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Las razones de Puig para un adelanto de las autonómicas

Ha valorado la posición de sus socios como bloque para decidir sobre la unión de los comicios valencianos con las generales - Cree que el PSPV se beneficiaría con Pedro Sánchez, que Compromís no saldrá mal parado y que Podemos salvaría la cara

Puig con Oltra y Vicent Soler, esta semana en las Cortes. efe

El posible adelanto de las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana lleva desde el verano en la agenda política del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Durante meses y, sobre todo, hasta la debacle socialista en Andalucía, el jefe del Consell amagó en varias ocasiones con activar el botón para acabar con la legislatura y acudir a las urnas, una competencia que se incluyó en el Estatuto en la reforma de 2006 pero que, sin embargo, no se había utilizado. El descalabro andaluz con Susana Díaz y el auge de la ultraderecha que abrió de nuevo al PP y a Ciudadanos la posibilidad de una coalición para instalarse la Generalitat, llevó a Puig a evitar un debate que, sin embargo, se volvió a reabrir cuando Pedro Sánchez, una vez que la derecha y los independentistas catalanes unieron sus fuerzas para tumbar su presupuesto, anunció la convocatoria de las generales para el 28 de abril.

Desde entonces, presionado por su núcleo de colaboradores más próximo y con Manolo Mata -su número dos en el PSPV- como principal abanderado, Puig ha desplegado mil y una consultas de todo tipo tanto en la Comunidad como en Madrid para explorar dos alternativas. Una: mantener las autonómicas para la fecha del 26 de mayo -apenas un mes después de las generales- junto a las municipales, las europeas y los comicios en otras doce comunidades. Es decir, celebrar los comicios el cuarto domingo de mayo como marcaba la ley antes de reformarse el Estatuto. O dos: activar por primera vez la opción de adelantar las elecciones valencianas para unirlas a las generales del 28 de abril y, de esa manera, intentar jugar una carta propia en un escenario político muy convulso y desde el punto de vista demoscópico muy volátil e incierto.

Aunque la decisión definitiva, en un sentido u otro, se definirá en las próximas horas coincidiendo con el final del plazo que expira en la medianoche del martes, los socialistas se inclinan -a expensas de la resolución de Ximo Puig, el único que puede ejercer la capacidad de convocatoria- por adelantar los comicios y unirlos a las generales. ¿Por qué? ¿Cuáles son las razones que han llevado al jefe del Consell a plantearse utilizar un mecanismo extraordinario como esa capacidad de disolver el parlamento? La principal tiene que ver con las expectativas de los tres socios del Botànic para reeditar una segunda versión del gobierno que ha conducido la Generalitat desde 2015. Y, después de un sinfín de conversaciones, el jefe del Consell está casi convencido de que las opciones crecen uniendo las autonómicas con las generales en abril, en unos comicios con más participación y en los que la izquierda, con Pedro Sánchez como principal activo, puede movilizarse más para hacer frente a un tripartito con el PP y Ciudadanos que cuente con el apoyo a la andaluza de los ultras de Vox.

Primero. El jefe del Consell, como apuntan muchos de los sondeos publicados y los datos de los que dispone, está muy seguro de que unir su futuro al de Pedro Sánchez le va a generar un rédito electoral a los socialistas valencianos no solo por cosechar un incremento de votos sino también por la fragmentación de la derecha en tres bolsas de electores.

Segundo. A pesar de que Mónica Oltra es contraria al adelanto electoral, el presidente de la Generalitat valora que a Compromís no le iría mal en esa cita con una batalla tan polarizada entre la izquierda y la derecha en la que jugaría su papel. Entiende que el tándem que forman Oltra y Joan Baldoví es potente desde el punto de vista electoral para una contienda de alto contenido ideológico y puede, además de salir muy bien parado en las autonómicas, ganar peso en el Congreso de los Diputados, donde actualmente cuenta con cuatro diputados.

Y tercero. Lo más importante: salvar a Podemos una vez resuelta su alianza con EU. Los datos demoscópicos de los morados son preocupantes para el Botànic. Supera el listón del 5% para acceder a las Cortes aunque no de una forma demasiado holgada. Sin la entrada de la confluencia Unidas Podemos en el hemiciclo valenciano no habrá reedición del acuerdo. Y, precisamente, uno de los elementos que se han barajado en las conversaciones de estos últimos días es que, muy posiblemente, Podemos resista mejor, como se ha visto en procesos electorales en toda España, en un escenario de generales con el «tirón», pese a su desgaste, que aún conserva Pablo Iglesias que en uno solo de autonómicas con un desconocido como Rubén Martínez Dalmau. A eso hay que añadir, además, el avance de la gravísima crisis interna de los morados. De mantener las autonómicas en mayo, un mal resultado en las generales de abril, les haría llegar todavía en peores condiciones a la gran pugna del Botànic.

Pero, al margen de la aritmética, el jefe del Consell también ha barajado otros tres argumentos más ideológicos. A partir de ahora, la Comunidad Valenciana tendría un calendario electoral propio, que nos colocaría en el mismo plano que Cataluña, Galicia, País Vasco y Andalucía. En el Consell están seguros que la batalla valenciana se visibilizará tanto en la Comunidad como en Madrid a pesar de coincidir con las generales. Y una razón más en clave interna socialista: Ximo Puig prefiere coincidir con Pedro Sánchez que hacer las elecciones antes que con otros barones autonómicos socialistas como el aragonés Javier Lambán, el manchego Emiliano García Page o el extremeño Guillermo Fernández Vara, con lo que ni comparte ni discurso ni tampoco una idea parecida sobre el debate territorial de España. La operación de adelanto electoral cuenta con el visto bueno del PSPV y de la Moncloa. Antes de anunciar la resolución, en el caso de que finalmente se decida, Puig hablará en primer lugar con Oltra para comunicárselo. Es sabedor del enfado de la vicepresidenta pero, en cualquier caso, la idea de Puig es intentar rebajar la tensión al máximo antes de los comicios. Rival en la izquierda pero imprescindible para gobernar. El presidente decidirá. En 24 horas.

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