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Inicio del mandato autonómico

Inicio del mandato autonómico: los ultras fuera de la Mesa de las Cortes y «toque» de Puig a Podemos

«Toque» de Puig a Podemos: deja en el aire el papel que puedan tener en el gobierno y rechaza injerencias de Madrid en la negociación

En apenas diez días y en plena campaña de las elecciones municipales, tendrá que echar a andar la nueva legislatura autonómica. Será el próximo 16 de mayo durante una sesión en las Cortes Valencianas que, aunque no se han producido contactos oficiales por parte de los tres grupos de izquierda -PSPV, Compromís y Podemos- que suman la mayoría, empieza a perfilarse como el primer paso hacia la configuración de una segunda versión del Consell del Botànic. Habrá una Mesa de las Cortes sin presencia de la ultraderecha, que ha conseguido irrumpir en el hemiciclo de la mano de Vox. Y un presidente del parlamento que, con total seguridad, volverá a ser de Compromís. Eso tendrá que marcar los contactos para perfilar un Consell que, de momento, tendrá que ajustarse al «toque» de atención de Ximo Puig a Podemos: entrarán a gestionar solo si dan solidez a la mayoría pero el titular de la Generalitat estaría dispuesto a seguir únicamente con Compromís en el supuesto de que los morados quieren utilizar su posición para actuar a la vez como juez y parte. Como gobierno y oposición.

Hay que seguir el calendario. Lo primero que tiene que cerrarse es la Mesa de las Cortes. Es un paso fundamental. El nuevo Botànic necesita dirigir el órgano de gobierno de la Cámara para controlar no solo los tiempos de la investidura sino también de toda la legislatura. Así que, en principio, la intención de los socialistas es ofertar un miembro de la mesa para cada grupo político con la única excepción de los ultraderechistas de Vox. Es decir, la mayoría de izquierdas sumaría tres miembros. Uno para los socialistas, otro para Compromís y un tercero para Podemos-EU a pesar de ser el último grupo del hemiciclo del Palau dels Borja. La minoría de derechas contaría con dos miembros en el órgano que comanda el parlamento valenciano. En el PSPV, como confirmó este periódico, están dispuestos a conceder de nuevo la presidencia de las Cortes a Compromís quedando establecido, de forma previa, que no habrá dificultades con la investidura de Puig, como ocurrió en 2015.

Dos son los nombres que están encima de la mesa: la continuidad de Enric Morera durante un segundo mandato o la alternativa del hasta ahora conseller Rafa Climent, con lo que la segunda autoridad de la Comunidad volvería así a manos de un alicantino. Eso, apuntan en las filas socialistas, es una decisión que debe tomar Compromís. Y ya es conocido que la figura de Morera genera dudas dentro de su propia coalición. Pero no hay, en estos momentos, más opciones sobre el tapete. Para las vicepresidencias, una tendría que ir a parar al PSPV y otra al PP. Finalmente, las dos secretarías serían para Ciudadanos y Podemos. Una mesa calcada a la actual en la que no tendría cabida el grupo ultraderechista liderado por José María Llanos en Valencia y Ana Vega en Alicante. Ojo al pulso interno que se avecina en Vox por el mando en las Cortes. Al tiempo.

Una vez resuelto el arranque del parlamento que tendrá una complicada piedra de toque con el reparto de las dependencias de las Cortes entre media docena de grupos, se abrirá un plazo de doce días para que los grupos se constituyan y puedan realizar una propuesta de candidato para la investidura. No habrá un gobierno valenciano cerrado antes de las elecciones municipales del próximo 26 de mayo. Con los resultados de las locales en la mano, especialmente las tres diputaciones y València a la espera de lo que pueda ocurrir en Alicante, se empezará a cuadrar un mapa de gobiernos posibles entre los socios de la izquierda con un Consell que, en principio y aunque no hay prisa, podría estar en marcha durante la primera quincena de junio. Justo después de la reunión de la dirección estatal de Podemos, el secretario general de los morados en la Comunidad, Antonio Estañ, ratificó ayer la voluntad de su partido de sumarse a la gestión. «Nuestra apuesta es gobernar para poder seguir impulsando medidas como la eliminación del copago farmacéutico o la reforma fiscal. Hemos comprobado los límites de un Consell que en ocasiones no ha sido valiente a la hora de defender los intereses de la mayoría social, por ello consideramos que debemos estar dentro del gobierno para seguir impulsando estas políticas», subrayó Estañ.

