Isabel Bonig rebajó el tono en la última sesión de las Cortes antes de la Navidad y trató de «dulcificar» su imagen de dureza al mostrar desde el atril una caja con «deseos para todos» que contenía doce uvas, a las que acompañaban otras tantos propuestas para el próximo año. A saber: libertad en la educación, una sanidad sin listas de espera, agua para todos, una política social donde se atienda a todos, menos impuestos, una España unida, que todos tengan un empleo digno, una AP-7 gratuita, un gobierno para todos, un uso de la lengua sin imposiciones, unas ciudades limpias y prósperas y la eliminación de las tasas al turismo. Iniciativas clásicas del proyecto del PP. Bonig reclamó a sus compañeros de hemiciclo que cuando se tomen las uvas el día 31 de diciembre recuerden que el «adversario político no es enemigo y tiene derecho a ser escuchado» y aseguró: «Si lo hacemos, creo que 2019 será bueno para la Comunidad». «Llevamos mucho tiempo solo fijándonos en lo que nos separa y no en lo que nos une», zanjó.