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El reparto de candidaturas socialistas deja demasiadas heridas abiertas y sin resolver

Las listas se cierran con focos de tensión tras la exclusión de Franco del Senado, la inestabilidad en Alicante y Elche y el conflicto en Torrevieja

Alejandro Soler y Ángel Franco se saludan hace unas semanas en un acto de los socialistas. jose navarro

El reparto de las candidaturas socialistas, ya completado tras la convocatoria del comité federal del PSOE del pasado fin de semana, deja demasiadas heridas abiertas y un buen número de conflictos todavía sin resolver. Las listas se han cerrado con focos de tensión tras la exclusión de Ángel Franco de la oferta electoral del Senado, la división del «sanchismo» con la complicada campaña que le espera a Alejandro Soler por su imputación a raíz de una denuncia del PP, la inestabilidad del candidato Paco Sanguino en la ciudad de Alicante y del alcalde Carlos González en Elche que tendrán que jugar sus bazas en minoría dentro de sus candidaturas y el conflicto latente en Torrevieja, una ciudad clave en el entramado de un territorio decisivo como la Vega Baja para el resultado de las elecciones autonómicas el 28 de abril, primero, y posteriormente para las el futuro de la Diputación en los comicios del 26 de mayo.

Todo ese decorado ha quedado pendiente en un proceso cambiante y trepidante en el que se han producido movimientos de las candidaturas casi hasta el último minuto. La situación de Ángel Franco es determinante para la estabilidad de la agrupación de Alicante, que pese a todo sigue dominando. Está muy molesto con su exclusión del Senado, que se había tomado a sus 74 años como una rehabilitación política después de que en 2003 se quedara fuera del sillón en la Cámara Alta. Llegó como número uno desde el comité del PSPV y sale de Ferraz otra vez purgado. Se siente engañado por el líder de los «sanchistas» de la provincia, Alejandro Soler, y considera que no se ha tenido en cuenta el resultado de las asambleas, en las que el propio Franco había promovido su candidatura.

La cuestión es que el papel del exsenador es clave para dar paz al socialismo en la capital. A Franco le ha relevado como número uno el «sanchista» José Asensi -enfrentado al grupo mayoritario de la agrupación de Alicante- y ni siquiera el hecho de que le haya sustituído como número tres de la lista el concejal Carlos Giménez, uno de sus hombres de confianza que se salva así de su exclusión de la lista municipal alicantina, es consuelo. Ángel Franco, expulsado del Senado por Ferraz sin que Ximo Puig moviera ni un dedo desde València, asegura que se ha marchado por voluntad propia. Y es verdad... cinco minutos antes, cierto también, de que lo sacaran de la candidatura, un movimiento que se puso en marcha a mediados de la semana pasada y que tomó cuerpo ante la evidencia de que electoralmente Franco, capaz de controlar internamente el PSPV pero con una imagen negativa hacia fuera, resta más que suma.

La inclusión inicial del veterano dirigente alicantino había provocado, además, fuertes tensiones en el «sanchismo». Los miembros de las plataformas que auparon en su momento a Pedro Sánchez hasta el liderazgo del PSOE antes de alcanzar la Moncloa le reprochaban a sus jefes la inclusión de Franco en las candidaturas, algo que sí se ha resuelto, pero también que se hayan repartido los puestos de salida de las candidaturas entre ellos. Así que el exsenador esperará su oportunidad para cobrarse todas las facturas pendientes. Ocurrirá. Al tiempo.

Al menos, eso sí, Franco conserva el control de la candidatura municipal de Alicante después de que el alcaldable Paco Sanguino haya tratado de «vender» como de su cosecha algunos de los retoques, mínimos y en puestos a día de hoy de improbable elección en los comicios del 26 de mayo, que han supuesto el avance de posiciones del «franquista» Raul Ruiz hasta el quinto puesto y la entrada de los «sanchistas» Manuel Marín Bernal y Manuel Marín hasta las posiciones siete y nueve, fuera del cupo considerado de salida. Salvo que Sanguino consiga la Alcaldía en el supuesto de que sumara con el resto de la izquierda, su situación es precaria. Franco continuará con mayoría en el grupo municipal. Más que precaria es la situación en la que queda el ilicitano Carlos González, con una candidatura controlada por la ejecutiva de Alejandro Soler y hostil con el primer edil. Un contratiempo para los socialistas la situación de sus dos principales agrupaciones en la provincia en una doble cita del 28 de abril en la que las estructuras locales continuarán jugando un papel clave.

Junto a los problemas en Alicante y Elche, además, el mapa de los conflictos municipales de los socialistas se completa con lo que ocurra en Torrevieja, donde tras la decisión de la dirección federal del PSOE de colocar a la edil y diputada Fanny Serrano y de retrasar al secretario general, Javier Manzanares, al séptimo puesto, la bronca continúa. Ni convence a este bando la salida ni tampoco al candidato Andrés Navarro que no quería ver a ninguno de los dos ni en pintura. De cómo sean capaces los socialistas de ganar tiempo y calmar estos conflictos en campaña dependerá parte de la imagen que ofrecerán durante una carrera electoral con todo abierto y en la que cualquier detalle cuenta.

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