El cierre de filas en Compromís contra la decisión del presidente de adelantar las elecciones autonómicas al 28 de abril quedó escenificado apenas unos minutos después de que Ximo Puig anunciara oficialmente el adelanto.

La vicepresidenta y lideresa de Compromís, Mónica Oltra, compareció en la sede oficial de su conselleria arropada por los cuatro representantes de la coalición en el Consell (Vicent Marzà, Elena Cebrián, Rafa Climent, Manuel Alcaraz) en una imagen de ruptura momentánea con el socio y que tiene como consecuencia práctica el pistoletazo de salida de la precampaña electoral. Desde hoy, PSPV y Compromís dejan en suspenso su sociedad al frente del Consell y aunque nada de lo ocurrido hace inviable que vuelvan a entenderse después de las elecciones sí supone de facto que cada uno irá por su lado hasta el 28-A. Aunque la puesta en escena tenía la potencia de subrayar que Compromís, en bloque rechaza la posición del presidente, el discurso de Oltra no resultó tan duro como algunos esperaban. De hecho, mucho menos de lo que cargos de la coalición señalan en privado.

Oltra dejó claro su rechazo al adelanto electoral, su incomodidad por la decisión, pero mantuvo tendidos todos los puentes abiertos con el socio para el futuro y sin una palabra más alta que otra.

Un discurso incoherente

Internamente se considera que el adelanto electoral es incoherente con el discurso que Puig ha mantenido en los últimos meses, especialmente en dos cuestiones; una, la de singularizar las elecciones valencianas para evitar que la agenda nacional se adueñe del debate, algo que se hace imposible con unas elecciones en la misma fecha que las generales, y dos, por el hecho de que el presidente haya asegurado en diferentes ocasiones que no tomaría ninguna decisión que no compartieran sus socios en el Consell.

La doble cita daña a la coalición

Aunque en Compromís aseguran que están preparados y que salen a ganar (tienen un dúo potente con Oltra y Joan Baldoví), tampoco se esconde que la convocatoria de autonómicas y generales en la misma fecha hace daño.

Compromís tiene una importante implantación en los municipios, y sus alcaldes y concejales tiran mucho en la movilización de su electorado. Por ello, separar la urna autonómica de la municipal resta posibilidades. Además, una campaña con temas marcadamente estatales y muy polarizadas entre Pedro Sánchez y las derechas no ayuda a visibilizar las propuestas de Compromís, explican.