Los tres partidos que componen el Consell del Botànic miran con perplejidad cómo un escenario que no contemplaban empieza a tomar forma delante de ellos. Uno en el que, además, sus figurantes están por la labor de formar o, al menos, no lo rechazan de primeras.

Se trata de pactar con la extrema derecha del espectro político, encarnado en Vox, y las respuestas de PP y Ciudadanos, por ahora, son vagas. «El voto es muy volátil y puede pasar cualquier cosa en seis meses», aseguran en el PP; «es muy pronto todavía», responden en Cs. De hecho, ambos partidos alegan que no se puede hablar de «política ficción» ni trabajar sobre hipótesis hasta que no estén los hechos «encima de la mesa», como dijo ayer la popular Eva Ortiz, quien aseguró que están dispuestos a hablar con cualquiera, como ya hacen con Podemos y las enmiendas que sacan adelante pese a ser un partido «en el otro extremo ideológico», explicó la diputada oriolana.

La falta de contundencia de la derecha evidencia un coqueteo al que la izquierda asiste con preocupación. El PP y Ciudadanos han encontrado en la opción de Vox un comodín para intentar darle la vuelta a la batalla por el Consell. El PSPV, Compromís y Podemos responden con rotundidad sobre si en algún caso podrían trazar una alianza con Vox. «Jamás», dice el socialista Manolo Mata. «No, nunca», dice Ferri. «En ningún caso», zanja Estañ.

De hecho, ayer Fran Ferri, síndic de Compromís en las Cortes, hizo suya la causa contra la extrema derecha cuando declaró ante los medios de comunicación que en caso de que Vox entrara a gobernar, «yo, como persona homosexual, estaría señalado». Y no solo eso porque junto al colectivo Lgtbi, las mujeres también serían otras de las perjudicadas: «¿Quitarme derechos a mí o a las mujeres maltratadas resolvería el problema de la gente?» se preguntó el parlamentario Fran Ferri.

Cuestionados abiertamente sobre si consideran a Vox un partido de la derecha radical, en el PP tiran balones fuera porque creen que los clichés y las etiquetas no son buenas, aunque sí reconocen que son una fuerza «situada a la derecha del PP». En Cs replican la postura de Albert Rivera: evitar responder. «Yo sé lo que es Cs, un partido liberal, progresista, constitucionalista y europeísta. No le vamos a hacer campaña a otros partidos que no tienen representación en las Corts», dice la diputada Mari Carmen Sánchez.

Para Podemos no hay vuelta de hoja: Vox es el discurso del PP y Ciudadanos convertido en partido y tiene «todos los ingredientes» para ser de ultraderecha» por lo que Compromís califica de «impresentable» que en Andalucía ambos partidos se planteen pactar con la formación que dirige Santiago Abascal, igual que en el PSPV, que les gustaría ver una alianza andaluza donde no se atente contra la Constitución. Por contra, Eva Ortiz llama respetar la voluntad de la gente, mientras que Mari Carmen Sánchez pide «responsabilidad» para propiciar el cambio que solicitan los ciudadanos».