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El PP toma ventaja en Benidorm

La salida de Gema Amor de la escena política debilita las opciones de un bloque alternativo al alcalde Toni Pérez

El PP toma ventaja en Benidorm

Si algo ha motivado buena parte de las estrategias políticas planeadas y ejecutadas por Gema Amor durante los últimos ocho años ha sido su completa y total animadversión hacia la actual cúpula del PP en Benidorm. Formación que fue su casa y que, de hecho, llegó a presidir durante un lustro, desde 2006 hasta 2011. En la última etapa, sin embargo, todo se torció y la entonces concejal y presidenta local de la formación materializó su divorcio de las siglas cuando, hace ahora dos mandatos, se presentó con su propia lista a las municipales después de que la vetaran como alcaldable del PP. Desde entonces, la exconsellera, exdirectora general, exdiputada autonómica -entre otros cargos- tuvo claro que sus enemigos estaban en las filas populares y, en base a esta premisa, pactó con el alcalde socialista Agustín Navarro, con el que llegó a entrar a gobernar en 2012. Y, durante estos últimos cuatro años que ha estado sentada en la bancada de la oposición, Amor se ha convertido en una molesta piedra en el zapato del alcalde popular Toni Pérez. Pero, sin embargo, este último movimiento para dejar la primera línea política municipal le genera, inevitablemente, una clara ventaja competitiva a sus enemigos.

Así las cosas, Toni Pérez se medirá en los comicios municipales del próximo 26 de mayo con una lista socialista venida a menos desde que, hace cuatro años, perdiera el poder en Benidorm, una plaza escaparate dentro del mapa político provincial. Su labor en la oposición, más bien escasa, no ha conseguido paralizar la gestión de los populares, quienes se han encargado de vender uno por uno todos los proyectos logrados con el apoyo de los tres ediles de Ciudadanos así como de otros dos concejales surgidos de formación que impulsó en su día el ahora tránsfuga Leopoldo Bernabeu, condenado por delito electoral. Un partido completamente descompuesto.

Los socialistas de la capital de la Costa Blanca tampoco cuentan con un gran líder capaz de movilizar o de generar consensos desde que el exalcalde Agustín Navarro fuera borrado del mapa local para saltar a la Diputación tras la cita electoral de 2015. Ahora vuelve a optar al Palacio Provincial en la lista de Bolulla. Ni siquiera le han dejado entrar en la lista de su pueblo. El alcaldable socialista en Benidorm, Rubén Martínez, no ilusiona ni a propios ni a extraños. Todo era ya favorable para el PP de Toni Pérez pero, con la salida del partido de Gema Amor del tablero político de la ciudad de los rascacielos, mejoran aún más sus probabilidades para mantener en sus manos la vara de mando. No hay que olvidar que los votantes de Liberales -la formación con la que Amor se presentó a las últimas eleccciones- no dejan de ser populares alineados y cohesionados únicamente por la figura de Gema Amor. Una bolsa de electores que, al menos en parte, podría acabar de vuelta a la casa de la que se fueron.

En cambio, Rubén Martínez podrá darse con un canto en los dientes si iguala resultados con respecto a 2015 y además ya sólo puede mirar hacia Compromís para buscar una alianza que permita frenar al PP. Con Gema Amor dentro del juego, todo habría sido más fácil. El abanico se abría. De hecho, en estos últimos cuatro años, el grupo municipal socialista de Benidorm -siete ediles- se ha dejado guiar en múltiples ocasiones por la líder de Liberales. A pesar de contar con sólo dos asientos en el salón de plenos y unas cuerdas vocales que, en muchas ocasiones, le han jugado malas pasadas al no permitirle concluir sus duras intervenciones cargadas de críticas, Amor ha conseguido sacar de sus casillas a la bancada popular. La experiencia es un grado. Sus votos también han sido indispensables para bloquear medidas del gobierno local del PP.

Con su salida, Amor deja huérfano, al menos en parte, al bloque alternativo a Toni Pérez que tanto se ha esforzado en liderar durante estos últimos cuatro años maquinando, incluso, mociones de censura que nunca se materializaron. No es de extrañar que la edil esgrimiera el pasado jueves, durante la rueda de prensa en la que anunció su salida de la política, que el mandato había sido «decepcionante». No es para menos. Sus intentos de poner palos en las ruedas a los populares se han quedado, a veces, en el intento. La portavoz liberal ha encontrado, en ocasiones, más apoyo en el concejal de Compromís, Josep Bigorra, que en sus exsocios de gobierno, los socialistas. Bigorra ha sabido seguirle el ritmo a este «animal político» que ahora ha decidido dar un paso atrás.

Y, precisamente, sobre los hombros de Bigorra están puestas las esperanzas socialistas para volver a gobernar en Benidorm. Un pacto que, a priori, parece casi imposible porque parece una quimera que los números les salgan. No hay que olvidar que en las últimas elecciones municipales los socialistas benidormenses lograron siete concejales y Compromís pactó con Los Verdes para aumentar sus posibilidades, una jugada acertada, en primer término, porque el grupo cosechó dos ediles que, a mitad de mandato, tomaron caminos distintos. El verde Juan García, exsocio de Bigorra, ahora está también en la bancada de los tránsfugas. El PP, por su lado, obtuvo ocho actas. Un número muy alejado de la cifra mágica que en Benidorm es llegar a 13. Con ese cantidad de ediles se alcanza en el consistorio de la capital turística la mayoría absoluta.

Así, todos salen a jugar el próximo 26 de mayo sabiendo que, de entrada, ninguno se llevara el gato al agua. Habrá que buscar pactos. Una tarea que, dadas las circunstancias, se antoja mucho más sencilla para los populares ya que la desaparición del partido de Gema Amor viene a dar el espaldarazo definitivo a un previsible aumento de votantes que le acerque a la mayoría después de gobernar durante cuatro años en los que han «vendido» el desbloqueo de grandes cuestiones para el futuro de la ciudad. El camino se allana para el PP.

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