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Jorge Fauró

Los amigos de Eduardo

«El Jefe» de la Erial sólo acabó confiando en sus amigos de toda la vida pese a codearse durante tres décadas con lo más alto de la sociedad

Joaquín Barceló: ¿Qué pasa Eduardo...?

Eduardo Zaplana: ¿Qué pasa, Pachanito?

Fuera del ámbito más localista de Benidorm, no resulta sencillo entender algunos de los nombres con los que el expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, y su amigo y supuesto testaferro Joaquín Barceló, se refieren a personas o empresas con las que operaban presuntamente en negocios que han acabado aflorando millones de euros procedentes de mordidas ligadas a la gestión pública y que los implicados creían a salvo en paraísos fiscales. Ambos acaban de salir de prisión después de ocho meses.

Las grabaciones del caso Erial constituyen una de las principales pruebas de cargo contra el también exministro y portavoz del Gobierno de José María Aznar, pero asimismo ponen de manifiesto que el dinero no es el único tesoro que acumuló Zaplana durante casi 30 años en puestos de responsabilidad, tanto en el ámbito público como luego en el privado. Su dilatada trayectoria da para presumir de una agenda de contactos de lo más variada y exclusiva, aunque el contenido del sumario desvela que sólo depositaba su confianza más absoluta en los amigos de toda la vida, ese círculo íntimo que labró mucho antes de iniciar su carrera como gestor público, cuando una moción de censura le convirtió en alcalde de Benidorm en 1991. Sus amigos, su tesoro.

Joaquín Barceló, Pachano, heredó el apodo de su padre. En Benidorm, como en muchos municipios de Alicante, este tipo de apelativos son muy comunes y permiten reconocer enseguida a los miembros de un clan familiar. La ciudad de los rascacielos, con un «lobby» muy potente de «gent del poble», los tiene a cientos: carroña, golondro, canyero, vitorino. Los investigadores colocan a Pachano al frente de varias empresas con las que la red liderada por «El Jefe», como se refieren a Zaplana en varias conversaciones, trataba de repatriar dinero oculto fuera de España. Una de esas sociedades lleva por nombre Costera del Glorio, y no es por capricho.

El Glorio era el sobrenombre del abuelo de Joaquín Barceló. Fue uno de los primeros taxistas que circuló por Benidorm. Su vehículo, en realidad, era una furgoneta americana, parte de cuya carrocería estaba hecha en madera, una tartana que desempeñó su trabajo durante años hasta que el propietario la sustituyó por un vehículo más moderno, al que bautizó como «La rubia». La familia heredó de un pariente un edificio en la Costera del Campo, una de las vías que atraviesan un barrio situado a escasos metros del puerto y del casco antiguo, y que en su día alojó a familias de pescadores. La Costera del Glorio.

«¿Lo arregla o lo aprieto?»

Joaquín Barceló: Estoy viniendo por segunda vez de ver a nuestro amigo el gasofa.

Eduardo Zaplana: ¿Y qué dice?

J.B: Mentiras, dice mentiras sin parar. Pero bueno, algo arreglaremos, ya veremos... Ya te contaré más.

E.Z: Pero, ¿lo arregla o lo aprieto?

Pachano necesita a alguien para retirar del banco 50.000 euros que Zaplana requeriría disponer con urgencia. La cantidad no es pequeña y la entidad lo advierte. El presunto testaferro precisa de alguien que pueda «justificar» por medio de facturas la salida de tanto efectivo. De nuevo se recurre a un íntimo de toda la vida, Francisco Pérez, Paco Gasofa, expresidente del PP en Benidorm y propietario de una conocida gasolinera a caballo entre la localidad turística y Finestrat. El parque móvil municipal de Benidorm, coches de Policía incluidos, llenan allí sus tanques de gasolina. Gasofa se resiste a la petición de Pachano, pero Zaplana tiene con el empresario de hidrocarburos cercanía suficiente para poder «apretarle».

Estas muestras de confianza en su círculo más intimo de amistades no son nuevas. La imagen que se muestra a continuación, tomada en los años 90, corresponde a la peña El Picarol, la agrupación de festeros constituida a mitad de esa década para participar en las Fiestas Mayores Patronales de Benidorm. Cinco días con sus cinco noches implicados de un modo muy cercano en la máxima celebración social en que confluye toda la ciudad. Desfiles, procesiones, ofrendas, un local en el centro del pueblo, el escenario propicio para continuar siendo una referencia entre los vecinos.

Más de la mitad de los miembros de la peña acabaron en puestos clave para consolidar el poder político de Zaplana. Fernando Modrego, exconseller de Medio Ambiente, cuyo hermano, Míchel, funcionario de Benidorm, aparece en el sumario como asesor fiscal de Joaquín Barceló. El notario Antonio Magraner, exconsejero zaplanista en la CAM; un exalcalde, dos exconcejales, Ramón Campos (Fiestas) y Antonio Botella, El Meno (Urbanismo), cuya ubicación en la fotografía ha sido modificada mediante edición para facilitar su localización; un exdiputado al Congreso, Francisco Murcia; Luis Bomant, socio de Pachano en un negocio de piscinas.

Eran parte de su guardia de corps, junto a quienes siempre regresaba cuando se lo permitía su cargo de presidente de la Generalitat, de ministro o de alto directivo de Telefónica.

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