Pero el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, sin embargo, envió un mensaje a Podemos, que acudió en coalición junto a Esquerra Unida en estas elecciones autonómicas. El jefe del Consell quiere un gobierno cohesionado en la línea del que han formado los socialistas y Compromís durante esta última legislatura. La formación que lidera Rubén Martínez Dalmau solo se sumará a la gestión del Consell en el supuesto de que renuncie a actuar como gobierno y a la vez como «pepito grillo» en la oposición. Puig quiere lealtad. Un gobierno y no dos mitades que funcionen como compartimentos estancos. Y dejó en el aire lo que ocurrirá. «Habrá un gobierno en la Comunidad Valenciana formado por dos o tres partidos y que el punto de partida será una mayoría progresista en las instituciones: No se trata de sumar trocitos, sino de que haya un gobierno como lo ha sido durante este tiempo», detalló el líder socialista.

Puig apuntó que en el PSPV están «dispuestos» a que Podemos entre en el Consell, al igual que lo estaban hace cuatro años cuando los morados descartaron la gestión para ejercer como apoyo parlamentario. «Cuanto más sólido sea el gobierno y la mayoría parlamentaria que lo sustenta, mejor», aseveró para reivindicar que el peso de la negociación se llevará desde la Comunidad y al margen de Madrid. Pero insistió: «En los gobiernos siempre hay que gestionar la diversidad y no el pensamiento único. Pero hay un sólo gobierno. Y eso es en lo que nos tenemos que comprometer», explicó Puig evidenciando su postura sobre este asunto. La posición del presidente de la Generalitat es muy clara: cuadrar un gobierno con las menores tensiones posibles. Veremos...

Los socialistas ven Alicante como la capital más difícil para las locales y el presidente de la Generalitat se volcará con Sanguino

Ximo Puig acompañará esta tarde al alcaldable socialista en su primer acto para esta nueva campaña electoral

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, junto a la consellera de Sanidad, Ana Barceló, arroparán esta tarde a Paco Sanguino en la presentación de la candidatura socialista a la Alcaldía de Alicante, que se celebrará a partir de las 19:30 horas en Las Cigarreras. Es el primer acto para esta segunda campaña electoral de Ximo Puig -la de las municipales y europeas del próximo día 26- tras su éxito en los comicios autonómicos del pasado 28-A. No es casual esa decisión de Puig. Es un movimiento pensado y calculado. Tras la cita de hace dos domingos, los socialistas ven factible que la izquierda pueda retener la ciudad de València, donde Compromís se alzó con la victoria en las autonómicas; y Castellón, población en la que vencieron los socialistas. Pero tienen muchas dudas con lo que ocurrirá en Alicante, donde la derecha supera claramente al bloque de izquierdas a pesar de que el PSPV logró ser el más votado.

Es cierto que hace un mes todo parecía predestinado a un ejecutivo de derechas con el popular Luis Barcala, actual primer edil, al frente del consistorio. Pero al menos, en estos momento, hay un partido que jugar. Pero la mano sigue estando muy complicada. A eso tenemos que sumar la eterna convulsión del socialismo alicantino, una lista municipal muy difícil de explicar y con poca proyección social y una campaña muy difícil. En las autonómicas, de hecho, Ximo Puig no concedió ni una sola fotografía con la dirección local, encabezada por el exsenador Ángel Franco que copa con sus fieles casi todos los puestos de salida. El pasado jueves en Santa Faz, como se puede apreciar en una imagen que circula por redes sociales, Franco sí se sentó a almorzar delante de Puig. Que para algo es el jefe del partido en Alicante. La dirección del PSPV es consciente de ese decorado tan endiablado y se va a volcar con Paco Sanguino para intentar darle la vuelta a la tortilla. Y ese escenario, en estos momentos y con Pedro Sánchez al margen de la campaña municipal, sólo se puede modificar «tirando» de la figura de Ximo Puig, el principal activo que tiene hoy el socialismo valenciano.

Así que el jefe del Consell va a darle toda la cancha posible a su aspirante. No le queda otra para intentar que la izquierda vuelva a sumar votos suficientes y tratar de hacerse con la Alcaldía de Alicante. Para Puig es muy importante que en la capital de la provincia se instale un gobierno que pueda actuar en complicidad con el Consell y que siga la estela del Botànic. Pero, en estos momentos, esa ficha es realmente muy complicada. Y, desde luego, una cosa es que haya un partido que jugar y otra que haya tiempo suficiente por delante como para cambiar una inercia que a día de hoy pone a la derecha por delante en Alicante.

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