Tuvo para Ciudadanos, para los dos partidos en el Consell (PSPV y Compromís) y para el gobierno socialista de España aprovechando la actual polémica por el trasvase del Tajo-Segura. La presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig, se puso ayer en «modo electoral» durante la comida de Navidad de su partido en Alicante y atacó al partido naranja por echarse atrás a última hora en el apoyo en el Congreso a la reforma del Estatuto de Autonomía para reclamar más inversiones, algo que Bonig valoró como un gesto en contra de los intereses de los valencianos. La número uno del PP autonómico lanzó sus dardos para intentar comerle espacio electoral valenciano al partido de Rivera y tiró de críticas a la decisión de Cs en el Congreso de no apoyar la modificación de la «claúsula Camps» del Estatuto de Autonomía que pide que las inversiones estatales sean acordes al peso poblacional de la Comunidad. La modificación fue aprobada en comisión por todos los grupos menos por Cs y esta a la espera de llegar al pleno. «Ha terminado primando los intereses de Madrid por encima de los de los valencianos. Tendrán que explicarlo», remarcó.

En este sentido dijo que la Comunidad Valenciana consiguió el jueves «algo muy importante gracias a todos los partidos, pero especialmente al PP por lograr no descafeinar lo que se aprobó en 2006 por unanimidad». Con la mirada también puesta en una de sus dianas -el Consell- la presidenta autonómica del PP atacó la gestión del gobierno valenciano, esta vez aprovechando las últimas discrepancias internas entre el PSPV y Compromís por el nuevo contrato de la Volvo. Tras los ataques a Cs por no haber defendido, a su juicio, el la exigencia de más inversiones en Madrid, Bonig repartió para el Consell y para el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, al que pidió que actúe «en defensa de los intereses de los valencianos y deje de minimizar las acciones radicales de los separatistas catalanes».

El papel de Bonig ayer situando al PP en la esfera de la salvación política de los problemas de la Comunidad cuando quedan menos de seis meses para las elecciones municipales y autonómicas de mayo fue solo el aperitivo de un discurso que se reforzará con la reactivación de la vida pública después de Navidad. Los populares atacarán a sus enemigos políticos a la derecha y a la izquierda con críticas como la falta de sensibilidad a los verdaderos problemas de la Comunidad sin detenerse ni un solo momento en una situación económica ruinosa en la que el PP dejó las arcas de la Comunidad tras 20 años de gestión sobre la que pasarán de puntillas.

En la comida, Bonig y otros cargos populares ya pedían a sus compañeros que aprovechen las fiestas junto a los suyos porque una vez se acaben las navidades llega el trabajo duro hacia la campaña de mayo para intentar recuperar gobiernos municipales y el Consell delante de un escenario electoral en el que ya no puede obviarse la presencia de Vox en el decorado de esos comicios como colaborador necesario del bloque que conforman el PP y Ciudadanos frente a los socios del Botànic. Y en ese modo electoral no podía faltar la guerra del agua, una fórmula que el PP ha resucitado en su discurso pese a que Bonig acusó ayer al gobierno del PSOE de reabrir «una vez más» el conflicto. «Ha tenido que ser el Partido Socialista el que haya vuelto a abrir la guerra del agua con las insinuaciones de acabar con el Tajo-Segura», aseguró ayer junto antes de entrar a la comida en un conocido hotel de la ciudad de Alicante. Expresó su apoyo a los agricultores que han protestado en València frente la conselleria de Agricultura por la «inacción» de la Generalitat, denunció Bonig.