Todo puede pasar. Hay partido. Es la principal conclusión que deja el último sondeo encargado por Compromís y que modera las expectativas de la coalición con respecto a la encuesta del Bloc de hace un año. Los partidos del Consell se mantendrían con fuerza, formando un trío de cabeza con resultados bastantes parejos a los de Ciudadanos, pero sufrirían la amenaza de una debacle de Podemos de catastróficas consecuencias botánicas, de acuerdo con los datos del estudio a los que ha tenido acceso este diario. De ir por separado a las urnas, tanto los morados como EU se mantendrían muy cerca de la barrera de la muerte (el 5%): de caer por debajo, PSPV y Compromís no sumarían mayoría por sí solos. En confluencia, los dos partidos más a la izquierda suman menos que cada uno por su cuenta, pero tendrían asegurada vida parlamentaria holgadamente (en torno al 10%). A diferencia del sondeo del Bloc (una de las patas de Compromís) de marzo de 2018, la coalición retrocedería unos cuantos puntos (entonces se situaba entre el 25 y el 27 %) y no sería primera fuerza, espacio que cedería a los socialistas por un margen más o menos estrecho en función de la cocina.

El dato se puede interpretar como una manera de movilizar a sus bases por parte de la formación de Mónica Oltra en el tramo final hasta las elecciones autonómicas. Claro que en contra de esta lectura está el hecho de que la coalición ha optado por no hacer pública la encuesta y utilizarla de manera interna para la preparación de estrategias.

Una peculiaridad del estudio (basado en 1.300 entrevistas en toda la Comunidad) es que la parte más sensible de este (la adscripción de porcentajes de estimación de voto) ha quedado en manos de la propia coalición a partir de las tablas de intención y recuerdo de voto realizadas por la empresa contratada. El PSPV, Compromís y Ciudadanos serían los partidos a los que las urnas sonreirían con respecto a las elecciones de 2015. Los tres progresarían, pero especialmente los de Albert Rivera, que casi doblarían sus expectativas electorales y serían la fuerza hegemónica en el centroderecha. El revés de la moneda es para el PP, que de primera fuerza pasaría a cuarta, perdiendo entre once o doce puntos. Los datos que maneja Compromís indican que más de la mitad de los entrevistados que votaron en 2015 al PP hoy no lo harían. La fuga es, obviamente, hacia Cs y, por supuesto, hacia Vox, la novedad de esta última encuesta, que no aparecía en la de hace diez meses.

Como vienen indicando los últimos sondeos, la ultraderecha entraría en las Cortes con margen: sus expectativas estarían en este momento en torno al 7%. En Andalucía, Vox rozó el 11%. La aparición en escena del partido de Santiago Abascal, unida al crecimiento de Cs, supondría una mejora del bloque de la derecha con respecto a los comicios de 2015. Ambos fenómenos compensan con creces la caída del PP. Ese es el pronóstico al menos que realiza la encuesta de Compromís, de acuerdo con la información a la que ha tenido acceso este periódico.

No obstante, este avance no sería suficiente para acercarse al frente del Botànic, que mejoraría la suma de 2015 para alcanzar entre el 52 y el 54% de las papeletas. Todo ello siempre que la confluencia de Podemos y EU no se frustre: aportaría una decena de puntos a la ecuación que correrían el riesgo de quedar en nada si no prospera el matrimonio electoral. Por ahí suenan las alarmas en estos momentos. Mientras, el Consell ataca la nueva política de pactos que se ha establecido en España tras las elecciones andaluzas. Por eso, la vicepresidenta Mónica Oltra no titubeó al ser preguntada por el tripartito andaluz: un acuerdo compuesto «por dos fotos» dijo en referencia al documento firmado entre PP y Cs y el acordado entre PP y Vox. «¿Qué pacto se va a cumplir? ¿Foto uno o dos?» ironizó Oltra, y añadió: «Los pactos políticos deben tener una foto, si uno tiene vergüenza, es que quiere esconder algo». La actitud de Ciudadanos en las negociaciones ha sido, criticó con dureza, la de «bajar la cabeza».