No habrá una solución inminente ni tampoco en un plazo corto a la gravísima crisis en la que está sumido el socialismo en la ciudad de Alicante, que continúa sin candidato a la Alcaldía a menos de cinco meses para las próximas elecciones municipales y autonómicas. La cúpula del PSPV sigue sin alcaldable en la capital de una circunscripción que será determinante también, como ya ocurrió en 2015, para la correlación de fuerzas en las Cortes Valencianas y, por tanto, para determinar el futuro inquilino del Palau de la Generalitat. En estos momentos y a pesar de que en los últimos días se han desatado un sinfín de especulaciones, lo cierto es que ni hay un candidato definido para encabezar la candidatura socialista a la Alcaldía de Alicante ni tampoco una fecha tope para confirmar la designación en un escenario de fuerte tensión interna y con una gran incertidumbre.

Como se recordará, la dirección del PSPV representada por Ximo Puig y la cúpula de Ferraz con el visto bueno de José Luis Ábalos anularon el pasado mes de noviembre en medio de una intensa polémica las primarias para elegir al aspirante socialista a la Alcaldía de Alicante cuando la actual portavoz municipal, Eva Montesinos, y el catedrático José Asensi por el sector «sanchista» ya habían registrado, incluso, las firmas para optar al puesto. El desconocido Andrés García Trillo, un funcionario municipal apadrinado por el exsenador Ángel Franco, también tenía avales para presentarse aunque no llegó a presentarlos. Desde entonces, a sabiendas de que ese proceso de votación ya no se reabrirá y de que el desenlace final se resolverá «a dedo», la cúpula socialista intenta encontrar un número uno que ofrezca una imagen diametralmente opuesta para una agrupación enfangada desde hace décadas en batallas, escaramuzas e interminables conflictos que rechiflan a sus militantes y cargos.

El perfil de ese particular «cásting» continúa siendo el mismo. No ha variado. Los socialistas buscan como número uno en Alicante preferentemente a una mujer independiente, alejada de las batallas internas que ha tenido el partido, capaz de ofrecer una imagen nueva y fresca y que permita cuadrar un mensaje en positivo. Hasta ahí la teoría. El problema de todo esto es llevarlo a la práctica. El próximo sábado, los socialistas valencianos celebran en València su primer comité nacional tras las vacaciones de Navidad en lo que supone el inicio de facto de la precampaña. En esa reunión, el presidente de la Generalitat y aspirante a la reelección, Ximo Puig, quiere impulsar una comisión política capaz de canalizar la estrategia electoral y ya se dan por aprobadas las candidaturas más importantes en los municipios de más de 20.000 habitantes, las localidades en las que se centra gran parte de la batalla de mayo. La carrera a las urnas se inicia, por tanto, sin liderazgo ni político ni electoral en Alicante. Los socialistas siguen arrastrando el «agujero» que supone la crisis en la ciudad de Alicante y que no parece, en estos momentos, tener una solución sencilla ni tampoco, desde luego, nada fácil.

Por decirlo en plata y usando la expresión más escuchada en los corrillos del socialismo alicantino: a día de hoy, ni hay un «mirlo blanco» ni tampoco se le espera. No existe una alternativa clara sobre la mesa más allá de alguna especulación sin una base de realidad. Esa es la complicada tesitura en la que está metido el PSPV que ni siquiera se atreve a marcar una fecha para poder tomar una resolución definitiva. Se puede decir, de alguna manera que, a estas alturas del partido, el proceso está bloqueado con la contienda electoral ya lanzada: está descartada la opción de unas primarias y el proceso abierto para la designación -una elección por vía directa a la vieja usanza con una negociación de mesa camilla- no avanza. Y eso es un lastre. El candidato que surja necesitaría un margen para intentar darse a conocer y poner en marcha su propia campaña electoral. No lo tendrá.

Pero, además, seleccionar al número uno puede ser sólo el principio de algo aún peor. Un aspirante hasta ahora al margen de la convulsa agrupación socialista necesitaría de un equipo de campaña nuevo con gente de su confianza y de una candidatura que respondiera a ese espíritu de giro y cambio que el PSPV quiere imprimir a su apuesta en la ciudad de Alicante. Y eso, desde luego, acabará topando con la figura de Ángel Franco, el hombre que maneja el socialismo alicantino y que quiere mantener la mayoría del grupo de ediles. La rueda continúa girando.