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La izquierda mira a Podemos y la derecha a Vox en la recta final del pulso por el Consell

La buena intervención de Pablo Iglesias en los dos debates televisados se convierte en un balón de oxígeno para que los morados intenten salvar el listón electoral en las Cortes, clave para dar continuidad al Botànic

La izquierda mira a Podemos y la derecha a Vox en la recta final del pulso por el Consell

A menos de 48 horas para que finalice la campaña electoral de unas elecciones autonómicas de las que saldrá el Consell para los próximos cuatro años, la izquierda mira de reojo a Podemos para salvar la continuidad del Botànic y la derecha ve con temor que el avance de los ultras, un resultado que puede ser especialmente significativo para Vox en la provincia de Alicante a expensas de la movilización, condicione por completo el tablero de sus opciones de gobierno. Así que, a punto de la jornada de reflexión antes de que se abran las urnas el próximo domingo, los dos bloques están pendientes de los que, en principio, eran los hermanos más pequeños de cada familia aunque hayan seguido trayectorias diferentes. En el bando progresista, Podemos, en coalición con EU para estos comicios autonómicos, lucha a brazo partido por mantenerse en el arco parlamentario mientras que en el lado conservador la evolución al alza de los ultras de Vox pone en solfa el tablero político de la derecha y lo deja en cuarentena hasta conocerse los resultados del 28-A.

Dentro de este escenario de dos bloques en el que el espacio que consiga cada una de las tres marcas de ambos espectros ideológicos cuenta, la izquierda está a expensas de la evolución de la coalición que conforman Podemos y EU. Han hecho todo lo posible para llegar en las peores condiciones posibles a estos comicios autonómicos: quedarse al margen del Consell, tres cambios de liderazgo en cuatro años, elegir candidatos desconocidos, alargar la negociación del acuerdo con EU, una campaña errática... Pero se han encontrado al rescate con la mejor versión de Pablo Iglesias en mucho tiempo. La buena intervención de su líder en los dos últimos debates televisados ha supuesto un balón de oxígeno para el ánimo de la coalición y ha generado alivio tanto en las filas socialistas como en las de Compromís, que ven necesaria la continuidad de Podemos como fuerza de la izquierda para apuntalar una mayoría clara del Botànic.

La solvencia que logró transmitir Pablo Iglesias durante su discurso -beneficiado por un Pedro Sánchez que le dejó espacio a sabiendas de que se necesitan- contribuyó, de alguna manera, a frenar las fugas de voto útil hacia los socialistas y, en el caso de la Comunidad, la transferencia a Compromís para, incluso, convencer a algún indeciso de la izquierda. Y eso, en las autonómicas, puede ser clave y determinante para apuntalar a los morados por encima del listón del 5% que permite acceder a las Cortes. Todos los sondeos -los publicados pero también los que manejan los partidos- apuntan que la suma de Podemos y EU estaría en el filo de la navaja con un importante retroceso desde 2015 que le dejaría en serias complicaciones para acceder al parlamento autonómico.

Durante un segundo debate en Antena 3 en el que se coló alguna referencia puntual a la Comunidad, que es la única autonomía que celebra sus elecciones junto a las generales, Pablo Iglesias fue el primero que puso encima de la mesa el problema de la financiación autonómica para nuestro territorio. Y luego se sumó Pedro Sánchez, que también reconoció la cuestión. No hubo ni concreción ni plazos ni más alusiones. Pero, desde luego, esa intervención de Pablo Iglesias fue, en medio de dos debates en los que el problema valenciano continuó casi invisible y diluido en los mensajes de las generales, una inyección para la campaña valenciana de Podemos. Es posible que recuperara algún voto que se le podía marchar y, desde luego, supuso un bálsamo para la recta final del pulso por el Consell en la Comunidad Valenciana, como reconoció el candidato Rubén Martínez Dalmau durante el acto central que la coalición celebró anoche en Alicante.

Al otro lado del arco político

En el otro lado del arco político, tanto en el PP como en Ciudadanos ven con preocupación el avance de la ultraderecha, ejemplificado en el multitudinario acto que el líder de Vox, Santiago Abascal, protagonizó el pasado domingo en Alicante y en la nueva exhibición de fuerza que se avecina en el cierre de la campaña en València. Solo falta, en estos momentos, ver hasta dónde alcanzan los daños de la irrupción ultra en la escena política autonómica. Pero en el flanco conservador, Ciudadanos teme que Vox le dispute directamente la segunda posición del bloque y en el PP saben que la inmensa mayoría del crecimiento de los ultraderechistas se corresponde casi al completo con sus bolsas de electores.

Una cosa es que entren en el reparto, algo que en principio les puede favorecer como ocurrió en Andalucía. Y otra muy diferente es que acaben sumando un espacio tan grande que, al final, se genere una mayor fragmentación de las tres marcas de la derecha sin trasvases de votos de un bloque a otro que genere movilización y beneficie a la izquierda. No solo porque la división pueda favorecer a las siglas progresistas sino también porque, como reconocen desde el PP como también en Ciudadanos, si Vox les come terreno y gana fuerza, una eventual negociación de gobierno, contando que las cuentas cuadran, sería más complicada.

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