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Análisis

Los problemas de una campaña

La carrera hacia los comicios del 28-A arranca hoy con una evidencia: una gran distancia entre los asuntos a debate y los que realmente preocupan

César Sánchez y Pablo Ruz, números uno del PP al Congreso y al Senado, el pasado martes. pilar cortés

Esta noche arranca oficialmente una campaña que ya lleva semanas instalada de facto en la agenda de los partidos que concurren a las elecciones generales y autonómicas del 28 de abril, dos citas que por vez primera coinciden en el calendario político valenciano. La carrera del 28-A se abre, sin duda, con todo por decidir entre el bloque de la izquierda -socialistas, Compromís y Podemos- y el de la derecha -PP, Ciudadanos y los ultras de Vox- y con un porcentaje de indecisos cercano al 42% que tendrá la llave de esos comicios. Así que a partir de hoy mismo, en teoría, los candidatos tendrán que poner encima de la mesa los grandes problemas que afectan a la gente y aportar sus «recetas» para ofrecer soluciones.

Ocurre, sin embargo, que esta contienda electoral doble para elegir a los diputados de la Comunidad en el Congreso y también a los parlamentarios en las Cortes Valencianas que luego tendrán que determinar el color del futuro gobierno de la Generalitat, al menos de momento, se aleja por completo de los grandes asuntos que preocupan a la sociedad valenciana, si atendemos al último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El informe «cocinado» por José Félix Tezanos cumplió con su objetivo político: trasladar la imagen de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pudiera sumar respaldo suficiente, por un lado, con Podemos, Compromís y el PNV y a la vez, por otro, con Ciudadanos. Es decir, retornar a la Moncloa por dos posibles vías sin tener que mirar a los independentistas catalanes. Así que el informe de Tezanos cumplió a satisfacción con el guion de los socialistas. Ahora bien, el muestreo dejó también un interesante listado de los asuntos que ocupan a la ciudadanía por autonomías, un indicador más interesante, si cabe, en el caso de la Comunidad Valenciana por la celebración, a su vez, de elecciones autonómicas.

Durante estos días, por ejemplo, se ha hablado muy poco de empleo -solo el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, candidato socialista a la reelección, ha hecho alguna propuesta en ese sentido- cuando, sin embargo, continúa siendo el principal problema de la Comunidad Valenciana. Lo citan más de un 63% de los encuestados por el CIS en nuestro territorio. Sí ha entrado, por contra, en campaña la corrupción. Aunque los niveles de preocupación ciudadana por este tema han descendido hasta un 28,7%, continúa siendo el segundo problema en parte gracias a las medidas de prevención impulsadas por el Consell del Botànic. A pesar de que, quitando el paro, sigue siendo el problema que más preocupa lo cierto es que una de las propuestas de la candidata del PP, Isabel Bonig, ha sido la supresión de la Agencia Antifraude. Y otra del aspirante de Ciudadanos, Toni Cantó, ha planteado liquidar la Conselleria de Transparencia que ha dirigido el alicantino Manuel Alcaraz, de Compromís. Es decir, el bloque de la derecha pone encima del tapete poner punto y final a los mecanismos de lucha contra la corrupción impulsados por el actual Consell del Botànic y que, objetivamente, han rebajado el termómetro de la presión sobre la mala praxis en la gestión. La posición que ha tomado el PP, incluso, choca con la realidad y con las investigaciones por corrupción que se remontan ahora a su gestión como la causa contra el expresidente Eduardo Zaplana o la familia de Rita Barberá.

No hay ni rastro en los cuadros del CIS del supuesto desafío soberanista en la Comunidad a la estela del nacionalismo catalán, un argumento profusamente utilizado por el PP y especialmente por Ciudadanos. Apenas lo citan, entre varias respuestas, un 11%. Menos de un 12% aluden a la Sanidad o la Educación, otros dos caballos de batalla del argumentario de la derecha camino del 28-A. Tampoco puede estar demasiado contenta la izquierda con el impacto de algunos de sus elementos del discurso como el relato sobre la financiación autonómica o la reclamación de infraestructuras, cuestiones a las que se agarra Compromís para tratar de afianzar su posición como una marca que tenga capacidad de decisión en el Congreso. En la práctica, siempre según los datos del muestro del CIS, eso no le preocupa a casi nadie.

La campaña electoral, de momento, está concentrada en los grandes asuntos de la política estatal que han diluido mucho los debates sobre la gestión del Botànic, un punto que puede beneficiar a la izquierda, pero que a la vez han difuminado cualquier relato sobre el papel de la Comunidad o sobre el llamado «problema valenciano», una dinámica de la que se beneficia Ximo Puig por el tirón de Pedro Sánchez pero que afecta especialmente a la coalición de Mónica Oltra, sin referencia en Madrid. La izquierda lucha por sumar en la Moncloa y en la Generalitat mientras la derecha se mueve para ver cómo se reparten los votos entre las tres marcas de ese pastel. Y en el centro de todo eso, el vértigo al que se enfrentan todos los partidos en el inicio de campaña: los indecisos.

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