Aprovechar el viento de cola a favor de los socialistas tras la doble victoria de las urnas del 28-A, en las elecciones generales y autonómicas, para intentar gobernar ayuntamientos clave de la provincia después de la cita de las municipales del 26 de mayo. Ése es el objetivo que se ha marcado el presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV, Ximo Puig, que estuvo ayer en Alicante para arropar al candidato socialista, Francesc Sanguino, en una puesta de largo descafeinada, en la que faltó el entusiasmo que se espera de un partido que se prepara para gobernar cuatro años más en la Moncloa y en el Palau de la Generalitat, y que a su vez aspira, o desea, a liderar los gobiernos en ciudades como Alicante, Elche, Benidorm o Alcoy.
Lo de ayer en Las Cigarreras parecía una cita obligada en el calendario electoral con la que cumplir por decreto. Pese a reunir a unas 300 personas y llenar la conocida Casa de la Música, los aplausos que se escucharon (tanto para acompañar el desfile de los miembros de la candidatura local al escenario, como para justificar las pausas en los tres principales discursos de la jornada) parecían enlatados, salvo en honrosas excepciones. Incluso los que recibió Puig, que hizo un intento final de arengar a las masas. No tuvo mucho éxito.
Las miradas, con todo, fueron para Sanguino, el protagonista de una tarde que pretende aprovechar el rebufo del doble triunfo socialista en las urnas del 28-A para ser la fuerza más votada el próximo 26 de mayo en la capital alicantina, poder «sumar» con otras fuerzas (ya se vería si a izquierda o a derecha) y recuperar así una Alcaldía que el PSOE perdió tras la forzada dimisión de Gabriel Echávarri por sus problemas con la justicia por supuesta prevaricación y la posterior investidura del popular Luis Barcala, que se aprovechó del voto en blanco de la tránsfuga Nerea Belmonte (ex de Guanyar).
El líder del PSPV, en su discurso, intentó levantar el ánimo de los suyos recordando la llegada de los populares a la Alcaldía hace ahora algo más de un año, y pasando a su vez de puntillas por el fracasado gobierno del tripartito de Alicante, que estuvo liderado por los socialistas. Esas palabras las escuchó una de las protagonistas de ese momento político en la ciudad, Eva Montesinos, que andaba entre el público. No estaba, en cambio, Echávarri, como tampoco el otro exalcalde socialista, Ángel Luna. Para ellos hubo un recuerdo, escueto, como para otros candidatos municipales socialistas también ausentes: Blas Bernal o Elena Martín. Desde segunda fila, Etelvina Andreu y José Antonio Pina siguieron el acto, con el exsenador y líder de la agrupación socialista en la capital, Ángel Franco, encargado de iniciar muchos de los aplausos.
En la presentación oficial del candidato socialista para las elecciones municipales de Alicante, se habló poco de la capital, de sus problemas y de sus retos, de sus necesidades y de las soluciones que proponen desde el socialismo. En cambio, se trataron cuestiones como «mirar al futuro» o la supuesta dependencia que tiene la Comunidad Valenciana de Alicante.
Eso sí, se habló, y mucho, del resultado electoral del PSOE el pasado 28-A. Lo mencionó la consellera Ana Barceló, que fue recientemente la cabeza de lista a las Cortes por la provincia («Se ha demostrado que cuando nos unimos podemos parar a las derechas»), también lo abordó el alcaldable socialista en Alicante («No hay dos sin tres») y, por último, a Puig le sirvió para abrir su intervención, en la que recordó la gesta de su partido tras convertirse en la fuerza más votada en la Comunidad después de tres décadas de hegemonía del PP. «Han pasado casi treinta años, pero ha merecido la pena», aseguró el líder del PSPV, quien auguró el futuro de Sanguino: «Será un alcalde para todos, no es sectario».
Tras arropar la puesta de largo del candidato alicantino, Puig vuelve mañana a la provincia para la presentación oficial de Carlos González en Elche, mientras que el sábado se desplazará hasta Benidorm. Sabido el viento de cola, Puig busca aunar poder a nivel local, que también facilitará la acción de gobierno de la Generalitat.
Sanguino: «No hay dos victorias sin tres. Vamos a gobernar esta ciudad»
En un discurso de corte personal, como habitúa el dramaturgo, Francesc Sanguino apeló ayer, en su presentación oficial como candidato, a una nueva victoria socialista en las urnas, aprovechando la inercia lograda en la reciente doble cita con las urnas, la del 28-A, de la que salieron victoriosos Pedro Sánchez (en las generales) y Ximo Puig (en las autonómicas). «No hay dos victorias sin tres. Vamos a gobernar», predijo Sanguino, rodeado de imágenes con su lema de campaña: «Alguien como tú». En una intervención atípica, poco habitual en un acto político a las puertas de una campaña municipal, Sanguino habló de nombres propios de vecinos de su barrio de juventud, además de la «generosidad» del PSOE por dejarle liderar un proyecto como independiente, de México, de medidas propuestas por los ultras de Vox en Madrid y de los sintecho. También de empleo (prometió un trabajo a quien no lo tenga) y subrayó el alicantinismo de Puig: «No es de Morella, sino del Moralet».
En Las Cigarreras Puig, Barceló y unas 300 personas más
Los socialistas alicantinos eligieron ayer Las Cigarreras para la puesta de largo de Francesc Sanguino como su alcaldable en Alicante. Al acto acudió el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, junto a la consellera de Sanidad, Ana Barceló. También se dejaron ver cargos electos como los diputados nacionales Alejandro Soler y Patricia Blanquer, las diputadas autonómicas Sandra Martín y Toñi Serna, junto al senador José Asensi, que hace apenas tres meses luchó por ser el alcaldable del PSOE en la ciudad. De igual forma, estuvo presente la otra aspirante en esas primarias, la concejala Eva Montesinos. Desde una silla reservada siguió el acto el exsenador Ángel Franco, que controla la dirección local.
