La situación sanitaria del expresidente de la Generalitat «convierten a Eduardo Zaplana en una bomba de relojería pudiendo sobrevenirle la muerte de forma súbita e inesperada». Así advierte el jefe de servicio de hematología y hemoterapia del hospital La Fe de València del estado de salud del exministro de Trabajo en un escrito dirigido al Juzgado de Instrucción 8 de València, responsable de la investigación del Caso Erial que mantiene al exjefe del Consell en prisión preventiva hace justo siete meses.

El informe, adelantado el lunes por «El periódico de aquí», refleja que el exministro «desde su ingreso en prisión, ha presentado grave deterioro del estado general, agravamiento sustancial de la enfermedad de injerto contra huésped [(EICH) rechazo de las células implantadas en un transplante de médula] » que Zaplana tenía cronificada, «además de dos procesos infecciosos» y sangrado del aparato digestivo. Por eso, justifican los médicos que le atienden, Zaplana permanece ingresado desde el 18 de diciembre para realizarle entre hoy y el jueves «una colonoscopia y esofagogastroscopia», que precisaban de un ingreso previo para preparar al paciente.

La explicación médica responde a un requerimiento del Juzgado de Instrucción 8 del pasado 20 de diciembre que solicitaba con carácter urgente la justificación del ingreso hospitalario de Zaplana y que fuera en La Fe y no en el Hospital General, donde existe una «unidad de custodia hospitalaria» o «unidad de acceso restringido», las salas habilitadas por Instituciones Penitenciarias en centros públicos para atender los ingresos de «pacientes privados de libertad». Al respecto, los responsables médicos de Zaplana responden que «las pruebas a realizar, así como cualquier consulta a facultativos especialistas de otras especialidades médicas y quirúrgicas a un paciente trasplantado deben ser realizadas en el centro en el que se realizó el trasplante o en un centro acreditado para realizar esta modalidad de transplante». Además, añaden que el tratamiento de rescate para «tratar la enfermedad del injerto contra huésped (el equivalente al rechazo del órgano trasplantado en una operación de corazón, hígado o riñón) no está disponible en el Hospital General». El tratamiento al que se le va a someter se denomina «fotoféresis extracorpórea» y consiste, explicado de manera muy sencilla, en extraer sangre del cuerpo para ser tratatada con luz ultravioleta y medicamentos que se activan con la exposición a la luz, para ser reinyectados en el cuerpo del paciente.

Debido a todos estos tratamientos Zaplana se encuentra en una habitación de aislamiento, como cuando fue trasplantado de médula, ya que su situación actual es «similar a la observada en los llamados 'niños burbuja'». No obstante, los médicos habían autorizado la presencia de un familar como acompañante. Una situación que no ha aprobado la titular del Juzgado de Instrucción 8 de València, según confirman fuentes del entorno del exministro. De hecho, añaden, la magistrada se interesa diariamente por la situación clínica de Zaplana porque si mejora volverá de inmediato al centro penitenciario de Picassent. Una colisión entre los criterios sanitarios y jurídicos que se entrechocan desde hace meses y que, hasta ahora, han mantenido a Zaplana en prisión por decisión del Juzgado de Instrucción 8 y la Fiscalía Anticorrupción, ratificada en cuatro ocasiones por los magistrados de la sección quinta de la Audiencia de València. La familia de Zaplana esperará ahora al resultado de las pruebas médicas y al nuevo informe médico para volver a solicitar la excarcelación del exjefe del Consell.