Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Todo en orden en el socialismo alicantino: en manos de Franco

La última pirueta socialista en la capital con una segunda convocatoria de primarias una vez que Ximo Puig había ungido como alcaldable a Francesc Sanguino es una bofetada al jefe del Consell y devuelve todo el mando del proceso al exsenador

Todo en orden en el socialismo alicantino: en manos de Franco

Reza el dicho al que se encomiendan los futboleros cuando llega la época de un campeonato mundial que el fútbol es un deporte inventado por los ingleses en el que, al final, casi siempre acaba ganando Alemania. Algo parecido ocurre cuando esa máxima se aplica al socialismo alicantino. A saber, el PSOE es ese partido más que centenario fundado por Pablo Iglesias -nada que ver con el de Podemos- en el que, al menos en la ciudad de Alicante, la victoria acaba siempre del lado de Ángel Franco. Así son las cosas. En otra semana de alto voltaje, la última pirueta de los socialistas con triple salto mortal y doble tirabuzón arrancó con la designación como alcaldable en Alicante de Francesc Sanguino, director del Teatro Principal y hasta ahora conocido por su proximidad a Podemos y EU. Continuó con declaraciones nada menos que del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ratificando en público la nominación. Y terminó con una resolución de Ferraz que, en la práctica desautoriza en toda regla a Puig, congelando esa candidatura ya proclamada de Sanguino y convocando por segunda vez unas primarias después de las que ya se anularon en noviembre. Todo eso en apenas siete días. Otro espectáculo marca de la casa. Propio de un reino que está lejos de este mundo.

Cuando se suspendió la primera votación interna a la que habían concurrido la concejal Eva Montesinos, elegida en su día como relevo de Gabriel Echávarri pero que se quedó sin la Alcaldía; el «sanchista» José Asensi; y otro independiente, un médico municipal apadrinado por Ángel Franco; cuando se produjo la anulación de aquel proceso, decía, el presidente de la Generalitat marcó una senda. Un camino. Evitar otro enfrentamiento y buscar un candidato de fuera del partido, al margen de las riñas internas que apasionan a la agrupación socialista y que pudiera frenar el deterioro de la marca en Alicante. Se puede discutir la decisión. Pero esa fue la apuesta de Puig, a día de hoy el dirigente territorial más importante del PSOE. Francesc Sanguino, al que conoció durante las negociaciones para la entrada de la Generalitat en el Teatro Principal, no era la primera opción del jefe del Consell. Ni mucho menos. Pero fue el único que, cuando ya faltaban menos de cuatro meses para las elecciones y urgía nombrar un candidato, le contestó con un «sí» cuando le propuso el «marrón» de asumir la candidatura. Número uno por descarte.

El pasado domingo, durante un mitin en València en el que se evidenció el «agujero» que suponía la falta del cabeza de lista para la ciudad de Alicante, el jefe del Consell le trasladó la propuesta tanto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como a José Luis Ábalos, ministro de Fomento y máximo responsable del «aparato» de Ferraz. Pero el conflicto abierto en Madrid con la alternativa del exseleccionador nacional de baloncesto, Pepu Hernández, como alcaldable socialista precipitó los acontecimientos. Si en la capital, con tres aspirantes, tenían que someterse a primarias, en Alicante también se tenía que abrir el proceso. La presión del influyente «sanchismo» alicantino hizo el resto. La resolución cambia por completo la línea que había marcado Puig y, por tanto, es un varapalo para el que ahora mismo, repito, es el presidente de comunidad autónoma más importante que les queda a los socialistas tras perder Andalucía. Y, por extensión, deja en ridículo a toda la estructura del PSPV. Desde la cúpula de los socialistas valencianos pasando por la ausente e inexistente dirección provincial y cerrando el círculo con una ejecutiva local teledirigida por Franco que, dentro de los tintes surrealistas del decorado, llegó a convocar un acto con Francesc Sanguino como numero uno proclamado mientras en Madrid «congelaban» su candidatura.

