Los ultraderechistas de Vox afrontan las elecciones municipales del próximo 26-M con graves conflictos en, al menos, siete municipios de la provincia de Alicante. A las puertas de una nueva campaña que arranca mañana mismo, la dirección provincial, encabezada por la diputada Ana Vega Campos, ha decretado la destitución de cuatro coordinadores locales en Dolores, Cox, Xàbia y Altea. Los afectados, fulminados casi al mismo tiempo, denuncian una purga de cargos que no son afines a la nueva cúpula provincial mientras que, por contra, fuentes oficiales de la ejecutiva alicantina atribuye los movimientos a la falta de actividad de los colectivos que ha derivado en que no se hayan podido presentar ni tan siquiera candidaturas municipales. Cabe recordar que los ultraderechistas apenas han podido registrar listas en 23 de los 141 municipios alicantinos. Eso sí, todas las candidaturas están controladas por la dirección y, en muchos casos, copadas por sus principales cargos y familiares.

A ese escenario de destituciones en organizaciones locales se suma, a su vez, la dimisión del coordinador de Almoradí, que discrepa de las decisiones de la cúpula provincial. La cúpula alicantina, sin embargo, enmarca esa renuncia en un movimiento normal de los que se producen dentro de una organización política.

El Campello y Benidorm

A esos conflictos locales con destituciones y dimisiones hay que añadir, igualmente, la tensión interna que preside la acción política de las agrupaciones de El Campello y Benidorm, donde sí se presenta la marca ultraderechista a las elecciones municipales del próximo 26 de mayo.

En la localidad de l'Alacantí, hay acusaciones de nepotismo entre los propios militantes del colectivo. El coordinador local de Vox en ese municipio, David Puerto Cubero, ha colocado a su mujer María José Sañudo Salamanques, dependienta de ropa y azafata de tren, como candidata a la Alcaldía de El Campello. Denuncian los críticos de Vox que no hubo ni una reunión con afiliados como tampoco ocurrió con la elaboración de las listas locales. Como se recordará, justo antes de iniciarse el proces de confección de candidaturas, los ultaderechistas cambiaron la normativa interna para que la cúpula pudiera nombrar "a dedo" a los números uno y ordenar las listas a su antojo.

En Benidorm, además, se mantiene una fuerte tensión interna que tiene su origen en la clausura de la ejecutiva local para imponer un candidato que resulto tener una condena por violencia de género. Tras su obligada renuncia, los ultras han puesto ahora al frente de su candidatura a un cabeza de lista con pasado neonazi. Eso no ha aplacado el malestar de un buen número de afiliados contrarios a la decisión y que atribuyen a la dirección provincial "oscuras intenciones" en el relevo de la cúpula local de Vox en la villa turística para atender a personas relacionadas directamente con el equipo de Abascal y con la expresidenta provincial Ana María Cerdán, nueva diputada autonómica y número uno a la Alcaldía de Villena.

A todo este panorama, además, cabe añadir la bronca entre la dirección provincial de Vox, controlada por Ana Vega por imposición de Madrid, y el militar Manuel Mestre, número uno al Congreso y diputado electo en Madrid. Mestre se ha asentado en la Vega Baja y puso a su sobrino -otro que posó hace meses en redes sociales con banderas de la etapa franquista- para controlar la candidatura local de Orihuela. Ocurre, sin embargo, que el divorcio entre unos y otros es evidente y clarísimo. El pasado sábado, de hecho, el secretario general de Vox, Javier Ortega-Smith, estuvo de visita en Alcoy para ver la Entrada de Moros y Cristianos. Por la noche, compartió una cena con todos los alcaldables de Vox en la provincia. Acabó con un brindis al grito de "¡Todo por España!".

A ese encuentro con candidatos en el que participó Ana Vega junto, entre otros, a Mario Ortolá, alcaldable en la ciudad de Alicante y su pareja, no acudió, sin embargo, el general Mestre a pesar de que va a ser diputado en el Congreso. No estaba ni invitado. Los conflictos internos en Vox han aflorado después del sabor agridulce que dejaron los resultados de las generales y autonómicas en las filas ultraderechistas. Lograron irrumpir en las instituciones pero no pasaron del 10%, menos que en Andalucía. Y además sus diputados no resultaron decisivos para desalojar a Pedro Sánchez ni tampoco para relevar al gobierno de la izquierda en la Generalitat Valenciana. Eso pone en cuarentena la movilización de la tropa ultraderechista para las municipales.