Ciudadanos, todo hay que decirlo, ha gestionado con notable habilidad la situación política en Andalucía. Ha trasladado la imagen de que su pacto era con el PP y, al menos en público, no se ha mezclado con los ultras. Pero eso cambia a partir de ahora. Digan lo que digan los dirigentes naranjas, lo cierto es que el gobierno andaluz se sustentará en los diputados de Vox. Sin ellos, no conseguirían el mando de la Junta de Andalucía. En el PP piensan que el auge ultraderechista también afectará y frenará el avance de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana. «El electorado de derechas que no nos quiere votar a nosotros, ya no habla de Cs sino de Vox. No hay espacio para los tres. Y ellos sufrirán», apuntan cargos del PP que defienden esa tesis. Sea como fuere, habrá que ver como lidia Ciudadanos con el mensaje que lanzará la izquierda desde el Botànic para identificarlo con esa alianza política que incluye a la fuerza ultra.
