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Los alcaldables de Alicante y Elche ponen condiciones al gran eje entre las dos ciudades

Los candidatos de las dos urbes admiten que no pueden vivir de espaldas si quieren lograr más financiación y servicios pero descartan perder su propia identidad

Vista panorámica de las ciudades de Alicante y Elche JOSE NAVARRO

Los «flirteos» de décadas entre Alicante y Elche para hacer valer el poderío de sus cerca de 600.000 habitantes ante los poderes autonómico y estatal se han quedado en eso, en meros acercamientos que no han fructificado en idilio, con intentos desde hace más de 30 años de crear un gran área metropolitana que quedaron en papel mojado. Un tiempo perdido en sacar el máximo rendimiento a la gran conurbación de la provincia. Los candidatos de los distintos partidos que optan a la Alcaldía de la segunda y la tercera ciudad más pobladas de la Comunidad Valenciana en las elecciones del próximo 26 de mayo tienen clara la necesidad de potenciar este gran eje, sumándole incluso otras poblaciones de l'Alacantí y Santa Pola, para conseguir una mejor financiación y ahorrar costes con servicios comunes. Políticos alicantinos e ilicitanos son conscientes de que no pueden seguir dándose la espalda si quieren conseguir mejores infraestructuras y servicios, eso sí, sin que esto suponga una pérdida de la identidad propia. Cada ciudad quiere lo suyo: Alicante reivindica su capitalidad y Elche el peso económico que aporta al PIB de la quinta provincia más importante.

El Campello-Santa Pola

Los políticos de Alicante consideran que el gran poder del sur de la Comunidad va más allá de la capital y de Elche, y que hay que considerar ya el eje El Campello-Santa Pola, ya que la suma de todas las poblaciones que comprende es similar a la que tiene la ciudad de València. Recuerdan que el área metropolitana Alicante-Elche alberga en sus términos el quinto aeropuerto más importante del Estado, y apuestan por crear un gran eje logístico. Consideran que la mejor forma de potenciar el acercamiento a Elche es apostar por el desarrollo de la zona sur de Alicante con la conexión del TRAM, más comunicaciones viarias y mejores polígonos industriales que actúen como un imán. Cada vez más alicantinos trabajan en el parque industrial y miles de estudiantes se desplazan a diario entre las dos ciudades a las universidades de Alicante y Elche. Estos flujos han creado una conurbación antes de que los gobiernos sellen una relación colaborativa real y obliga, aunque no quieran, a una mejora de transportes y servicios.

Los políticos de Elche creen que las medidas que se puedan realizar para el eje con mayor concentración poblacional de la provincia serán positivas para ambas ciudades. Una de las reivindicaciones más comunes que hacen atiende a una petición histórica de Elche, como es la de la mejora de la conexión ferroviaria entre las dos ciudades que consideran deficitaria y que no ha progresado en décadas, y otros puntos que se encuentran en este eje, como el Elche Parque Empresarial, el aeropuerto o IFA.

Las propuestas en común tienen en cuenta la puesta en marcha de servicios de energía conjuntos que puedan repercutir en el ahorro de costes y en mejoras para el bolsillo del ciudadano y el medio ambiente. La mayoría de los políticos ilicitanos coincide en la necesidad de exigir una mejor financiación para las dos ciudades, sin que esto suponga una pérdida de la identidad propia de Elche y Alicante.

¿Fructificarán estas promesas de campaña o fracasarán como todos los intentos de acercamiento que se han producido en los últimos 30 años? Todavía era alcalde de Alicante el socialista José Luis Lassaletta (1991) cuando se presentaron las conclusiones del documento «Alicante, proyecto de futuro» en un acto en el que el arquitecto y urbanista Alfonso Vegara reivindicó la integración de Alicante y Elche para convertirse en la octava ciudad más poblada de España, con rango regional.

Para entonces el Club de Inversores ya había formulado (1990) el triángulo Elche-Alicante-Santa Pola, diseñado por Vegara. Los tres alcaldes implicados, el socialista Ángel Luna, que había sustituido a Lassaletta, por Alicante; el ilicitano Manuel Rodríguez, del mismo partido; y el popular Pascual Orts por Santa Pola, se posicionaron a favor de potenciar el eje pese a sus distintos colores políticos. El entonces presidente de la Generalitat, el socialista Joan Lerma, planteaba que el triángulo incluyera l'Alacantí, mientras el aeropuerto era elemento clave de su desarrollo.

Este ambicioso plan escribió su epitafio en 1996, cuando el entonces presidente de la Generalitat, el popular Eduardo Zaplana, lo defenestró al considerar que no servía para nada. Planteaba una propuesta más amplia después de que el alcalde de Elche, por entonces Diego Maciá (PSOE), dijera que a la ciudad no le interesaba estar en la metrópoli de Alicante si esto suponía potenciar la capital a costa de disminuir las posibilidades de desarrollo de Elche. Santa Pola apostaba por un plan territorial y Benidorm reclamaba su espacio por el peso de sus ingresos en divisa extranjera. Luis Díaz Alperi era el alcalde de Alicante, del PP.

No era el mejor momento para Alicante y Elche tras las disputas por el tercer Campus, que se convirtió finalmente en la ilicitana Universidad Miguel Hernández. Años después, y tras intentos infructuosos de planes estratégicos de la Generalitat y la Diputación, el Ayuntamiento de Elche se plantaba y exigía que el aeropuerto llevara el nombre de su ciudad. Los problemas se recrudecieron cuando la popular Sonia Castedo gobernaba en Alicante y el socialista Alejandro Soler en Elche a cuenta del PGOU de la ciudad de Alicante. El informe de alegaciones del edil ilicitano de Urbanismo incluía que el Plan General de Alicante contemplaba un vial de comunicación entre la capital y el aeropuerto que invadía suelo de Elche. Cuando la popular Mercedes Alonso llegó al gobierno de Elche, el mismo color político suavizó la tensión y ambas acordaron compartir servicios e impulsar el Puerto alicantino para crear riqueza (2011).

Presupuestos generales

Alicante y Elche buscaron una nueva unión cuando los socialistas Gabriel Echávarri a sus respectivas Alcaldías para exigir inversiones en carreteras, ferroviarias y para el aeropuerto (2015). Decidieron enmendar juntas, por primera vez, los presupuestos del Estado y acordaron coordinar la elaboración de sus Planes Generales para potenciar el área metropolitana. El pleno alicantino aprobó una moción para reclamar al Gobierno el regreso de la Dama a la ciudad ilicitana. En septiembre de 2018, el popular Luis Barcala, que ya era alcalde de la capital, recibió en su despacho a Pablo Ruz, candidato del PP al Ayuntamiento de Elche, «para reforzar la fluidez de las relaciones». Y como si fuera un «déjà vu», el Consell trabaja en un plan territorial Alicante-Elche. Otra vez.

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