El número uno de Compromís por Castellón y conseller Vicent Marzà anunció ayer su intención de traspasar las competencias culturales de las diputaciones a la Generalitat «para dotar de músculo en el ámbito autonómico diversas instituciones culturales». Según afirmó Marzà durante un acto con colectivos de este sector, «queremos dotar de músculo en el ámbito autonómico diversas instituciones culturales» y añadió que «de este modo, tanto el personal como el presupuesto del MuVIM, el Teatro Escalante o la Institución Alfons el Magnànim estarán adscritos a Cultura de la Generalitat», todos adscritos a la Diputación de Valencia. Compromís organizó ayer el acto «La cultura es imparable» para presentar las líneas de trabajo en materia cultural por parte de la coalición para la próxima legislatura y tomar nota de las propuestas que plantee el sector de las industrias culturales y creativas valencianas.
En este contexto, Marzà también hizo mención al anuncio de la campaña «Elige un libro», que se activará durante la próxima legislatura. Dirigida a niños de 6 años, pretende fomentar que se adquieran de forma gratuita libros de lectura para favorecer que las familias se acerquen a las librerías valencianas, se incentive la lectura de los pequeños y anime a la lectura en el ámbito familiar. Asimismo, se detalló que en la próxima legislatura Compromís pretende impulsar una Ley Valenciana de las Artes Escénicas, aprobará el Estatuto de la Música, impulsará el programa Patrimoni Edificant, creará un Market Place valenciano audiovisual y reforzará el modelo del Centre del Carmen Cultura Contemporànea con espacios similares en las ciudades de Castellón y Alicante.
Por su parte, el candidato al Congreso por Valencia, Joan Baldoví puso énfasis en el derecho a la cultura por parte de las personas y en la importancia del sector como motor económico y herramienta para el cambio del modelo productivo valenciano. «El objetivo fundamental de Compromís es garantizar que se cumplan los derechos culturales de los valencianos. Porque entendemos que la política cultural es una política social», concluyó Baldoví.
