Tras varias semanas de presiones por tierra, mar y aire hacia la jueza y el fiscal anticorrupción del Caso Erial que mantienen a Eduardo Zaplana y sus dos presuntos testaferros en prisión desde el pasado de mayo, mientras finiquitan las investigaciones y amarran el acceso al presunto dinero evadido a paraísos fiscales, los jueces de instrucción de València mostraron ayer su apoyo a la titular del Juzgado de Instrucción 8 de València, Isabel Rodríguez Guerola. Los veinte magistrados muestran su «profunda preocupación por el inadmisible acoso al que está siendo sometida» la magistrada por la decisión de mantener en prisión a Zaplana y sus dos presuntos testaferros. Unas «medidas cautelares personales legalmente adoptadas en el ejercicio de sus funciones en una causa penal a propuesta de la Fiscalía Anticorrupción y avaladas por la Audiencia Provincial de València».

Los magistrados añaden que la campaña de acoso «sin precedentes ha conllevado, además de la publicación de aspectos de la vida privada de la magistrada que pertenecen a su más estricta intimidad, amenazas más o menos veladas, descalificaciones e insultos de todo tipo» que los jueces de instrucción consideran «inadmisibles» porque «además de exceder los límites de la crítica razonable de las resoluciones judiciales, menosprecian la independencia judicial y desconocen el principio de igualdad ante la ley». Por ello, «ante hechos que traspasan líneas rojas nunca superadas, los jueces de instrucción de València solo pedimos, en éste y en cualquier otro procedimiento, el debido respeto a la función jurisdiccional, lo que implica que se nos permita realizar nuestro trabajo libre y responsablemente».

Por otra parte, el hospital La Fe de València prepara varias cajas de documentación con la historia clínica de Zaplana para que los forenses puedan emitir un nuevo informe sobre su estado de salud, como pide la jueza. Según fuentes de La Fe, el ingreso de Zaplana desde el pasado 18 de diciembrea ha permitido determinar que la pérdida de peso (10 kilos) no se debe a la enfermedad EICH (injerto contra huésped), sino a un proceso de desnutrición.Esto no estaba documentado anteriormente y se ha podido determinar ahora, según las mismas fuentes, mediante varias biopsias en el tracto digestivo de las que se desprende que «la desnutrición protéico-calórica está condicionada por el ingreso en prisión», puesto que en las últimas semanas el paciente ha ganado 2,5 kilos con una dieta en la que se ha duplicado el aporte calórico y se han añadido suplementos hiperprotéicos (batidos).

Además, Zaplana presenta un déficit «muy grave» de vitamina D, responsable de la absorción del calcio y su fijación en los huesos, que unido a la pérdida de calcio propiciada por los medicamentos contra la EICH incrementa el riesgo de fractura ósea, especialmente en las vértebras y en la cabeza del fémur. Según fuentes del servicio de Hematología de La Fe estas dolencias están relacionadas con la privación de libertad. Y añaden que un regreso a prisión supondría una infección respiratoria que derivaría en una neumonía con «absoluta seguridad», dado el repunte de gripe y virus sincitial y el hecho de que las ha sufrido en los dos inviernos siguientes al transplante de médula al que se sometió en 2015. «En estos pacientes una infección respiratoria tiene una tasa de mortalidad del 50 %, y se incrementa un 10 % cada hora que se retrasa la atención médica tras un proceso febril. Si desde que un paciente avisa al enfermero del centro penitenciario hasta que llega a La Fe pueden pasar unas cuatro horas, no es aceptable el regreso a prisión», advierten.