La Agencia Tributaria Valenciana ya está más cerca de ser una realidad que una promesa del Botànic. Pese a las dificultades con las que la conselleria de Hacienda que dirige Vicent Soler se ha encontrado a lo largo del último año, ayer el Consell aprobó el estatuto que sentará las bases de la modernización de la administración tributaria a dos meses de las elecciones.

La vicepresidenta Mónica Oltra explicó que recaudará loz tributos «propios», es decir, aquellos de titularidad autonómica y los «cedidos», de ámbito estatal. Oltra no determinó una fecha para su puesta en marcha de manera oficial pero espera «lo antes posible», ya que ha sufrido retrasos debido a los desencuentros con Función Pública y las dudas con Intervención y Abogacía de la Generalitat.

El objetivo es que la Agencia Tributaria Valenciana pueda alcanzar la autonomía e independencia que le permitan asumir funciones tributarias hasta ahora delegadas en otras administraciones y que no podía realizar de forma directa la administración autonómica. Además, podrá también asumirse la recaudación ejecutiva de los entes municipales y se reforzará la inspección para luchar contra el fraude fiscal.

Contará con cinco departamentos que a su vez contarán con sus propios equipos: el departamento de gestión tributaria; el de Inspección tributaria; el de recaudación; el de informática y el de valoración. Para todo ello, el Consell destinó 31 millones de euros en los presupuestos generales para 2019.