árabes, refugio de la guerra civil-, en una iniciativa que permitiría convertir el Mercado Central en una «puerta de entrada» a la historia de Elche. Podemos, también desde la rehabilitación, defiende la necesidad de abrir un proceso de participación ciudadana para decidir cuál es el modelo que se sigue en esa recuperación del inmueble. Finalmente, Ilicitanos por Elche pone el acento en que sí, que hay que rehabilitar, pero que se debe agilizar todo el proceso.

En una posición intermedia, incluso tibia con la que está cayendo con el Mercado Central, se sitúan Ciudadanos y el Partido de Elche. La formación naranja no se atreve a decantarse por ninguna postura, y se escuda en que no conocen en qué situación se encuentra el proyecto, y si se ha rescindido el contrato o no, pero sí subraya que todos los grupos que obtengan representación en el próximo mandato tendrán que sentarse y adoptar una postura consensuada. Tampoco el Partido de Elche se moja, y lo deja todo en manos de lo que decida la ciudadanía en una consulta popular. En el otro extremo, están el PP y Vox, convencidos de que hay que continuar con la idea tal y como está definida, o al menos en la parte sustancial. Sí a un edificio nuevo y sí al parking subterráneo, aunque ambos admiten que la decisión final dependerá de lo que dictamine Patrimonio.

Otra cosa es qué hará cada grupo realmente en caso de llegar a la Plaça de Baix y ser determinantes. Y es que, por ahora, lo vivido en los últimos doce años deja sobre la mesa dos evidencias: que, pese a la importancia que tiene el Mercado Central en el proyecto de ciudad que queremos para Elche, para muchos de nuestros gestores no ha sido más que un caladero de votos. Deja patente eso y que, mientras unos y otros aprovechan para echar la culpa a los otros y lavarse las manos, en pleno centro de Elche tenemos un inmueble que en su día tuvo un alto valor sentimental para ilicitanas e ilicitanos, y que hoy solo refleja abandono, parálisis y decadencia.

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