Al PP le empieza a faltar más banquillo después de cuatro años penando en el frío de la oposición. El presidente de los populares alicantinos, José Císcar, ha consumido el primer plazo para intentar cubrir la baja del coordinador provincial del PP -un puesto clave en el engranaje de los populares máxime en víspera electoral- sin encontrar un sustituto de garantías para Rafa Candela, hasta ahora el jefe del «aparato» del partido y que, como adelantó este periódico, ha decidido abandonar la política después de 15 años como cargo institucional y orgánico. La baja de Candela a seis meses justos de las elecciones municipales y autonómicas -salvo que el presidente Ximo Puig decida adelantar esos comicios- es un varapalo para Císcar. No sólo era su persona de confianza. Era también el dirigente que estaba destinado a llevar el peso de esa larga y dura carrera hasta la cita electoral.

Su marcha está marcada por una decisión de corte personal pero, a la vez, evidencia el incierto futuro electoral que tiene el PP en la Comunidad Valenciana, especialmente en la batalla por la Generalitat. Unas dudas que se han acrecentado en las últimas semanas con otra marcha. También ha decidido dar un paso atrás Luisma Pizana, uno de los valores de los populares en Torrevieja y presidente provincial de Nuevas Generaciones. En la dirección alicantina del PP desvinculan estas renuncias del futuro en las urnas pero, sin embargo, lo cierto es que la baja de Candela coloca al presidente provincial del PP en un escenario muy complicado. Tiene que buscar con un margen de tiempo limitado a una persona que lleve con solvencia el «día a día» de un partido como el PP. No lo tiene nada fácil.

Lo cierto, de hecho, es que, desde que se anunció la marcha de Rafa Candela de la actividad política, Císcar se ha mostrado incapaz de encontrar un relevo. En principio, la idea del hasta ahora coordinador provincial del PP -una tarea que también ejercía en el grupo de la Diputación como asesor de César Sánchez- era abandonar el puesto coincidiendo con el final de este mes. Con lo cual hoy se hubiera tenido que producir su relevo por otra persona. Pero ese movimiento de fichas dentro del PP se va a posponer. En principio, Candela va a continuar hasta el próximo día 10 de diciembre, una vez pasado el «puente» de la Constitución y la Purísima. Eso concede a Císcar un margen extraordinario de tiempo para encontrar una salida a un relevo que se ha enquistado. Al presidente provincial del PP no le agrada ninguno de los perfiles que ha valorado hasta aquí.

Y no tiene sencillo encontrarlo. No hay ahora mismo en las filas del PP nadie que se pueda dedicar en cuerpo y alma a la coordinación del partido, dirigir la campaña electoral y, al tiempo, disponer de un grado de conocimiento de la organización suficiente como para tomar el mando de la «fontanería» para conformar el grueso de las candidaturas electorales, un trabajo que ya es inminente a la vuelta de las vacaciones de Navidad. Máxime cuando la idea de Císcar es que la persona que pueda hacerse cargo de todo ese volumen de trabajo clave para la campaña electoral del PP no sea candidato, ni diputado en las Cortes, ni tampoco ocupe un escaño en la Diputación. No quiere el presidente provincial del PP que las obligaciones institucionales le «distraigan» de una tarea decisiva para esos comicios municipales y autonómicos. Así que, en estos momentos, no está descartado ni siquiera que Císcar reparta las funciones de Candela entre varios miembros de su ejecutiva y que, por tanto, ese puesto de coordinador general quede vacante. De momento, mira al banquillo y no tiene a nadie.