P Encabeza la candidatura autonómica de Compromís por Alicante. ¿Qué quiere hacer por la provincia en València?
R Uno de los mensajes de mi campaña de primarias es el de poner a Alicante en el centro de las políticas de la Generalitat. Hemos empezado haciéndolo con este primer Consell de Botànic pero creo que hay que continuar con ese trabajo de sensibilización para que en València se entiendan los matices que existen en la provincia de Alicante.
P ¿Qué medidas hay que llevar a cabo para poner a Alicante en el centro de la escena política?
R Más que las inversiones, que también son importantes, creo que hay que conquistar el protagonismo que tenemos creando, por ejemplo, ese área de influencia Alicante-Elche que tiene un potencial económico muy importante y que no tiene nada que envidiar a lo que pueda ser València y su área metropolitana. Por eso, varios proyectos del Botànic van a recaer en la provincia y, concretamente, en la ciudad de Alicante como el Distrito Digital.
P Dice que no le gusta el centralismo ni de Madrid ni de València. Además de lo dicho... ¿qué ha hecho el Botànic para romperlo?
R Lo más esencial ha sido la pedagogía interna. Para mucha gente Alicante es el sur y ya está. Y, con una presencia institucional muy potente, hemos conseguido poner el mismo discurso de València, en Alicante o Castellón. Antes se hacían los actos sólo en València. Ahora no. Los estamos repartiendo. Y, por ejemplo, gran parte del trabajo de la conselleria de Economia o la de Transparencia -ambas dirigidas por alicantinos de Compromís- se han desarrollado en Alicante. Y eso tiene que continuar y se tiene que ver como algo normal, no como un esfuerzo que hace el gobierno.
P Así que con el Botànic, Alicante gana en representación institucional, gana en celebración de actos, gana en proyectos para el futuro pero no en inversiones...
R Bueno... En el tema de inversiones igual tenemos que mirar hacia Madrid más que dentro de la propia Comunidad. Tenemos un problema de infrafinanciación, eso es evidente, pero es que no todo se resume en inversiones como ya he dicho. Es que las políticas de rescatar personas son transversales y esas han sido la apuesta principal que ha tenido el gobierno del Botànic en estos cuatro años. Un dependiente de Alicante es igual que un dependiente de València. Estamos rescatando a este tipo de personas, gente que tiene realmente problemas para poder llegar a fin de mes.
P Habla de la política para rescatar personas. En materia sanitaria siguen habiendo problemas: listas de espera, hospitales que se caen a pedazos, plantas cerradas, camas en pasillos... Esto también es rescatar personas. ¿Qué se hace?
R Evidentamente. Se ha aumentado en más de 2.000 millones de euros el presupuesto de la conselleria de Sanidad en estos cuatro años. Yo creo que esta cifra demuestra la apuesta clara y efectiva de un gobierno que quiere rescatar a esas personas. Es muy difícil llegar a todo cuando ha habido gobiernos anteriores cuya apuesta era desmantelar y privatizar absolutamente todo. La reversión de todo esto no se puede hacer de un día para otro y siempre lo venimos recordando. La primera medida que asume este gobierno como gestión ejecutiva fue devolver la sanidad universal a todos los ciudadanos que estén aquí en la Comunidad. Y eso habla mucho y muy bien de este Consell. Pero cuatro años no son suficientes para poner en orden todo el desastre anterior.
P La política lingüística del Botànic es otra de las patatas calientes. Mirando concretamente a Alicante, donde en algunas comarcas el valenciano puede suponer un punto de fricción, ¿se arrepiente de la gestión realizada en este ámbito? ¿Cree que es hora de rebajar el tono del discurso lingüístico?
R Ha sido un tema polémico pero no por las medidas sino por la utilización ideológica que han querido hacer los partidos de la oposición de estas medidas. Aunque hemos cometido errores, desde luego.
P ¿Qué errores?
R Se ha obviado la sensibilidad, la diversidad y los matices que tiene la provincia de Alicante. Creo que ese ha sido uno de los errores. Y creo el otro error ha sido no saber explicarlo. No lo hemos sabido explicar bien porque cuando lo hemos hecho la gente lo ha entendido. Y ha entendido que no se trata de la imposición de ninguna lengua pero tampoco de la discriminación de la otra.
P ¿Cree que esa falta de sensibilidad a la hora de aplicar y explicar las políticas lingüísticas ha avivado la brecha entre valencianoparlantes y castellanoparlantes?
R No lo creo. Es más lo que pueda salir en medios de comunicación y la repercusión que ciertos partidos le quieren dar, que la realidad. Yo no vivo esa tensión ni nadie me la ha transmitido. Es verdad que la oposición ha generado odio. Odio entre sus propios votantes hacia una lengua. Hemos entrado en un sistema de ruido para taparse a ellos mismos, sus propias propuestas y meternos en el discurso de Cataluña cuando estamos muy alejados de esa realidad. Hemos sido un gobierno amable, que ha dialogado y, en este caso, ha habido una falta de sensibilidad y hay que rectificar.
P El PP de Pablo Casado quiere eximir a los funcionarios de saber valenciano. ¿Qué le parece?
R Estamos en una comunidad donde hay dos lenguas cooficiales y ambas tienen que estar presentes en la administración. No estamos diciendo que se deje de hablar o escribir en castellano para hacerlo todo en valenciano. No estamos hablando de eso. Pero la administración, como institución, debe ser un ejemplo del uso de ambas lenguas.
P Si tuviera que rectificar algo del Consell del Botànic, ¿qué sería?
R Nos ha faltado una política de recursos humanos mucho más clara. El personal en la Generalitat es escaso y una gran parte de los empleados públicos se van a jubilar en los próximos años. Hay que generar una amplia oferta de empleo público que incorpore, además, a gente joven a la administración.
P La conselleria de Transparencia era una especie de prueba piloto para esta legislatura. ¿Por qué debe seguir si ustedes defienden que estas políticas de control de la gestión deberían ser lo normal?
R La normalidad se consigue con medidas concretas. Y con las medidas bien sean de prevención de la corrupción o, como a mi me gusta llamar, disuasorias se logra. Si hay que publicar los gastos de un viaje quizás aquella persona que quiera cometer excesos se va a cortar en cierta manera para que luego eso no salga publicado.
P Y, mirando al futuro, ha relevado a Mireia Mollà en Alicante. A medio plazo, ¿se ve siendo un recambio para Mónica Oltra?
R (Risas) Uff... No. Paso a paso. No tengo esa ambición ahora mismo en mente.
