La crisis del PP en Orihuela con la pugna entre la dirección provincial y la cúpula nacional a cuenta de la continuidad como candidato del alcalde Emilio Bascuñana es mucho más que un conflicto localizado en la capital de la Vega Baja. A menos de cuatro meses de unas elecciones decisivas en las que el PP se jugará recuperar instituciones en alianza con el resto del bloque de derecha o seguir en la oposición por escaso margen, el futuro del primer edil oriolano se ha convertido en la punta del iceberg de un pulso que, como viene informando este periódico, desestabiliza a la cúpula provincial del PP que encabeza José Císcar y, en último extremo, intenta tomar posiciones para hacerse con el control de la dirección regional que ahora lidera Isabel Bonig. No estamos, por tanto, ante una batalla de segundo orden. Todo lo contrario.

Las evidencias se acumulan contra Bascuñana. Al informe de Sanidad que destapa que estuvo durante seis años cobrando de la conselleria sin ir a trabajar durante la etapa del PP en la Generalitat se suma ahora las sospechas que empiezan a surgir sobre el uso del dinero público que recibe el grupo municipal de Orihuela. Todo ello una vez que se ha conocido que el primer edil se gastó parte de esos fondos -más de seis mil euros que realizó a través de dos pagos- en una encuesta electoral de valoración de su propia gestión sin el consenso, además, del resto de concejales. Así y todo, al menos por ahora, las posiciones siguen claras. Génova, en una tesis que defiende Teodoro García Egea, mano derecha de Pablo Casado, mantiene que Emilio Bascuñana debe continuar como candidato y está dispuesto a avalarlo mientras que, sin embargo, la dirección regional del PP, el órgano que tiene las competencias para designar a los aspirantes en los municipios de más de 20.000 habitantes, rechaza por completo oficializar ese nombramiento.

En Orihuela, el gran bastión del PP desde hace tres décadas, se juegan muchas cosas. Es el partido judicial en el que los populares tienen más escaños en la Diputación junto con la comarca de l'Alacantí. Eso depende de los resultados municipales. Y es el punto neurálgico de una comarca que aporta al menos una cuarta parte de todos los votos del PP para las elecciones autonómicas en la provincia de Alicante, una circunscripción clave para las aspiraciones de los populares de sumar una mayoría con Ciudadanos y ahora junto a los ultras de Vox. El resultado del conflicto es clave, por tanto, para las aspiraciones que pueda tener el PP en las urnas.

Hace unos días, el presidente de la Diputación, César Sánchez, el cargo más importante del PP de la Comunidad en Génova, fue a Orihuela para dar un espaldarazo a Bascuñana. Un bofetón a Císcar, a Bonig y a la oriolana Eva Ortiz, secretaria regional. La operación tiene recorrido. Los «casadistas» promocionan al número uno de la institución provincial. César Sánchez trata de mantener su perfil de corte moderado y dialogante, pero la operación va mucho más allá. Su nombre está encima de la mesa de los seguidores de Casado no sólo para relevar a José Císcar en Alicante sino para moverle la silla a Bonig en caso de un mal resultado autonómico. Mañana Bonig va a Génova y el martes se reúne el comité provincial. Crisis que arranca en Orihuela pero lastra a todo el PP.