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Por mí y por todos mis compañeros...

Ximo Puig pide apoyo para el resto de fuerzas progresistas «si no se vota a PSOE» ante la amenaza ultra

Rubén Martínez Dalmau, Toni Cantó, Mónica Oltra, Isabel Bonig y Ximo Puig antes de comenzar el debate de la Cadena Ser. efe (Kai Foersterling)

«Voten al PSOE o voten progresista para no volver nunca atrás». Así pidió ayer el voto Ximo Puig, en el primer debate electoral de la campaña de las elecciones autonómicas. El candidato socialista a la reelección en la Generalitat, después de escuchar como sus dos socios en el Consell del Botànic, Compromís y Podemos, dudaban de la «pareja de baile» que iba a escoger a partir del 28-A y reprocharle que cargos de su partido estén flirteando con Ciudadanos, no escondió su buena predisposición a mantener un modelo que, a su modo de ver, ha dado buen resultado. Ante los micrófonos y las cámaras del debate organizado por la Cadena Ser en València, Ximo Puig envió ayer un mensaje de concordia entre las fuerzas de izquierda, frente a los «cantos de sirena» que se escuchan desde tierra adentro.

Con un formato muy estructurado y minutado de intervenciones de minuto y medio y réplicas de 60 segundos que se respetaron bastante, los candidatos a la Presidencia de la Generalitat Ximo Puig ( PSPV-PSOE), Isabel Bonig (PP), Mónica Oltra (Compromís), Toni Cantó (Ciudadanos) y Rubén Martínez Dalmau (Unides Podem-Esquerra Unida), tuvieron tiempo para lanzar sus ideas fuerzas de esta campaña, mensajes clave que llevan pronunciando varias semanas y que ayer -sin ofrecer novedades en su discurso- tuvieron la ocasión de comparar con las propuestas de sus rivales políticos. Un debate que comenzó con cierto tono conciliador -los primeros en intervenir fueron Ximo Puig y Martínez Dalmau-, elevó su intensidad nada más coger el turno de palabra Toni Cantó, sin duda, a la vista de sus intervenciones, el más interesado en agriar la conversación con sus denuncias de «chiringuitos de enchufados» y «atentados contra la libertad». Una agresividad que mantuvo hasta el final a pesar de que los dos destinatarios de sus constantes torpedos, Puig y Oltra, dejaron a un lado los logros del gobierno del Botànic, que no desaprovechaban en mostrar cada dos por tres, para achacar al candidato de Ciudadanos su buena sintonía con la ultraderecha.

También comenzó en un tono bajo Mónica Oltra, más preocupada en decirle a Martínez Dalmau que Compromís fue «valiente» hace cuatro años al entrar en Gobierno, al contrario que Podemos. Pero los ataques de Bonig y, sobre todo, de Cantó, que la flanqueaban en el debate, le hicieron incluso dedicar el turno de réplica del apartado de propuestas electorales a rebatir a los líderes de PP y Ciudadanos para ver quien era más defensor de los agricultores, al destacar que Compromís fue el único rechazó el acuerdo con Sudáfrica que perjudica notablemente a los cítricos valencianos. Y eso que Cantó presumió de comprar 8 toneladas de naranjas para repartir zumo en campaña.

Al margen de la triple revolución fiscal, económica y social del PP, de la cruzada contra los barracones de Ciudadanos, de la empresa pública de energía limpia de Podemos, del comedor escolar gratuito de Compromís y del aterrizaje en la economía digital del PSOE, fue introducir en el debate el ingrediente de la financiación para desencadenar un verdadero rifirrafe entre los participantes, sobre todo al aparecer el invitado (in)esperado: los ultras de Vox. Ximo Puig fue el primero en mencionarlos, al criticar que Cs haya pedido aumentar la financiación después de retratarse en una plaza donde unos pedían la centralización de España. Esa foto en la plaza de Colón, que según Puig se parecía a otras instantáneas de la plaza de Oriente, no amedrentó ni a Bonig ni tampoco a Cantó.

La primera prefiere a un partido que plantea reducir autonomías siempre que se haga dentro de la Constitución a pactar con los que defienden referéndums ilegales. Y el segundo no se bajó del tren del «pacto a la andaluza», es decir, de la triple alianza formada por PP, Cs y los ultras de Vox. La incertidumbre entre las filas de Ciudadanos fue doble cuando Dalmau se quiso hacer espacio entre las fuerzas de izquierdas, ante el riesgo que pronostican las encuestas de que los podemitas sean «innecesarios» para reeditar el Botànic, reclamando a Ximo Puig que muestre sus cartas ante un posible acercamiento a los de Albert Rivera. Minutos después de escuchar como Oltra tensionaba un poco más la cuerda de la financiación, al decir que lo que valía para el ministro Cristóbal Montoro (PP) vale para la ministra María Jesús Montero (PSOE), al presidente del Consell no le quedó otra que tender la mano a sus compañeros «botánicos».

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