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Un territorio por explorar

En una escena inédita, el PP y Cs confían en mantener el empuje de las generales para sumar en las autonómicas con los ultras de Vox

El presidente Ximo Puig junto a la vicepresidenta Mónica Oltra ayer en el pleno de las Cortes Valencianas. efe / europa press

El escenario de incertidumbre que ya se palpa en la Comunidad Valenciana ante un probable adelanto de las elecciones generales al mes de abril tiene a los principales partidos haciendo análisis, sacando cuentas y evaluando las distintas situaciones que podrán generarse una vez que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anuncie hoy si convoca los comicios en España antes de los que están ya previstos el 26 de mayo en las comunidades autónomas y en los municipios. Es la primera vez que se juntarían dos jornadas electorales en menos de un mes. La situación no es fácil de digerir -incluso el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, deja puertas abiertas aunque su intención es agotar la legislatura- pero solo Podemos se atreve a cuestionar un escenario con eleccones separadas que para los partidos de la derecha es viento a favor, según consideran tanto desde el PP como en Ciudadanos.

En primer lugar, apuntan, el Consell del Botànic podría verse afectado por el efecto arrastre que tendrían en las elecciones autonómicas unos comicios generales con un sector de la población alineado con los argumentos en contra de las políticas de Pedro Sánchez con Cataluña. Este argumentario, que llevó al PP, Cs y Vox a salir a la calle el pasado domingo en una manifestación que la izquierda va a explotar hasta la saciedad por los datos de asistencia y por la fotografía de Pablo Casado y Albert Rivera junto a Santiago Abascal, es justo el que promueven en la Comunidad Valenciana la presidenta autonómica del PP, Isabel Bonig, y el virtual número uno de Ciudadanos a la Generalitat, Toni Cantó.

Fuentes populares y del partido naranja aseguran que el adelanto de las generales les beneficia precisamente en la Comunidad ante las autonómicas y municipales por el efecto arrastre «de carácter nacional» que persistiría un mes después en las elecciones de mayo. En clave electoral, PP y Cs ven en esos comicios un posible gobierno de la derecha sustentado por un tripartito con el apoyo de los ultras que para el PP podría repetirse en la Comunidad Valenciana -los populares hablan sin pudor de un pacto con la ultraderecha de Vox, siempre y cuando esté sobre la mesa la línea roja de la Constitución, dicen- mientras que para los naranjas del pacto con Vox en clave valenciana se habla todavía con la boca muy pequeña y en foros informales.

Mientras que el PP habla claramente de un posible aliado ultra, de puertas para afuera la formación autonómica de Albert Rivera intenta defender el «superdomingo» por su coste económico y desvincular a su líder nacional del cabeza de Vox, Santiago Abascal, después de la imagen de la manifestación del pasado domingo con todos los líderes de la derecha posando erguidos con el himno nacional. Pero, en cualquier caso, ambas formaciones ya se frotan las manos ante el posible adelanto de las generales, aunque cada una marcando su espacio. Cargos de Cs ya hacían campaña contra PP y PSPV para cambiar España, y el secretario nacional de la formación, Juan Carlos Villegas, lanzaba el mensaje de superar con las próximas elecciones el bipartidismo.

Lo que ningún partido contempla es el adelanto de las autonómicas. Aunque Puig tiene presiones para disolver las Cortes Valencianas y avanzar las elecciones al mismo día que las generales a la espera de lo que decida hoy Pedro Sánchez, lo cierto es que en València y en el PSPV siguen pensando que las autonómicas deben de mantenerse para el 26 de mayo. El problema que se valora en el seno del Palau es la contaminación de la política autonómica por los asuntos nacionales, justo lo que Puig no quiere para que no se disipen los temas que abandera el Botànic así como los que marcan ahora mismo la agenda valenciana. Es precisamente lo contrario de lo que busca la derecha: contaminar en la Comunidad el debate con el conflicto catalán en una comunidad en la que PP y Cs se han opuesto a la política lingüística sobre el valenciano del Conseller Vicent Marzà y una «hoja de ruta catalanizada» como ha repetido cientos de veces Isabel Bonig.

En Compromís sí hay una percepción positiva sobre el adelanto de los comicios generales a abril. En la coalición de Mónica Oltra han cordado una ejecutiva para este mismo lunes en València con el fin de analizar la situación que surja a partir de mañana, pero ven irremediable la convocatoria de elecciones tras el fracaso de los presupuestos generales. Alentados por la manifestación del 8 de marzo en el Día de la Mujer, los partidos del Botànic temen por otro lado que la izquierda se desmovilice con unas elecciones entre las que no pasaría ni un mes entre ellas. Por eso, desde el partido morado fuentes autonómicas de la formación alentaban a estrategias para mover el electorado ante el auge de la derecha aunque lamentaban un adelanto electoral de las generales porque es «la prueba de que ha fracasado el diálogo en España». Por eso, para Podemos no es descabellada la opción del «superdomingo» -poner en una sola jornada todos los comicios- además del ahorro económico que se produciría en medios y recursos electorales. Pero en el fondo nadie sabe nada sobre unos escenarios inéditos, aún por explorar. Y hasta que Pedro Sánchez no hable hoy, todavía menos.

Puig: «La derecha y los independentistas nos roban 1.400 millones»

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, aseveró ayer en la sesión de control de las Cortes Valencianas que la «alianza entre la triple derecha y el independentismo», que se han opuesto a los Presupuestos Generales del Estado para 2019, ha «robado» a los valencianos 1.400 millones euros. Entre esos 1.400 millones de euros, figuran 450 millones correspondientes a inversiones, 281 al IVA, 237 a la flexibilización del déficit y 50 millones a la mejora de la financiación de la dependencia. Sobre la posibilidad de un adelanto electoral en la Comunidad, Puig aseveró que la única esperanza que tiene esa «triple alianza» en estos momentos es «que no se vote lo que pasa en la Comunidad Valenciana».

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