Así que la decisión de Ferraz de celebrar primarias es una enmienda a la totalidad que evidencia la mala gestión de todo el proceso de selección del alcaldable en Alicante, la capital de la circunscripción clave para las próximas elecciones municipales y autonómicas. Ojo: en Madrid también son culpables. Y mucho. Convocar dos primarias con reglas a la medida de cada momento. Una anulación. Incapacidad para colaborar en la búsqueda de un candidato. Y algo peor: las ganas de «vendetta» revanchista de parte del «sanchismo» contra el presidente de la Generalitat. Aún siendo una candidatura con debilidades, la maniobra de Puig para proponer a Sanguino había generado un cierto impacto positivo en sectores progresistas de Alicante y había recibido aplausos del resto de grupos de la izquierda que lo valoran como un perfil dialogante en el caso de que puedan llegar a acuerdos tras las elecciones. Pero, sobre todo, era una apuesta que partía del líder del PSPV al margen del juego de trileros de unos y de otros para usar sus votos como garantía y luego poder cobrarse en las listas los servicios prestados.

Ahora, sin embargo, el proceso se retrotrae a unas primarias y la llave que concede la victoria devuelve el poder al de siempre: Ángel Franco. Los «sanchistas», con su venganza, le entregan el anillo de poder al que dicen combatir. Desde el jueves por la tarde, cuando se conoció la resolución de Ferraz, el presidente de la Generalitat, sin una bolsa de votos decisiva en la agrupación de Alicante, se tuvo que arremangar para intentar sumar los apoyos que le garanticen la candidatura a Sanguino, que de inmediato anunció que se sometería a la votación. No se puede permitir una derrota. Y Puig, al margen de enviar a toda la artillería del PSPV a la presentación del viernes, tuvo que recurrur a Franco, el único que le puede garantizar la mayoría en esas primarias. Hábil como nadie, el exsenador no se puso en ninguna foto con Sanguino durante el acto que se celebró en la sede socialista pero siguió toda la convocatoria desde cerca con saludos a diestro y siniestro. Amo y señor. Que para eso es el jefe. Control absoluto de la jugada.

Con una resolución directa de Ferraz para nombrar a Sanguino, Franco tenía más difícil controlar el proceso. Podía poner condiciones pero el candidato tendría un cierto margen al depender directamente de la decisión de Ximo Puig y de Ferraz. Ahora el exsenador y sus partidarios -«la gente que me escucha», como Ángel Franco dice- pondrán sus votos en la cesta de Francesc Sanguino para salvar al jefe del Consell. Es muy posible que el director del Teatro Principal acabe ganando esas primarias. Acertaría hasta el sonrojante CIS de Tezanos. Pero ahora el exsenador habrá prestado un servicio de esos que luego se pasan en una factura a precio de oro colocando peones en las candidaturas. Para manejar el futuro grupo municipal y la cuota en la lista autonómica. Al tiempo. Todo vuelve a quedar en manos de Ángel Franco. Como siempre.

Un mes de pugna interna que tiene impacto en toda la provincia

La decisión de Ferraz de cortar la nominación «a dedo» de la candidatura de Francesc Sanguino como número uno socialista a la Alcaldía de Alicante para hacer primarias vuelve a abrir, al menos, otro mes más de pugnas y de mensajes de pugna interna en la capital. Ya se sabe que en las filas socialistas siempre se dice que cuando la agrupación de la capital recae de sus males, las siglas del partido sufren un impacto en toda la provincia. Pues eso. Hay por tanto una clave interna que afecta a la decisión y que supone que, a menos de cuatro meses de las elecciones, los socialistas se van a pasar las próximas semanas enfrascados en sus propios asuntos con una pugna que enfrenta a la dirección local y autonómica, que apadrinan a Francesc Sanguino, frente a la portavoz del grupo municipal socialista, Eva Montesinos, y al grupo que tiene línea directa con la dirección federal del PSOE. Todos en el mismo saco. Pero además tiene una debilidad que lo lastra hacia el exterior: cualquier intento del partido por ofrecer mensajes en positivo se contaminará de este endiablado proceso. P. r. f.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats