Aunque la formación del gobierno está aún en fase embrionaria en tanto que la resolución definitiva no se abordará hasta después de las elecciones municipales, lo cierto es que hay dos cuestiones que aparecen de forma insistente en las cábalas sobre el despliegue del nuevo ejecutivo. En círculos políticos y empresariales se da por casi seguro que, por parte socialista, continuará sentada en el Consell Ana Barceló, la que fuera número uno del PSPV a las Cortes Valencianas por Alicante en las elecciones del pasado 28-A. Pero, al menos ese interrogante aparece en muchas conversaciones, el previsible aumento del peso de los socialistas en el Consell debería conducir a más presencia alicantina en el gobierno. Uno de los nombres que ya «suena» es el de Manuel Palomar, rector de la UA, para hacerse cargo de una cartera de nuevo cuño con las competencias de universidades -desgajadas de Educación- y gestión tecnológica.

En la cuota de Compromís, uno de los dos consellers alicantinos, Manuel Alcaraz, como ya era conocido, dejará el puesto. La incógnita, en estos momentos, es el papel de Rafa Climent, hasta ahora en Economía. Climent aparece como alternativa a Enric Morera en la presidencia de las Cortes. Con lo que la segunda autoridad de la Comunidad volvería a estar ocupada por un alicantino. Eso dejaría a Morera, como reconocen diferentes fuentes, como candidato en Economía. Pero ese trueque está en el aire por la debilidad que, a día de hoy, tiene el presidente del parlamento dentro de su partido. También aparece en algunas «quinielas» el nombre de la ilicitana Mireia Mollá, en el caso de que Compromís pudiera hacerse con Hacienda. Castillos en el aire a expensas de una negociación que podría ampliar el gobierno hasta una docena de departamentos para habilitar espacio a Podemos-EU.

Los morados insisten en que su «predisposición es entrar en el gobierno». «No es una decisión de Puig; tenemos que sentarnos a hablar para el mejor acuerdo y gobierno posible», puntualizó el secretario general de Podemos, Antonio Estañ. «Lo hacemos con toda la humildad y atendiendo a que los votos tienen el mismo valor y como artífices de gran parte de las políticas más transformadoras», explicó. Por todo ello, confían en que los otros partidos tengan «la misma predisposición» a echar la vista atrás. De cara al reparto de carteras, sobre un posible traspaso de la Conselleria de Hacienda del PSPV a Compromís, entienden que «no es el momento de entrar en el debate». «Lo que interesa es que el acuerdo sea integral y no haya áreas contradictorias», zanjó Estañ que entendió que se deben respetar los equilibrios de fuerzas que han concedido los votos. Y eso, con un Consell de doce carteras, dejaría a Podemos con dos departamentos, uno de los cuales podía ser para su líder Rubén Martínez Dalmau, otro alicantino con opciones. Ocurre que la incorporación de los morados es la que, en estos momentos, sí preocupa en deteminados sectores económicos por asuntos como la propuesta de la tasa turística. Quizá, cuando pasen las municipales, tengan más difícil mantener el nivel de su reivindicación.

Estañ pide una evaluación previa del cumplimiento del anterior acuerdo

El secretario general de Podem, Antonio Estañ, quiere construir la casa empezando desde los cimientos, «y no por el tejado», por lo que ayer pidió evaluar primeramente el anterior acuerdo del Botànic al considerar que es el «recorrido lógico». La «prioridad» de Podemos es partir de un análisis de lo que se ha hecho «bien y de lo que se ha hecho mal» durante la pasada legislatura, para tener una «base sólida» con la que construir el acuerdo programático y de gobierno del siguiente Botànic. A su juicio, el secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, es quien, en función de los resultados electorales, debe ponerse en contacto con Oltra y Dalmau para las negociaciones que permitan «el mejor acuerdo y el mejor Gobierno posible. Sobre la composición de la Mesa de Las Cortes, en la que hay cinco puestos para seis grupos parlamentarios, Estañ indicó que lo «lógico» es que reflejara la mayoría del Botànic, y que como hay «cierto retraso» en las negociaciones, en un primer momento tendría que ser provisional.