El testaferro uruguayo de Eduardo Zaplana, el empresario Fernando Belhot, ha admitido ante la jueza de instrucción y el fiscal anticorrupción del caso Erial que movilizó el dinero de las empresas del exministro y sus dos amigos y testaferros -Francisco Grau y Joaquín Barceló- a petición del expresidente de la Generalitat. Según recoge la segunda parte del sumario que se ha notificado hoy a las partes, Belhot declaró por videoconferencia desde Uruguay el pasado 25 de enero.

En su declaración judicial, Belhot confirmó que conoció a Zaplana en el año 2009 a través de "unos conocidos" como una "persona de gran influencia en el sector público y en el sector privado, aunque ya hacía años que había dejado la actividad política". Tras conocerse, Belhot se reunió entre febrero y marzo de 2009 con Zaplana y sus dos amigos y testaferros -Grau y Barceló- porque "habían montado una estructura societaria en España y Luxemburgo para optimizar activos que tenía el señor Barceló". Belhot les recomendó la jurisdicción uruguaya porque "es más barata y adecuada, por el convenio de doble imposición y de protección económica, además de disponer de un secreto bancario muy fuerte".

Según el relato de Belhot, "con el tiempo me di cuenta" de que Zaplana era quien decidía qué se hacía con los fondos por lo que le acabó preguntandole si las empresas le pertenecían, a lo que el exministro de Jose Maria Aznar le admitió que la mayor parte del dinero le pertenecía a él y una pequeña parte a Grau y Barceló.