Nadie pegó ojo anoche en Estrasburgo, corazón de la política europea, y donde el terrorismo ha vuelto a sacudir al mundo, en especial, a quienes allí residen, entre ellos los eurodiputados valencianos y su personal de confianza, desplazados a la ciudad francesa para asistir al pleno del europarlamento. A algunos, como a la socialista Inmaculada Rodríguez Piñero, el atentado le sorprendió en el edificio, donde quedo encerrada hasta altas horas de la madrugada; a otros, como al jefe de los populares europeos, Esteban González Pons o la diputada de EU Marina Albiol, en una cena. Y a otros, como Enrique Guerrero (PSPV) y Carolina Punset (ex de Ciudadanos) la suerte les acompañó al encontrarse ya en sus respectivas residencias cuando el terror se apoderó de unas calles que ellos mismos habían recorrido horas antes.

A González Pons la noticia le llegó en un restaurante en las afueras de la ciudad mientras celebraba la cena de Navidad del grupo. «Por desgracia no es la primera vez que me ha ocurrido algo así», explica en alusión al atentado de Bruselas. Preguntado por si sintió miedo, es rotundo: «En lo primero que piensas es en hacer recuento, en saber que tu gente está bien. Más que pánico lo que se desata es una red de solidaridad impresionante». Pons, en su calidad de alto responsable europeo, estuvo pendiente del personal del Parlamento. Regresó al hotel pasadas las cuatro de la madrugada y desde la siete estuvo atendiendo a los medios. Con la ciudad prácticamente en estado de sitio, volvió al Parlamento, donde ayer continuó el pleno; un intento de todos los europarlamentarios de devolver la normalidad.

La socialista Rodríguez Piñero fue la única eurodiputada valenciana a quien el atentado le pilló en parlamento, donde quedó atrapada hasta las dos de la madrugada y donde la información iba llegando con confusión, aunque con una instrucción clara: que no podrían salir hasta nueva orden del edificio. «Consternados por lo ocurrido, pero con la mayor templanza e integridad que hemos podido, el pleno continuó», cuenta la eurodiputada, quien pasadas las doce intervenía en el pleno para defender unas enmiendas a favor de los diseñadores valencianos. «Lo contario habría sido dar la razón al terrorismo», añade. Casualidades de la vida, a la misma hora del atentado, se debatía en comisión parlamentaria el informe europeo para luchar contra el terrorismo.

A Carolina Punset la suerte le vino a visitar, ya que tan sólo dos horas antes del tiroteo había paseado con su hijo pequeño por los mercadillos navideños, por las mismas calles en las que ocurrió la tragedia. «Mientras paseaba me llegó a cruzar el pensamiento de que, en un sitio así, con tanta multitud, algo podría ocurrir», admite. Se enteró ya en su apartamento. «La sensación era rarísima, de silencio absoluto en el edificio», prosigue. Y narra un episodio que, asegura, ha sido lo que más le ha marcado. «En el patio de mi edificio se congregó un grupo de personas, de aspecto islamista, que parecían celebrar algo. Dudé en llamar a la policía. No lo hice y sé que quizás estaba prejuzgando, pero en todo caso, descubrir que hay gente que se alegra de lo ocurrido, que exista esa maldad, me golpea», reflexiona. Punset, coincide con Piñeiro en un reflexión: el temor de dar aliento a la extrema derecha.

Al socialista Enrique Guerrero también le sonrió la suerte ya que escapó por los pelos de la tragedia. Por la tarde, había acudido al mercadillo navideño en un acción de apoyo a organizaciones humanitarias al ser ponente en la comisión de ayuda humanitaria. «Justo diez minutos antes de que pasara abandoné la zona y me fui caminado al hotel». «Tuve suerte, porque ni estuve retenido, ni tuve problemas en llegar al hotel, pero está claro que estamos en situación de riesgo», dice. Reclama más coordinación entre los países europeos.