El expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, achaca a un «complot de la izquierda» su imputación en una pieza separada de la trama Gürtel, que ayer lo llevó a declarar en la Audiencia Nacional. También forman parte de este complot las condenas a exconsellers como Milagrosa Martínez o la cúpula del Partido Popular de la Comunittat Valenciana (PPCV) por delito electoral cuando estaba dirigido por él o el procesamiento de hasta cuatro exconsellers más en otras piezas de esta macrocausa de corrupción.

Y se trata de un «complot» que viene de lejos. Según Camps, «el grupo Prisa decidió en febrero de 2009 [cuando estalló el caso Gürtel] construir sobre una frase [la grabación en la que llamaba a El Bigotes «amiguito del alma»] construir un relato y sobre ese relato he tenido la desgracia de que una parte de la opinión española haya seguido manifestando una opinión en relación con mi trabajo como presidente y de mi gobierno. Se intentó destruir y ridiculizar a la persona», criticó a la primera de cambio a los numerosos periodistas que lo esperaban a las puertas de la Audiencia Nacional, donde declaró durante tres horas ante el juez José de la Mata por su presunta participación en el trato de favor a la empresa Orange Market en los contratos de la Generalitat.

Una acusación contra él y el PP que Camps considera una insidia. «El relato construido por la izquierda ha calado de forma profunda en la opinión pública y yo espero que, en las próximas elecciones, los españoles le digan a los que crean en este relato que estamos hartos, que no tiene ni justificación, ni sentido y que, paradójicamente, cuando se trata de cosas del Partido Socialista o de los comunistas de Podemos la gente normalmente mira a otra parte y las cámaras no acuden detrás de ellos. Yo no tengo casa en Galapagar», soltó tras ser preguntado por la condena a la cúpula del PPCV por financiar ilegalmente las campañas electorales de 2007 y 2008. Un relato de la corrupción que, a juicio del exjefe del Consell, se mantiene en danza «para seguir haciendo posible dos cosas: que yo no pueda volver nunca a la política y que mi partido siga arrastrando una imagen de corrupción que no se corresponde con la realidad de mi partido. Por eso este relato. Si no, no estarían aquí».

Camps defendió en su declaración en la Audiencia Nacional y también ante los periodistas la honestidad de su gestión y que su única preocupación era «la Comunitat Valenciana, hacer colegios, hospitales, carreteras y poner en marcha la administración autonómica que no sólo tuvo el refrendo de los valencianos por tres veces sino que fue una gestión impecable y extraordinaria». Pero en la que él no estaba en el día a día o en los detalles. «¿Cuándo usted era director general de Justicia con el Gobierno de Zapatero estaba al tanto de todo?», aseguran fuentes conocedoras de su declaración que asestó Camps al juez José de la Mata, titular del Juzgado Central de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional. Un comentario que dejó impertérrito al magistrado, que siguió con el interrogatorio.

Durante las tres horas que se prolongó su comparecencia, Camps también rebajó a la categoría de «conocido» al otrora «amiguito del alma» que ahora lo inculpa como la «X» de la trama orquestada para financiar ilegalmente al PP y amañar contratos -según las dos sentencias dictadas en la rama valenciano del caso Gürtel-. Declaró que sólo conocía a Álvaro Pérez porque «organizaba los actos de partido». Y que acudió a la boda de «El Bigotes» porque «me lo pidió Ricardo Costa porque era un tío que se esforzaba por el partido». Una boda en la que Pérez agradeció públicamente a Camps «haberme invitado a venir a València», como se le recordó ayer.

Camps también contextualizó la famosa llamada del 24 de diciembre de 2008 en la que pronunció la frase «amiguito del alma» en la euforia navideña y en que ese día se reunió con el presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, del que logró un acuerdo en financiación y carreteras, explicó ayer. «Llegué a casa y comencé a llamar a consellers... Y también a Álvaro Pérez para felicitarle por unos actos de partido que habían salido muy bien». Y citó como ejemplo la escasa amistad familiar con Pérez, que «en la siguiente llamada grabada, mi mujer rechaza el regalo que recibió».

Sobre Camps, la vicepresidenta Mónica Oltra aseguró ayer tras el pleno del Consell que «lo que sí que ha sido una pesadilla y un mal sueño para los valencianos ha sido la corrupción que el PP instaló por el daño económico y moral que ha hecho. Estaría mejor que pidiera perdón», aseguró.

Isabel Jordán confirma el amaño de los pliegos

La exadministradora de varias empresas del grupo Correa confirmó ayer el trato de favor que estas mercantiles recibían de la Generalitat. La declaración de Jordán ante el juez duró dos horas en las que desgranó cómo el entramado de empresas recibían con antelación los pliegos de contratos, lo que les permitía acceder con ventaja a los concursos que se convocaban desde la Generalitat. Un trato de favor que se prolongó desde 2004 hasta 2009. Ella abandonó el grupo Correa en 2007, pero indicó al juez que en la causa existen correos electrónicos de 2009 que demuestran que el contrato del stand de Fitur para ese año también se amañó, según fuentes conocedoras de su declaración. Jordán también ratificó la peculiar forma en la que Álvaro Pérez supo que se encargaría de la logística del Open de Tenis 2005 (organizaron cuatro ediciones). «Fuimos a comer al Club de Tenis València Mónica Magariños, Álvaro Pérez y yo. Éste se ausentó para hablar con Camps y, cuando volvió, nos dijo: "¡Chicas, vámonos que ya tenemos el Open de Tenis adjudicado!