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Entre Cataluña, Andalucía, la Luna y un «poquito» de Alicante

El debate de los cabezas de lista al Congreso deja a la provincia en segundo término

Martín, Duque, Sánchez, Guijarro y Candela antes de comenzar el debate de Radio Alicante. pilar cortés

«¿Alguien va a hablar de las necesidades de Alicante? ¿Solo existe Cataluña?» Esta doble pregunta lanzada al aire por el diputado y candidato de Compromís al Congreso, Ignasi Candela, se escuchó ayer en el debate con los cinco cabezas de lista al Congreso de los Diputados por Alicante, donde de lo que menos se habló fue, precisamente, de la provincia. Entre el desafío independentista de Quim Torra, las consecuencias el fin del bipartidismo, los «cocodrilos» que aparecen en los cajones de Andalucía y el salario mínimo interprofesional, los temas que afectan directamente a los alicantinos no encontraron el hueco suficiente en el encuentro organizado por la Cadena Ser en un salón del Club de Regatas de Alicante. Y todo eso sin contar con el chalet en Galapagar del líder de Podemos Pablo Iglesias o la vivienda del ministro socialista Pedro Duque en Xàbia, que también se pusieron encima de la mesa.

En una hora de tiempo, con intervenciones muy minutadas, los número uno al Congreso de las cinco fuerzas políticas que actualmente cuentan con representación parlamentaria como son por el Partido Socialista, Pedro Duque; por el Partido Popular, César Sánchez; por Compromís, Ignasi Candela; por Ciudadanos, Marta Martín y por Podemos-EU, Txema Guijarro confrontaron sus posturas con una buena dosis de tensión que no tardó en llegar. El primero en intervenir fue Pedro Duque, para el que los socialistas en 10 meses no habían cambiado el país pero sí el rumbo del país. Un rumbo que para César Sánchez había llevado al presidente del gobierno, Pedro Sánchez a coquetear con los separatistas, Torra y Otegi. Y de ahí no bajó el representante del PP que acabó pidiendo el voto a «liberales y conservadores cristianos entre el centro y la derecha» para impedir que «estén en la Moncloa Pedro Sánchez y Torrá» (recalcando un acento en la última sílaba que no cuadra con la pronunciación correcta del apellido del presidente catalán). Cataluña siempre en el argumentario del Partido Popular.

Si nos vamos a Pedro Duque, el primer debate del candidato socialista, inmerso por primera vez en una campaña electoral y totalmente ajeno a la política hace 10 meses, no le fue todo lo propenso que él hubiera querido. Estuvo espeso y descentrado. Lejos. En la Luna. Problemas técnicos con el sonido, que le hicieron cambiar hasta tres veces de micrófono, no ayudaron al ministro de Ciencia a conservar los nervios, una tranquilidad que se rompió aún más cuando Marta Martin -que tuvo encontronazos con todos los adversarios- le acusó de que «se saltó impuestos con su chalet de Xàbia». La reacción de Duque fue directa. Con un evidente cabreo aseguró que el formato de debate no aceptaba alusiones personales. Y las aguas volvieron a su cauce. La candidata de Ciudadanos, en línea con la estrategia de Toni Cantó se dedicó a hablar más de Cataluña y de Andalucía que de la situación de la Comunidad Valenciana. Vamos, sin novedad en el frente para los de Albert Rivera.

De todos modos, el encuentro dialéctico sirvió para ver como todos los candidatos enviaban y recibían críticas a diestra y siniestra, utilizando incluso los turnos de propuestas para replicar al adversario. El aspirante que más tiró de programa fue el podemita Txema Guijarro, que aprovechó varias intervenciones hasta el último segundo para leer a gran velocidad las medidas que llevaba preparadas, muchas de ellas de calado puramente provincial. Posiblemente a excesiva velocidad para que los oyentes de Radio Alicante y las cincuenta personas, la mayoría acompañantes de los candidatos que fueron al acto, pudieran seguir el hilo a la tormenta de medidas lanzada por Guijarro.

César Sánchez e Ignasi Candela también la tuvieron a propósito de la corrupción. El diputado de Compromís primero sacó a la palestra uno de los grandes focos de conflicto mantenidos en la Diputación estos años, «las ayudas a dedo», y después acusó a PSOE de «mentir» y al PP de «robar». César Sánchez le pidió que retirara esa «generalización», pero su protesta no llegó muy lejos. Al igual que tampoco se avanzó un milímetro a la hora de tratar la infrafinanciación. Los candidatos estuvieron de acuerdo en la definición, «lesiva», pero no en el modelo para superar ese trato económico discriminatorio. Y mientras tanto, de la provincia de Alicante ya se hablará otro día en esta campaña.

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