El exconseller Rafael Blasco ha conseguido el tercer grado penitenciario tres años y siete meses después de su ingreso en prisión el 15 de junio de 2015, para cumplir una condena de seis años y medio de cárcel, impuesta por el Tribunal Supremo, según confirman a INFORMACIÓN fuentes conocedoras de los hechos. El cuatro veces conseller con cuatro presidentes de la Generalitat fue condenado a ocho años de cárcel por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJ) -después rebajados por el Supremo- por los delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación administrativa y falsedad en documento oficial cometidos durante su etapa al frente de la Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía.

Blasco intentaba desde hace tiempo conseguir el tercer grado, que se le había denegado de manera reiterada. Y, de hecho, era el único de los seis acusados en la primera pieza del Caso Cooperación que aún permanecía en prisión. Hasta ahora sólo ha podido disfrutar de algunos permisos penitenciarios. El régimen de semilibertad del que podrá disfrutar a partir de ahora le ha sido concedido por la junta de tratamiento del centro penitenciario Antonio Asunción de Picassent, ratificado por el equipo directivo de Instituciones Penitenciarias, por varios motivos: que ya ha cumplido más de la mitad de su condena, su avanzada edad (cumplirá 74 años) y algunas complicaciones de salud. También ha pesado el hecho de que los delitos por los que fue juzgado se cometieron hace muchos años y que nunca ha rehuído la acción de la justicia, según confirman fuentes conocedoras de la decisión. Además, ya no existe posibilidad de reincidencia pues la condena incluyó veinte años de inhabilitación, por lo que sólo podría volver a la política o ejercer algún cargo a los 90 años.