Sobre la situación procesal y personal de Eduardo Zaplana están corriendo ríos de tinta en las últimas semanas y forma parte de todos los círculos de conversación de numerosos ámbitos: periodísticos, radiofónicos, políticos, profesionales e incluso familiares. Y obviamente en esta asociación no podemos ser ajenos a esta actualidad informativa. Y no podemos serlo porque muchos de los empresarios y directivos que formamos parte de Hosbec hemos conocido directamente a Eduardo Zaplana. Debemos recordar que fue alcalde de Benidorm y posiblemente el político que impulsó al turismo como sector estratégico de la economía valenciana desde su responsabilidad como presidente de la Generalitat Valenciana.

Nuestra intención con estas líneas sólo alcanza a pronunciarnos públicamente desde un punto de vista humanitario sobre una situación absolutamente excepcional. Este mismo posicionamiento lo tendríamos fuera quien fuera la persona que se encontrara en idéntica situación.

Desde ese punto de vista, creemos que todas las personas que no han sido juzgadas ni condenadas, igual que las que lo hubieran sido, tienen el derecho de vivir con la mayor dignidad posible una enfermedad tan cruel como es el cáncer, que además se encuentra en fase de extrema complicación y, posiblemente, gravedad.

Por ello, es simplemente un ejercicio de compasión pedir a los jueces que están instruyendo la causa que le mantiene en prisión preventiva el trato humanitario más adecuado para la complicada situación de salud por la que está atravesando. Si los informes médicos así lo determinan, lo más aconsejable sería que pudiese estar en su casa, en la situación de arresto domiciliario, con todas las cautelas y condiciones que se consideren oportunas, pero rodeado de su esposa, hijas, nietos y resto de familiares y sujeto a los mejores cuidados médicos que se le puedan proporcionar.

Lo deseable sería que la Justicia tuviera a su disposición mecanismos que permitan garantizar las más eficientes investigaciones de las causas, pero a su vez garantizar también los más elementales derechos fundamentales de cualquier persona y en este caso, de una persona afectada gravemente por una leucemia.

Así, nos queremos sumar a todos los que se han manifestado de una forma muy similar a ésta, desde todos los ámbitos políticos, periodísticos, médicos, judiciales, sociales, económicos y, en definitiva, simplemente humanos.